Tadeo Sevilla - inSurGente.- Cuando en Noviembre de 1965, en la segunda sesión del Congreso de los Estados Unidos de Norteamérica se aprobó la Ley Pública No. 89-732 conocida como Ley de Ajuste Cubano, puesta en vigor en 1966, se firmaba una de las más criminales leyes destinadas a destruir la Revolución, usando como recursos la desestabilización, la fuga de “cerebros” y la incitación a una emigración ilegal en desbandada que pusiera en entredicho la credibilidad ante el mundo de las autoridades de la Habana. Una ley que daba -y da-  preferencias migratorias a quien decidiera abandonar la isla, siempre que su acción constituyera una daño a la Revolución Cubana.


La vías migratorias se convirtieron en canales confiables para arreciar la guerra del Imperio contra una pequeña isla del Caribe que decidió gobernarse por si sola y defender su autodeterminación y su independencia. Vías que permitieron, en un primer momento, proteger a esbirros y asesinos de la derrocada y sangrienta dictadura de Fulgencio Batista y a toda una laya de estafadores, ladrones del tesoro nacional y explotadores del pueblo que pusieron pie en polvorosa ante el empuje de los tribunales revolucionarios que aplicaban la justicia reclamada por las masas populares.

Después vendrían las crisis migratorias, -Camarioca en 1965, puente del Mariel en 1980 y la Crisis de los Balseros por Guantánamo en 1994- como consecuencia de la suspensión por parte de los norteamericanos de un flujo normal y organizado de emigrantes desde la Isla. Se necesitaba orquestar una campaña de descrédito contra Cuba y para ello utilizaban -y utilizan- como “conejillos de indias” a los que siguen creyendo en el “sueño americano”, sin darse cuenta que para muchos incrédulos que siguieron los cantos de sirena, este se ha convertido en la “pesadilla americana”.

Secuestros de aviones y embarcaciones marítimas, deserciones en diferentes países, oleadas de irresponsables que se lanzan al mar en pequeñas y frágiles embarcaciones a riesgo de sus vidas por incorporarse al “american way of life”. Acciones alentadas desde los Estados Unidos a través de los medios de comunicación masiva que arremeten contra Cuba en una de las más brutales guerras electrónicas que haya conocido país alguno, donde enseñan la cara engañosa de una sociedad de consumo corrompida por el dinero, como alternativa a la vergüenza de un pueblo que se enfrenta estoico a los embates de un bloqueo económico y comercial que dura casi media centuria, destinado a matar de hambre a una Revolución Socialista que se niega a ponerse de rodillas frente al Imperio más poderoso del mundo.

El pasado 3 de mayo, nuevamente Cuba sufrió las consecuencias de esta Ley Asesina. Dos soldados desertores del Servicio Militar en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, inspirados en la posibilidad de llegar a suelo norteamericano, trataron de secuestrar una aeronave civil en las instalaciones del Aeropuerto Internacional José Martí en la capital cubana, asesinando vilmente al teniente coronel de las Fuerzas Armadas cubanas Víctor Ibo Acuña Velásquez, a quien tenían como rehén junto a otros civiles.

Una triste, pero buena manera de que el mundo conozca la verdadera calaña de esto asesinos que luego aparecen frente a las cámaras y micrófonos de la mafia de Miami, presentándose como “perseguidos políticos” y “víctimas inocentes del comunismo”, cuando realmente son individuos sin escrúpulos, capaces de arrancarle la vida a quien se interponga en su camino de llegar a las tierras de “libertad”, donde los dólares marcan las pautas de la vida.

Estos dos criminales mancharon sus manos de sangre joven en aras de alcanzar un futuro incierto. El 29 de abril echaron a andar su siniestro plan de abandonar el país, fugándose del campamento militar donde cumplían su Servicio Militar, después de asesinar a mansalva al joven recluta Yoendris Gutiérrez Hernández que estaba de centinela, e hiriendo a otro combatiente y robándose dos fusiles automáticos AK-47.
En la madrugada del 3 de mayo, después de secuestrar un ómnibus de transporte urbano y tomando de rehenes a varios pasajeros entre los que se encontraba el Teniente Coronel Acuña Velásquez, entraron violentamente en las instalaciones del Aeropuerto Internacional José Martí, abordando un avión estacionado en la pista que estaba sin pasajeros ni tripulación.

Ya en la aeronave, y ante la resuelta actitud del oficial cubano, quien a pesar de estar desarmado trató de evitar el secuestro del avión, los dos terroristas decidieron darle muerte, lo que provocó la rápida y efectiva acción de las fuerzas del Ministerio del Interior cubano, evitando más muertes de civiles inocentes y la consumación del hecho terrorista.

Cuba llora a dos de sus mejores hijos. Las madres y los familiares de los criminales también sufren por las consecuencias de una acción terrorista sangrienta que, sin lugar a dudas, recibirá como castigo todo el peso de la justicia. Pero los Estados Unidos hacen oídos sordos a tanta desgracia y sigue alentando a elementos como estos, que recibirán el premio de la libertad por sus sangrientas acciones al llegar a tierras norteamericanas.

Por muchos años Estados Unidos, con su actitud “pasiva” ante los malhechores y terroristas y con los beneficios que otorga la Ley de Ajuste Cubano al ofrecer garantías migratorias a los transgresores de leyes, incluso internacionales, sigue alentando estas acciones criminales.
Desde el mismo inicio de la Revolución Cubana en 1959 comenzaron los secuestros de aeronaves cubanas alentados por Estados Unidos. El 16 de abril un DC-3 que cubría la ruta entre La Habana e Isla de Pinos fue obligado a aterrizar en Miami por los esbirros batistianos Leonardo Serrate y los hermanos Alfredo, Rolando y Jesús Masón Sánchez. Nueve días más tarde, otro DC-3 es secuestrado y conducido a Miami por Antonio Rodríguez Díaz. El 14 de julio un DC-3 de la Fuerza Aérea Revolucionaria es secuestrado por Silvio Águila Entenza, Cándido Baldrich, Ezequiel Paula y Romero García y obligado a aterrizar en Miami. El 2 de octubre secuestran una aeronave que volaba entre La Habana y Santiago de Cuba, obligándola a aterrizar en Miami por secuestradores armados de pistolas y granadas. El 8 de octubre, otro DC-3 es conducido a Miami por contrarrevolucionarios armados.

En 1960 fue secuestrada una avioneta Piper en la localidad habanera de San Nicolás de Bari y conducida al sur de La Florida. El 5 de julio fue desviado de su ruta un Britania procedente de Madrid que volaba a La Habana. El 25 de septiembre, secuestran un avión Super Crucer en Ciego de Ávila, conduciéndolo a Cayo Hueso. El 14 de octubre cuatro avionetas Piper dedicadas a labores agrícolas son robadas en la provincia de Matanzas y conducidas por sus secuestradores a Estados Unidos. El 29 de octubre, durante el secuestro de un DC-3, es asesinado el custodio del avión, Cástulo Acosta Hernández y heridos Candelario Delgado Ruiz, piloto de la nave y Argelio Rodríguez Hernández, un niño de 14 años que viajaba como pasajero. El 29 de noviembre es secuestrado en Matanzas un avión PA-18 dedicado a la agricultura y conducido a un aeropuerto norteamericano. El 8 de diciembre, intentan secuestrar en pleno vuelo un DC-3 de Cubana de Aviación donde resultan asesinados el piloto Francisco Martínez Malo y un pasajero, hiriendo al copiloto y al sobrecargo de la nave.

