Unos 800 haitianos y haitianas recalaron en Caibarién, Villa Clara. Foto: Máximo Luz.


Recala en Caibarién embarcación con unos 800 migrantes haitianos

Cubadebate - Video: Canal Caribe / TV Cubana.- En horas de la mañana de este 24 de mayo una embarcación con más de 800 personas procedentes de Haití y que tenía como objetivo llegar a territorio estadounidense, recaló en las costas del municipio de Caibarién, en la provincia de Villa Clara.

En cumplimiento de las normas internacionales, las autoridades cubanas procedieron de inmediato a brindarles atención médica y ayuda humanitaria.

El numeroso grupo de emigrantes haitianos fue alojado temporalmente en uno de los campismos de Sierra Morena, en Corralillo, donde continuarán recibiendo todas las atenciones necesarias.

Mientras tanto, las autoridades cubanas continúan los contactos con el Gobierno de Haití para asegurar el retorno seguro y voluntario de estas personas hacia su país, en concordancia con los acuerdos internacionales sobre migración de los que Cuba es firmante.

(Información de Telecubanacán)

Ayuda humanitaria cubana: la historia de una foto

Vladia Rubio / CubaSí

Cuando el teléfono de Duniesky Olivera Pérez timbró ayer en la mañana avisándole que hacía falta su presencia, ni remotamente este doctor y socorrista podía imaginar que hoy sería noticia.

Sin embargo, las redes sociales se han encargado de hacer viral en Cuba varias fotos en las que aparece llevando en brazos a una bebita haitiana de unos quince días de nacida.

La historia

La cercanía a las costas de Caibarién, Villa Clara, de una embarcación con más de 840 inmigrantes haitianos, entre ellos 70 niños —tres lactantes— y 97 mujeres, dos de ellas embarazadas, activó los preparativos. El navío, que pretendía llegar por vía irregular a EE.UU., fue sorprendido por las condiciones adversas para la navegación que lo llevaron hasta aguas territoriales cubanas, donde solicitaron la ayuda a las Tropas Guardafronteras.

Cuatro unidades de superficie de Guardafronteras con personal médico a bordo acompañaron a la embarcación en que viajaban los haitianos en total hacinamiento, hasta su desembarco en un punto seguro en la Villa Blanca, donde recibieron los primeros auxilios, alimentos, agua y otras atenciones, reportó Máximo Luz, de CMHS Radiocaibarién.

Entre los combatientes del MININT, el personal de Salud Pública, los rescatistas de la Cruz Roja, cuadros y funcionarios de las organizaciones políticas y de otras entidades en el territorio que les recibieron para brindar ayuda humanitaria estaba el doctor Duniesky; era la primera vez que tomaba parte en un acontecimiento de este tipo. 

Pero eso no quiere decir que sea novato en estas lides. Con 40 años y un entusiasmo siempre a cuestas y sin calendario, desde hace cerca de 20 años es miembro voluntario de la Cruz Roja, y en particular del GEO de Caibarién: Grupo Especializado en Operaciones de Socorro.

Así cuenta en exclusiva a CubaSí, y agrega:

«Para mí fue una experiencia tremenda porque no sabíamos en las condiciones en que venían, la embarcación era insuficiente para tantos, aunque no pequeña, y en ella venía esa bebé de apenas 15 días que recibí.

«Por suerte venía bien. En un examen inicial vi que estaba hidratada, nutrida, y luego de ese primer chequeo, la llevé al puesto médico donde la pediatra ya la evaluó más detenidamente y, al comprobar que no había problemas, fue entregada a su mamá para continuar rumbo al campamento temporal».

Una doctora que había cumplido misión en Haití y conocía el creole servía de intérprete, pero Duniesky no tuvo oportunidad de intercambiar con la joven mamá de la niña, quien no estaba en buenas condiciones y había permanecido en el interior del barco mientras la tía de la menor se ocupaba de la recién nacida.

Graduado como médico en 2010, este especialista en Medicina General Integral y emergencista asegura que «siempre es impactante, más cuando se trata de un niño, pero por mi profesión estoy acostumbrado a recibir casos en delicado estado de salud en el Cuerpo de Guardia del Hospital General Docente Municipal de Caibarién».

El mejor premio

Nada le obliga a brindar estas ayudas, solo «el deseo de servir a los demás» es su brújula, que igual lo hizo ser médico que socorrista.

