Algunos cubanos que un día hicieron las maletas rumbo a destinos foráneos, las están haciendo otra vez, pero de vuelta a casa...


Igor Guilarte Fong - Cubahora

Saldos Migratorios en Cuba vs Nacimientos

  • Entre 1930 y 1950: Más de 35,145 personas
  • 1960: -62 379 personas / 211 000 nacimientos
  • 1961: -67 468 personas/ 232 000 nacimientos
  • 1962: -66 000 personas/ 249 000 nacimientos
  • Principales éxodos migratorios

  • Camarioca, 18 de septiembre de 1965 a 1971: 268 mil personas
  • Mariel, 15 de abril a 31 de octubre de 1980: 125 mil personas
  • Crisis de los balseros, 1994: 32 699 personas
  • Cubanos hay por todo el orbe. Y no es exageración. Según registros consulares existe presencia de antillanos mayores en unas 120 naciones, y en al menos 70 de ellas han logrado constituir colonias de importancia.

    Tres razones fundamentales pueden explicar ese proceso migratorio que por momentos cobró carácter masivo, e incluso llegó a escalas de crisis. Por tradición histórica, Cuba ha sido un país de fuerte tendencia migratoria. Quién sabe si hasta la propia naturaleza insular infunde en sus habitantes la necesidad de “conocer otro mundo”. No estaría mal —si es que no está hecho— realizar un estudio socio-psicológico sobre esa hipótesis. Pero de vuelta a los orígenes, basta recordar la célebre emigración criolla del siglo XIX que organizada por Martí sostuvo la guerra del 95. Por otra parte, para 1959 la isla tenía el segundo lugar del continente —detrás de México— en la emisión de personas rumbo a Estados Unidos.

    La aplicación de sanciones económicas por ese gobierno contra la Perla de las Antillas, a partir del mismo triunfo revolucionario, las cuales se agudizaron al decretarse el bloqueo económico en 1962, delinearon un escenario de restricciones severas para el pueblo. El tercer factor decisivo fue la Ley de Ajuste Cubano, vigente desde 1966, y que ante las difíciles condiciones de vida ya referidas llega a estimular significativamente las salidas ilegales y el tráfico humano.

    Sin embargo, a pesar de las vicisitudes cotidianas comunes en un país que busca el camino al desarrollo, y aun bajo la persistencia de las citadas sanciones unilaterales, la mayoría de los cubanos mantienen su apego al terruño que los vio nacer. Esos sentimientos de arraigo, junto a la apertura de nuevas oportunidades en materia económica, la seguridad y la estabilidad socio-política que caracterizan el panorama actual de la isla; asimismo el cese de la política de pies secos-pies mojados y los trances que a veces enfrentan los criollos para conseguir feliz residencia en el extranjero, figuran entre las causas para que muchos cubanos que un día hicieron las maletas hacia lejano destino, las estén haciendo otra vez, pero de vuelta a casa.

    OJOS QUE TE VIERON IR, OJOS QUE TE VERÁN VOLVER

    Con el propósito de examinar el impacto de las modificaciones a la Política Migratoria vigente y la actualidad de las dinámicas migratorias de Cuba, la Mesa Redonda le dedicó al tema una de sus emisiones del pasado mes de junio. Al realizar su intervención, el máster en ciencias Juan Carlos Alfonso Fraga, director del Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información, habló de disminución del saldo migratorio externo del país y de crecimiento en el número de cubanos reasentados.

    “Es un saldo negativo, pero ha disminuido. Desde el año 2013 al 2016 —entre las entradas de cubanos y extranjeros que decidieron establecerse en Cuba y las salidas— el saldo es de menos 36 000 personas en total; sin embargo esa misma cifra era el promedio anual antes de la aplicación del Decreto Ley 302, de enero de 2013. Otro elemento importante a destacar en el periodo es el aumento de la cantidad de personas que han venido a residir de manera permanente en Cuba”, expresó.

    Sobre este particular, el especialista afirmó más adelante que durante el año pasado 14 000 personas decidieron anidar de manera permanente en Cuba. “Son de todas las edades y de ambos sexos, aunque hay una preponderancia de personas mayores de 50 años. Estas cifras develan una de las tasas más altas de los últimos años, cuya tendencia se mantiene en el 2017. Se trata de cubanos reasentados y de extranjeros”, especificó.