El 8 de febrero de 1961 es secuestrada y conducida a La Florida la avioneta Piper PA-18. El 14 de abril, un avión de Cubana de Aviación que volaba entre La Habana y Montreal es desviado de su ruta, obligado a aterrizar en el aeropuerto de Jacksonville, en La Florida. El 3 de julio, el piloto Heriberto Toledo Soler secuestra una avioneta PA-18 y la conduce a la fuerza a Cayo Hueso. En este mismo mes, es herido de gravedad Castor Carmenate, escolta del avión DC-3 que volaba entre La Habana y Camagüey que fue desviada rumbo a Estados Unidos. El 9 de agosto fueron vilmente asesinados el piloto Luis Álvarez Regato y el custodio Silvino Rómulo Sánchez Almaguer, durante un intento de secuestro de un avión C-46, en ruta entre La Habana e Isla de Pinos. En septiembre, cuatro avionetas, destinadas a labores agrícolas son secuestradas y llevadas a Estados Unidos. También secuestran un PA-18. El 1 de noviembre secuestran un avión Sterman en Guantánamo y el 2 de diciembre,  el piloto René Travieso secuestra un avión Cessna en Pinar del Río para llegar a Estados Unidos.

En 1962 fue secuestrado un C-46 y conducido a Estados Unidos. En julio se roban un avión Sterman, aterrizando en Jamaica. El 17 de julio el piloto Julio Valdés secuestra un avión AN-2  y lo hace aterrizar en Cayo Hueso. Cinco días después, otro avión AN-2 es secuestrado y conducido a Jamaica. El 4 de septiembre es secuestrado un avión Curtis de una base militar en La Habana y llevado a Cayo Hueso.

En 1964 es secuestrado en La Habana un avión PA-22 aterrizando en la Florida. El 13 de octubre, el piloto Argentino Pérez Serrano, secuestra un avión AN-2. El 16 de noviembre, los pilotos Ángel Pedrares y Rodovaldo Cabezas secuestran un AN-2 en Matanzas y lo conducen a Cayo Hueso. El 29 de abril de 1965, se frustra un intento de secuestro de una nave comercial por parte de un prófugo de la justicia que asesinó a un oficial cubano.

El 27 de marzo de 1966 Ángel María Betancourt Cueto, ingeniero de vuelo, asesina en plena travesía al piloto Fernando Álvarez Peña y al escolta Edor Reyes Martínez, en un frustrado intento de secuestro de un avión IL-18 que volaba entre Santiago de Cuba y La Habana, donde también resultó herido el copiloto Evans Rosales. El 8 de julio del propio año, fue asesinado el custodio Elúcido Torres y herido el piloto de una nave secuestrada en Bayamo y llevada a Jamaica. Otro avión de Bayamo fue secuestrado y conducido a Jamaica el 15 de julio de 1966.
El 15 julio de 1968 un avión AN-2 fue secuestrado en la provincia de Oriente aterrizando en Jamaica. El 15 de agosto, el piloto de un avión AN-2 secuestra la nave en Matanzas y aterriza en el aeropuerto de Homestead, en el sur de La Florida.

El 26 de septiembre de 1969 aterriza en Jamaica un avión secuestrado en Cuba y el 5 de octubre, un piloto desertor de la Base Aérea de Santa Clara, en el centro de la isla, aterriza en el aeropuerto de Homestead, Estados Unidos, con un avión de combate MIG-17. El 14 de octubre, durante un intento de secuestro, son heridos dos soldados que custodian el Aeropuerto Internacional de Varadero.

El 11 de julio de 1971 es asesinado el jefe de la unidad de Cubana de Aviación en Cienfuegos Reinaldo Naranjo Leiva y herido el teniente José Fernández Santos al estallar una granada en pleno vuelo, durante un intento de secuestro de un avión AN-24.

El 10 de marzo de 1987, durante la intentona de secuestro de un avión AN-24 que volaba de La Habana a Nueva Gerona, resultaron heridos trece pasajeros al estallar una granada lanzada por los secuestradores. Gracias a la acción de los tripulantes y los pasajeros, fue impedida la consumación del secuestro. El 28 de mayo de este propio año, fue secuestrado en La Habana un avión Cessna y trasladado a Boca Chica, en Estados Unidos.