«Es muy gratificante saber que una acción de uno haya podido aliviar el sufrimiento de otra persona. Más grandes nos hacemos mientras más ayudamos a los demás», asegura sin énfasis grandilocuentes ni postura de orador, conversando con esa naturalidad del cubano y como quien habla de lo más común.

Interrogado por la reportera responde que no, que aunque ha tomado parte en diversos rescates, nunca ha recibido un premio o condecoración.

«Y nunca lo he esperado. Mi recompensa es solo saber que yo pude ayudar a alguien, que esa persona sintió un alivio, aunque para mí haya requerido mucho o poco trabajo. Darle mi mano y que se sienta ayudado es el mejor premio».

Ese deseo de ayudar fue el que le hizo no perder un segundo en prepararse cuando fue llamado a alistarse por si era necesario acudir a brindar ayuda en los rescates del siniestrado hotel Saratoga. Finalmente, no fue necesaria su participación, pero la mochila ya estaba lista.

Animado por ese mismo espíritu de estar siempre preparado para ayudar, el domingo anterior al recalo del buque con los haitianos, el doctor había tomado parte en el ejercicio Meteoro 2022.

Además, espeleólogo

Para hacer aún más singular su historia, resulta que el doctor es también espeleólogo, miembro de la Sociedad Espeleológica de Cuba, combinando así su amor al prójimo con el amor a la naturaleza.

«Esa vocación la llevo junto a la que siento por la Medicina. Desde el preuniversitario un amigo me embulló y siempre me gustaron las cuevas, esa posibilidad de estar en espacios a los que pocos pueden llegar. 

«Es muy vivificante estar allí. Cuando uno anda sobrecargado de trabajo necesita desconectar; no hay como irse a una cueva y disfrutar de la tranquilidad.

«¿Los murciélagos? Ellos nos temen más a los humanos de lo que nosotros a ellos, que muchas veces son asociados con algo tenebroso, y se les trata de matar, les lanzan piedras. Pero somos nosotros quienes invadimos su casa, no al revés».

Combinando ambas vocaciones, el doctor-espeleólogo integra un grupo para rescates en casos de espeleosocorro, explica, y ha elaborado, junto a otros autores, una «Propuesta de protocolo de actuación médica durante el rescate de lesionados en el medio subterráneo», cuya utilidad trasciende el ámbito de las cuevas. 

Cuídate, papá

Padre de tres hijos, dos hembras de 9 y 4 años, y un varón de año y medio, le cuenta a CubaSí que también entre sus mejores estímulos está el apoyo de su familia. Lo mismo los niños que la esposa y la mamá no dejan de decirle siempre las mismas palabras: cuídate mucho, pero lo ven orgullosas partir a cada una de esas misiones de socorro.

Cuando terminó de ayudar a los haitianos ayer martes tuvo también el gran premio de encontrar en su teléfono varios mensajes de voz de sus niños: «Cuídate, papá, te queremos».

Le pregunto si cuenta con alguna foto tomada por él mismo del acontecimiento y responde cortante: «Yo fui a trabajar, no a tomar fotos o a hacerme selfies».

El doctor Duniesky volvió a su hogar en horas de la madrugada, de regreso del centro de evacuación temporal donde los haitianos continúan recibiendo todas las atenciones médicas y de alimentación, mientras se realizan los trámites migratorios legales con su nación. A la vez, con este actuar humanitario, se ratifica el llamado del gobierno cubano a mantener una emigración regular donde no se arriesguen más las vidas de las personas, consigna la nota de Radio Caibarién.

«Luego del cumplimiento de los protocolos establecidos en estos casos, el grupo de emigrantes haitianos fue trasladado hacia la base de campismo ubicada en el poblado de Sierra Morena, perteneciente al municipio de Corralillo, donde reciben las atenciones necesarias, lo cual se corresponde con la vocación humanista y solidaria de Cuba», informó a Granma Miguel Ángel Fernández López, director de la Cruz Roja en la provincia.

El primer pensamiento que tuvo hoy en la mañana el médico socorrista protagonista de esta historia fue averiguar cómo estaban la bebé, su familia y todos los haitianos llegados ayer.

«Sí, me alegraría volver a encontrarme con esa bebé que ayudé ayer, saber que se hizo grande. No la reconocería ni ella a mí, pero eso no es importante; para mí lo es saber que unas horas de mi vida aportaron a su supervivencia».

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