    Dicha idea la reforzó el también panelista Ernesto Soberón Guzmán, director de Asuntos Consulares del Ministerio de Relaciones Exteriores. “La cifra de los reasentados en Cuba el año pasado es superior a la cantidad de personas que solicitaron su residencia permanente entre 2013 y 2015, lo cual indica el creciente interés de los ciudadanos cubanos en volver a su patria, que no les impide, posteriormente, viajar al exterior”, explicó el funcionario.

    Según trascendió en el programa televisivo, más de 670 000 ciudadanos consumaron al menos un viaje al exterior en los últimos cuatro años (de 2013 a diciembre de 2016). El 78 % de ellos lo hizo por primera vez y solo un 9 % decidió no regresar al país dentro del plazo establecido de los 24 meses; o sea, emigró. Esto sustenta la teoría de la llamada circularidad del éxodo nacional. Hoy los cubanos no viajan en estampida para “quedarse”, sino que van y vienen… y van.

    En esencia, las nuevas medidas que se han venido implementando en el patio —como la liberación de la gestión por cuenta propia o la reforma a la ley migratoria— han contribuido a reducir de manera considerable las partidas definitivas, y a incitar a que buen número de cubanos radicados en lares foráneos decida la variante del retorno para rehacer vida en su tierra natal.

    ¿VOLVER AL EDÉN?

    Cubanos en importantes cantidades están volviendo de distante ribera, como diría el poeta matancero.

    “Me fui para Estados Unidos porque a mi mujer le salió ‘el bombo’, pero tuve demasiado tiempo afuera. Estoy algo cansado y viejo. Así que antes de volverme una carga para mis hijos y ya que se puede, preferí regresar”, confiesa Miguel, de 76 años. No es el único. Dentro de esos 14 000 cubanos citados que eligen el reasentamiento predomina el grupo generacional que supera los 50 años. Tampoco es una decisión desatinada. Aquí se puede vivir holgadamente con las pensiones de retiro que se cobran allá y, por supuesto, acogerse a los beneficios de la atención médica. Nunca es tarde si la dicha es buena, reza un proverbio callejero; y algunos parecen tenerlo claro.

    También vuelven otros —menos viejos— porque simplemente no les “cuadró” aquello, no quisieron trabajar o no se adaptaron a sobrellevar actos de discriminación y explotación laboral. No olvidar que muchos, reprimidos por necesidades materiales, se lanzan al vuelo confundidos por los típicos cantos de sirenas, y cuando aterrizan, entienden que la realidad puede ser distinta a lo soñado.

    A juzgar por los motivos que los impulsan a optar por el retorno, pudieran “clasificarse” varios tipos de reasentados. Está el que regresa por problemas de salud o de otra índole personal, el derrotado o avergonzado por no haber podido “triunfar” en el primer mundo, el que lo “mata” la nostalgia, el arrepentido por el tiempo que transcurrió separado de la familia y haber estado ausente cuando la niña cumplió los quince o cuando murió el viejo, el que trae una mano delante y otra atrás por haberlo hipotecado todo en el empeño.

    Pero igualmente está el que regresa con incuestionable solvencia económica que le facilita adquirir propiedades y otros bienes materiales, e invertir en un negocio. “Viví un año en Italia pero no me acostumbré al clima ni al abuso hacia nosotros los latinos. Trabajé en lo que pude menos en mi profesión de ingeniero, pero pude volver con el capital suficiente para comprar un carrito con el que tirar pasaje”, apunta Leonardo, de 34 años.

    Dentro de este último grupo, sin dudas, puede derivarse una “subclasificación” especial de reasentado: el que va-y-viene-y-va. Es aquel que no abandona “del todo” su ciudadanía y patrimonio adquiridos en el país donde ha morado tantos años de su vida. En estos casos, cabría preguntarse entonces, si verdaderamente vienen con la aspiración de reintegrarse “de a lleno” en Cuba.

    Unos que vienen, otros que van; es el flujo natural y constante de los seres humanos. Los cubanos no están de espaldas al ejercicio de ese derecho universal. Por X o por Y salen a “conocer mundo” o para materializar anhelos personales de prosperidad. Para unos Cuba es un “nunca-jamás”, para otros es un paraíso. Lo cierto es que allende los mares, no es secreto, “Cuba se extraña”.

    Emigración
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