El 26 de diciembre de 1990, fue secuestrado en la provincia de Las Tunas un avión AN-2 aterrizando en la Base Naval norteamericana de Guantánamo y el 20 de marzo de 1991, un piloto desertor de la Base Aérea de Santa Clara secuestra un MIG-23 de combate y se traslada a Estados Unidos. El 19 de junio secuestran un avión AN-2 en la provincia de Matanzas, conduciéndolo al sur de La Florida. El  4 de febrero de 1992, es secuestrado en Sancti Spíritus un avión M-18A con destino a Miami y el 30 de septiembre otra nave M-18A es robada en Camagüey y conducida a la isla Andros. El 29 de diciembre, un avión AN-26 de la línea Aerocaribean con 47 pasajeros a bordo, es secuestrado en pleno vuelo y conducido a Miami.

El 22 de abril de 1993 secuestran en Camagüey un avión M-18, aterrizando en Cayman Brag. El 15 de noviembre un avión AN-2 es secuestrado y conducido al aeropuerto de Opalocka, en Miami. El 8 de mayo de 1994 llega a Miami secuestrado un AN-24 y el 12 de junio es secuestrado en Pinar del Río un avión AN-2 aterrizando en Boca Chica, Estados Unidos. El 10 de agosto secuestran en Matanzas un avión AN-2.

El 8 de julio de 1996, un terrorista contrarrevolucionario secuestró a punta de pistola un avión AN-2 en la ciudad de Santiago de Cuba, conduciéndolo a la Base Naval norteamericana de Guantánamo. Este personaje que puso en peligro la vida de pilotos y pasajeros fue “absuelto” por una Corte norteamericana. El 16 de agosto de este mismo año, una avioneta de la Empresa Nacional de Servicios Aéreos cubanos fue obligada a cambiar el rumbo por un grupo de contrarrevolucionarios armados de pistolas y cuchillos. Después de un amarizaje forzoso frente a las costas norteamericanas de Fort Meyers, un guardacostas de Estados Unidos realizó las actividades de salvamento, quedando en “libertad” los secuestradores.

El 19 de septiembre del 2000 secuestraron un avión AN-2 con nueve personas a bordo. La aeronave cayó al mar y murió uno de sus ocupantes. El 11 de noviembre del 2002, otro avión AN-2 fue secuestrado y conducido a La Florida. El 19 de marzo del 2003, un avión de pasajeros con 36 personas a bordo que cubría la ruta de Nueva Gerona a La Habana fue secuestrado en pleno vuelo, aterrizando en Cayo Hueso.

El 31 de marzo del propio año, otro avión comercial DC-3 cubriendo la misma ruta, también fue secuestrado y conducido a la fuerza a Cayo Hueso. El 10 de abril del 2003, se frustra en el aeropuerto de Nueva Gerona un intento de secuestro donde participaban varios delincuentes armados de un fusil AK-47 y cuchillos que planificaban tomar como rehenes a los pasajeros para desviar la nave a Estados Unidos.
Más de medio centenar de secuestros aéreos se han producido en estos 48 años, en su gran mayoría con destino a los Estados Unidos, provocando daños a la economía por casi tres millones de dólares, más de la mitad de las aeronaves secuestradas han sido “confiscadas” injustamente por la justicia norteamericana y con un costo humano que supera una decena de víctimas fatales y varias decenas de heridos a manos de inescrupulosos asesinos y delincuentes que solo han soñado con alcanzar suelo de Estados Unidos.

El incidente del 3 de mayo pasado, es solo una muestra de lo que realmente inspira -y a quienes inspira- la Ley de Ajuste Cubano. La opción ilusa de encontrar un mundo de “lentejuelas” esperando con los brazos abiertos. A fin de cuentas, a esta gentuza que no tiene escrúpulos para matar, poco le interesa vivir como ciudadanos de segunda en tierras extrañas, y con la vergüenza de llevar sobre las espaldas la ignominia de renegar a su Patria a cambio de un plato de lentejas.

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