“Es simplemente increíble que eso sea real, que eso esté ocurriendo”, decía a la cámara un ciudadano, un trabajador, en una calle de Madrid. Pero ¿de qué hablaba, sobre qué lugar del mundo?
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Edición: Esther Jávega
¿Hablaba del Estado español, donde en noviembre, la policía llevaba a prisión a nueve “consellers” (ministros del Gobierno catalán) y a dos miembros de sendas plataformas ciudadanas, por haber organizado una consulta pacífica y democrática? ¿Dónde un joven vasco, Alfred Remírez, uno de los 76 tuiteros encausados en la llamada “Operación Araña”, está en la cárcel por haber copiado en Twitter la frase de una canción del grupo “Los Chikos del Maíz”, y por haber denunciado, mediante un muñeco, la política de dispersión de presos vascos? ¿Donde dos cantautores de rap han sido condenados a dos y tres años y medio de cárcel, y a importantes multas? ¿Donde también han sido condenados otros doce artistas del colectivo La Insurgencia?
No. El trabajador que hablaba a la cámara se refería a Venezuela, donde –según otro ciudadano, también de clase trabajadora- “están pasando cosas muy raras: un señor que es un dictador está acabando con la democracia”. Y es que estamos en el Estado español, feudo de monarcas y también de vasallos.
Son las lecciones para Venezuela desde España: lecciones de represión, monarquía y vasallaje.
