Silvina Molina - Artemisa Noticias / Mujeres.- