Cubainformación.- Conversamos con Belinda Sánchez Ramírez, Heroína del Trabajo en Cuba y científica del CIM (Centro de Inmunología Molecular) de La Habana, que desarrolló las vacunas cubanas Soberana (Soberana 02 y Soberana Plus) contra la Covid-19, durante el XVI Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba, en Puerto de Sagunto, en Valencia.


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Belinda Sánchez subraya que "Cuba fue el primer país del mundo en vacunar a sus niños y niñas frente a la Covid-19" y que en su equipo -y en la comunidad científica cubana en general- siempre estuvieron tranquilos "por la seguridad de las vacunas, que respondían a plataformas que ya funcionaban desde hacía treinta años". De igual modo, afirma que "el pueblo cubano tiene confianza absoluta en su ciencia".

Sobre las fake news que recorrieron las redes al comienzo de la vacunación masiva en Cuba, se ríe y recuerda que desde su Centro respondieron siempre con datos y evidencias científicas, sin dejarse provocar. El tiempo y el éxito absoluto de las vacunas cubanas les ha dado, finalmente, la razón.

Sánchez enfatiza que "el centro del proceso científico cubano es el ser humano" y que "existe una vinculación directa entre Revolución y ciencia revolucionaria".

Equipo de fotografía: Rafael Pérez Benlloch, Ana Gil, Andoni Iturbe, Roynel Fernández Veloso, José Manzaneda y militancia del MESC (Movimiento Estatal de Solidaridad con Cuba).

Video: Ana Gil y Lázaro Oramas.

A lo largo de varias semanas se irá publicando una veintena de entrevistas y conversatorios de este XVI Encuentro. Todos los materiales podrán visionarse en este apartado: Cobertura completa en Cubainformación: XVI Encuentro Estatal de Solidaridad con Cuba: Puerto de Sagunto (València), 14 al 16 de octubre de 2022

Belinda Sánchez, directora de Inmunología e Inmunoterapia del Centro de Inmunología Molecular de La Habana

“La ciencia cubana ha demostrado que puede atravesar fronteras y romper bloqueos”

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Entrevista: José MANZANEDA    
Transcripción: José Mª ALFAYA
Cubainformación

Conversamos con Belinda Sánchez, directora de Inmunología e Inmunoterapia del Centro de Inmunología Molecular (CIM) de La Habana, entidad que, junto con el Instituto Finlay, creó las vacunas “Soberana” contra la Covid-19 (Soberana 02 y Soberana Plus). Junto a la vacuna Abdala, creada por el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), han sido la fórmula para que Cuba haya hecho frente, con éxito y ciencia propia, a la pandemia. Sánchez, junto a todo su equipo, ha recibido la Orden de Heroína del Trabajo de Cuba.

