En el marco del XIII Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación "Isabel Moya", celebrado en La Habana, conversamos con Dixie Edith Trinquete, periodista cubana de SEMLAC – Cuba.


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XIII Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación: La Habana, 31 de octubre al 2 de noviembre de 2019

Equipo de rodaje en Cuba: Luisa Cuevas Raposo, Karoly Emerson (ICAP), Patricia Moncada y José Manzaneda. Edición: Ivana Belén Ruiz. Realización: Esther Jávega.

 

Dixie Edith Trinquete, periodista y feminista cubana

“Estoy feliz de que la Unión de Periodistas de Cuba se declare una organización feminista”

Entrevista: Luisa Cuevas Raposo

Transcripción: Aurora Neruda

Cubainformación

La periodista Dixie Edith Trinquete Díaz colabora con el Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y el Caribe (SEMlac), es profesora de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y del Instituto Internacional de Periodismo José Martí. Además, ha sido Oficial de Comunicaciones del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Cuba.

- El XIII Encuentro Iberoamericano de Género y Comunicación, último realizado en La Habana, fue cerrado por el presidente de la Unión de Periodistas de Cuba, declarando a la UPEC como una organización feminista. ¿Qué te pareció?

- Me hizo felicísima. Me gustó mucho que dijera que habría que empezar un proceso en el que, cada medio de prensa del país, se declare un medio libre de discriminación y de sexismo. Mostrando no solo cuál debe ser el final, sino que eso pasa por un proceso, que es en sí un gran desafío. Vivimos en una sociedad machista, con herencias patriarcales muy interiorizadas en el comportamiento de las personas, y por tanto en las dinámicas de los medios. Es un paso importantísimo, y tenerlo en la mira ya es algo espectacular. Las periodistas feministas en Cuba estamos muy contentas, por tener el acompañamiento de la organización que nos representa.

- En el citado Encuentro uno de los temas fue el de la trata, ¿qué dimensión tiene este problema en Cuba?

- Si comparamos el fenómeno con otros países, podríamos decir que en Cuba la dimensión es mínima. El último informe público, al cierre de 2018, registró en Cuba 21 casos de trata. Probablemente no sean sólo esos casos, porque la trata es un fenómeno vinculado a muchos tipos de delito, a muchas redes que trabajan underground.

Por otro lado, Cuba tiene una particular sensibilidad con la prevención de delitos, el tráfico de drogas, la trata y ha intentado siempre “poner el parche antes de que salga el hueco”. Hay, por tanto, un enfrentamiento nacional muy bien instrumentado, a pesar de que la magnitud del fenómeno no es tan grande como en otros países.

Cuba ha firmado y ratificado casi todos los protocolos internacionales que tienen que ver con la prevención y atención a la trata de personas. Tiene una larga historia de participación en el multilateralismo internacional, suscribiendo leyes globales, no sólo en este tema, sino también en el de violencia de género, en todas las formas de discriminación, en tráfico de drogas, en medio ambiente… En el caso de la trata, además, hemos estado reportando desde 2012 informes anuales sobre cómo se está detectando el fenómeno en Cuba.

En 2017, a partir de una visita de la Relatora de Naciones Unidas para el asunto de la Trata, Cuba levantó su Plan de Acción Nacional para la prevención y enfrentamiento de la trata de personas y la protección a las víctimas, y en el país se están desarrollando actividades para su implementación.

- Hay especialistas que consideran que hay una baja percepción de riesgo sobre este asunto, en el país.

- En Cuba hay una baja percepción de riesgo no sólo de la trata, también de la violencia. Esto tiene mucho que ver con que, al Triunfo de la Revolución, en los años 60, se tomaron una serie de decisiones que fueron a la legislación, que garantizaron que las mujeres tuvieran igualdad de derechos y de oportunidades. Creo que eso enmascaró la percepción del riesgo, bajo un sentimiento de tenerlo ya casi todo conseguido.

En el caso particular de la trata, yo diría que el tema se empezó a trabajar desde un entorno gubernamental o estatal, desde la voluntad política y de las autoridades policiales, y luego ha ido llegando a los medios y a los espacios educativos. Hay, efectivamente, una muy baja percepción de riesgo del fenómeno, entre otras cosas porque se confunde con otras cuestiones, ya que en Cuba ha habido asuntos relacionados con la migración que tienen que ver con el tráfico de personas y se confunden tráfico y trata. También se suele confundir prostitución y trata, y aunque muchas veces la trata tiene como objetivo final prostituir personas, en su origen no es la prostitución tal cual la conocemos. Efectivamente, hay una bajísima percepción del riesgo.

- ¿Qué papel juegan en Cuba las Casas de Orientación a la Mujer y a la Familia?

- Las Casas de Orientación a la Mujer y a la Familia son, en mi opinión, el brazo operativo de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) para trabajar un tema como la trata, pero también la violencia de género, el maltrato infantil o la violencia intrafamiliar. Son espacios donde las personas pueden ir a contar sus preocupaciones, anónimamente, con equipos multidisciplinarios de psicólogos, psiquiatras, asesores jurídicos, personas que conocen el tema y trabajan de manera voluntaria –lo cual es espectacular-. Dan atención y asesoramiento a las personas y las derivan a los lugares donde pueden solucionar el tema. Están en el barrio, cerca de donde ocurren los problemas y tienen una larga historia de efectividad en prevenir fenómenos como estos.

- Y en los medios de comunicación, ¿cómo se trata el tema?

- Precisamente por haber baja percepción del riesgo en la sociedad, en los medios también la hay. Nosotras hicimos para este evento un paneo básico, sobre todo de los medios nacionales, y yo diría que el tratamiento está muy vinculado a la acción legal, a la acción gubernamental con relación a la trata. O sea, se trabaja mucho la información en relación a lo que Cuba está haciendo desde el entorno jurídico, desde el entorno legal, pero menos en sensibilizar, contar historias, casos concretos de trata para que las personas se vean reflejadas y piensen que les puede pasar a ellas, o simplemente que eso le está pasando a una persona que vive a mi lado y yo no me di cuenta.

 Hay casos, como el del Periódico 26, de las Tunas, una provincia a unos 600 km al oriente de la capital. Hubo casos detectados allí y el periódico se propuso un programa propio de trabajo con la trata dándole un tratamiento diferente. Pero eso no es la generalidad en los medios todavía.

- ¿Es cierto que Isabel Moya, quien fuera la directora de la Editorial de la Mujer, promovió la formación de todas las maestras y maestros del país sobre trata, violencia sexual y prostitución?

- Isa encabezó y fue imagen pública de la FMC cuando se empezó a instrumentar el Plan Nacional de Atención y Prevención de la Trata. Presentó el asunto en el Parlamento del país, allí explicó qué necesidades había de capacitación, de sensibilización, para elevar la percepción de riesgo en los medios, etc. Desde entonces se capacitó a maestras y maestros, a periodistas, en espacios concertados con la Unión de Juristas, con Naciones Unidas, con el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).

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