Dora Pérez Sáez - Juventud Rebelde.- «Robertico es un niño como la mayoría de los muchachos cubanos: despierto, inquieto y juguetón en sus diez años de edad. Pero él “tiene sus leyes”», asegura Madelaine García, su joven mamá.
«A los hijos hay que guiarlos, educarlos y cuando se comportan mal, regañarlos… aunque con Robertico la situación es difícil, pues él sabe defenderse muy bien.
Hace unos días le pedí que fuera a buscar el pan, y me contestó: “Mamá, a esta hora yo estoy viendo los muñequitos”. Y era cierto, empezaba la tanda infantil.