¿Cómo ha conseguido semejante hazaña un pequeño país del Sur, sometido a un bloqueo tan brutal, con los únicos recursos de un pequeño estado?
Cuba se enfrenta a la pandemia en una situación muy diferente a otros países, porque el desarrollo de la ciencia fue prioridad para el Estado cubano desde el principio de la Revolución. Fidel y otros dirigentes tuvieron muy claro esto: que la cultura y la ciencia tenían que formar parte de nuestra vida, para ser soberanos y autónomos.
Por tanto, cuando llega la pandemia, teníamos años de experiencia científica y de formación de profesionales. De haber hecho vacunas para niños y niñas, o contra el cáncer. La pandemia nos sorprende sabiendo hacer.
Éramos conscientes de que, si no creábamos nuestras propias vacunas, probablemente estaríamos en la lista de países que aún no han podido vacunar a su población completamente. O, de haber podido acceder a las existentes, no las habríamos podido comprar por su coste.
Teníamos treinta años de tecnología sólida, centros que son empresas biotecnológicas reunidas, y una organización empresarial que reúne más de treinta entidades, BioCubaFarma.
Cuando la pandemia llega, en marzo de 2020, se hizo un llamado a la comunidad científica y a los centros involucrados, que tenían ya las tecnologías y plataformas para hacer vacunas, a pensar y diseñar los proyectos vacunales. Y se hizo una revisión de la carpeta de productos que habían sido desarrollados por la biotecnología cubana para otras enfermedades.
Un grupo científico fue llamado por nuestro gobierno a hacer lo posible e imposible por desarrollar nuestras propias vacunas. Teníamos la seguridad de poder hacerlo, que la vacuna iba a funcionar.
Nuestro obstáculo siempre es el bloqueo de EEUU ya que, a diferencia de los laboratorios de otros países, con acceso constante e inmediato a la compra de reactivos e insumos, a Cuba esto se le impide. Debemos trabajar con mucho más tiempo de antelación y pensar muy bien la investigación, porque la llegada de productos se demora.
Pero, cuando la pandemia llegó, el país entendió que había que salvar las vidas humanas y que no había nada más importante. Paramos muchos proyectos de investigación, para destinar los recursos a las vacunas contra la Covid.
Se reunió a todos los centros con plataformas para hacer vacunas, a los equipos más experimentados en inmunología, en enfermedades infecciosas, al Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí… Nos unimos, porque un solo centro no iba a poder crear la vacuna. Y nos propusimos varios proyectos de vacunas, que salieron de las discusiones de los grupos científicos. Nos quedamos entonces con los proyectos más factibles para los recursos y plataformas que teníamos, y con los que podíamos llegar más rápido y con más seguridad.
Hay que tener en cuenta que las plataformas cubanas utilizadas son muy seguras, porque han sido probadas durante más de treinta años. Por tanto, teníamos total tranquilidad. El tema estaba en hacerlo y probarlo rápido, con los recursos escasos que teníamos. Lo hicimos en tiempo récord, cuando el desarrollo de una vacuna puede tomar hasta diez años.
Así comenzaron los cinco candidatos vacunales (Soberana 01, 02 y Plus, Abdala y Mambisa), de los cuales tres son vacunas. Fuimos el primer país del mundo que vacunó a toda su población infantil, y ya las vacunas se aplican en México, Venezuela y Nicaragua, y hemos hechos transferencias tecnológicas a Irán y Vietnam. Cuba demostró que con su ciencia podía atravesar fronteras y romper bloqueos.

La ciencia cubana se desarrolla en laboratorios y holdings empresariales de propiedad pública, que articulan investigación, desarrollo y comercialización, en un esquema de economía socialista. ¿Es un modelo que se contrapone al de las multinacionales farmacéuticas, cuyo único objetivo es el rendimiento económico?
Así es. En nuestro proceso, el centro es el ser humano. Producto del bloqueo, tenemos muchas carencias económicas, pero buscamos, constantemente, garantizar salud, educación, cultura y espiritualidad. Tocando esas esencias, la ciencia cubana no escapa de todo eso. Hay una vinculación absoluta entre la Revolución y la Ciencia Revolucionaria.
Hacemos una ciencia aplicada, con una vinculación muy estrecha con el sistema público de salud. Por ejemplo, nuestro Centro de Inmunología Molecular está, fundamentalmente, enfocado al diseño de tratamientos contra el cáncer. Y no hacemos sólo productos innovadores, hacemos también productos genéricos. Si en el mundo existe un problema resuelto y aquí podemos hacer un genérico, lo hacemos.
Somos empresas que pertenecen al Estado cubano. Hacemos el ciclo completo, de la investigación a la comercialización y, además de las inversiones en la propia empresa, los ingresos van a ese Estado, a resolver los problemas de todos y todas.
En eso radica la diferencia, y el pueblo sabe que esto es así. Y sabe que somos parte de ese pueblo, que yo fui vacunada cuando niña y después vacuné a mis hijos. Hay una confianza absoluta en la ciencia. Hemos explicado todo a la población, no porque hubiera que convencerla de que estábamos haciendo una ciencia segura. El pueblo cubano es un pueblo instruido, convencido de lo que estábamos haciendo.

¿Qué sentías al oír, en el peor momento de la pandemia en Cuba, que las vacunas cubanas “no servían”?
Cuando una vive convencida de lo que hace, no tiene preocupación por este tipo de comentarios. Eran dos tipos de personas las que decían eso: quienes lo creían, porque no nos conocen; y quienes, conociéndonos, lo decían sin creérselo. Y no nos dejamos provocar por eso. Respondimos en las redes, en alguna ocasión, con conocimiento y con datos. Teníamos una tranquilidad enorme. Decíamos: tiempo al tiempo.
Las vacunas Soberana tienen, hoy, trece publicaciones científicas en revistas de alto impacto. Esto, en dos años, habla de lo que es la ciencia cubana.

 

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