Gustavo de la Torre Morales, miembro de la Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí.
Al analizar la realidad que vive nuestro pueblo se puede entender como natural que surjan disconformidades, o que en ocasiones afloren sentimientos de indignación e impotencia. Las carencias y necesidades que sufre el pueblo cubano son una realidad objetiva que, a pesar del duro trabajo y del esfuerzo individual y colectivo, aún no se han conseguido solventar.
Es complejo y difícil para la familia cubana el tener que dedicar, a diario, el esfuerzo necesario para conseguir sortear las dificultades a las que se enfrenta para satisfacer las necesidades básicas, incluso, necesidades que ya estaban resueltas por los logros de la Revolución. A menudo la situación actual obliga a dejar en pausa metas y sueños que podemos considerar de los más normales a los que aspiramos.
La realidad también es que Cuba no vive en condiciones normales, pero ¿Cómo es posible que un país como Cuba pueda vivir una vida normal, cuando se encuentra bajo un asedio constante y un bloqueo económico, financiero, político y comercial, un bloqueo genocida impuesto por EEUU contra Cuba?
Siendo objetivos y mirando la realidad todo lo cruda que es, para ser justos tenemos que preguntarnos ¿Cómo podemos tener acceso a lo imprescindible y a lo necesario para vivir una vida normal bajo las condiciones de una cruenta guerra multifactorial, una guerra cruenta que nos impone la potencia más grande de la historia? ¿Cómo podemos adquirir los alimentos, los insumos necesarios para la fabricación de los medicamentos, o las piezas de repuesto para las centrales eléctricas, si nos tienen vetados los mercados, si nos niegan los créditos, si incluso las navieras y las aseguradoras nos imponen unos precios abusivos o se niegan a dar el servicio por el riesgo que corren de ser sancionadas en virtud de leyes extraterritoriales de los EEUU si comercian con Cuba?
La situación actual impuesta a Cuba no es fortuita, no es fruto del azar, forma parte de una estrategia concebida, planificada y ejecutada desde de los EEUU contra Cuba. Es una estrategia destinada a forzar un cambio político en la isla a partir de causar penurias, y necesidades a todo su pueblo, de llevarle al límite, de ponerle más allá del borde de la desesperación.
Ni a los poderes en EEUU y otras potencias sumisas, ni a sus acólitos y sus esbirros, les importa o conmueve el dolor que causan, todo lo contrario, lo disfrutan, se regocijan como sádicos y traidores a todo sentimiento de humanidad, y se creen cerca de llegar a su objetivo, doblegar a nuestro pueblo y hacerle renunciar a su independencia, a su soberanía y a su dignidad.
Desde siempre, pero hoy más que nunca, debemos ser objetivos cuando miramos a la realidad. Es imprescindible que seamos conscientes del bombardeo mediático al que nos someten esos falsos “amigos” del norte. Ellos, en connivencia con los que sin escrúpulos ni principios han decidido venderse a sus propios enemigos, siguen los guiones creados por sus Think Tanks amplifican, y exageran todo cuanto de negativo ocurre en la isla hasta niveles que rozan el ridículo y absurdo, publicitan como solución mágica el volver al pasado de oprobio y sumisión total en que vivió Cuba antes del 1º de enero de 1959.
Debemos ser conscientes de que el cansancio provocado por las necesidades generadas por el bloqueo es un arma en manos de los enemigos del pueblo de Cuba, un arma que busca llevar al pueblo a una situación de enajenación, a la vez que busca convencer a los inconscientes y a los de su misma calaña a claudicar y a traicionar.
José Martí lo predijo con claridad: "Lo pasado es la raíz de lo presente. Ha de saberse lo que fue, porque lo que fue está en lo que es."(¹).
Debemos de ser conscientes también, como lo fue nuestro apóstol, de la necesidad de ir siempre a la raíz de los problemas y de alejarnos de la superficialidad y de la banalidad.
No podemos olvidar la historia, no podemos enajenarnos de nuestra historia, no podemos obviar en modo alguno el origen del criminal bloqueo que sufrimos hoy, y que fue expresado con total cinismo por Lester D. Mallory en el tristemente célebre memorándum que lleva su nombre, y que sirve de manual para la violencia contra el pueblo cubano: "Todos los medios posibles e imaginables deben utilizarse rápidamente para debilitar la vida económica en Cuba con el fin de sembrar el hambre, la desesperación y conseguir el derrocamiento del Gobierno."
Para aquellas personas que piensan en capitular y centrar sus esfuerzos en la traición, en hacer el trabajo sucio de allanarle el camino a su mayor enemigo, que creen que cambiando nuestro sistema socialista por ese otro injusto y de explotación sin límites que simboliza el Tío Sam, tenemos que decirles que piensen y se respondan de manera honesta. ¿Acaso ha cambiado para bien el panorama para Puerto Rico, Irak, Libia, o de cualquier otro de los países que se han subordinado o que han sometido por las armas a los designios del imperialismo estadounidense? ¿Es que incluso representa ese sistema alguna ventaja para los más de 40 millones de pobres que viven en precarias condiciones dentro de EEUU, sin un seguro médico siquiera?
El gobierno cubano no cesa en su trabajo y sus gestiones ni para tomar respiros, no repara en buscar alternativas o soluciones de diversos alcances y plazos, para aliviar las insatisfacciones del país. De esos esfuerzos es partícipe también nuestro pueblo trabajador, y vemos ejemplos dignos de imitar y de seguir día a día, gente obrera y trabajadora que no se amilanan ante las dificultades de alimentación, o de transporte, estudiantes, médicos, maestros, cubanos todos que siguen con paso firme dando un aporte honroso a la construcción del país, al bienestar de todos.
Los que han decido rendirse y los que piensan que el camino de abandonar los principios de la Revolución y de hacer concesiones políticas ante los enemigos de Cuba, tengan presente y sean conscientes de que esa no ha sido nunca la solución, y no lo será.
La solución está en la unidad, en no traicionar nuestros principios, en no cejar en nuestro terco empeño de luchar y trabajar por nuestros sueños, por los presentes y por los futuros. La solución está en no flaquear en la luchar por lo que es justo, en no callar y seguir denunciando lo injusto y criminal del bloqueo de los EEUU contra todo nuestro país.
La solución está en que, precisamente, seamos parte de la solución, y que nuestra consciencia nos mueva a que nunca, jamás, bajo ningún concepto, bajo ninguna ambición ni aspiración mezquina, nos pongamos del lado de los que nos quieren destruir.
La Asociación de Cubanos en Cataluña José Martí, junto al movimiento de solidaridad en Cataluña, manifiesta su compromiso con la búsqueda de soluciones y medidas destinadas a romper el muro del bloqueo, a utilizar los espacios a su alcance para denunciar el bloqueo económico genocida, y a enfrentar las actitudes beligerantes contra el derecho del pueblo cubano a construir su camino por la vía pacífica y del respeto a su soberanía, independencia y derecho inalienable a la autodeterminación.
Este es un compromiso con la Patria y, por ello, acompañamos y cerramos filas junto al pueblo de Cuba, dirección del gobierno y el PCC.
Mejor sin bloqueo.
(¹) José Martí. Obras Completas 12:302