(...) yo no vengo acusar ni a ese verdugo que llaman alcaide, ni a esa nación que ha estado hoy dando gracias a Dios en sus templos porque han muerto en la horca estos hombres, sino a los trabajadores de Chicago, que han permitido que les asesinen a cinco de sus más nobles amigos (...)”
J. Martí (La Nación de Buenos Aires)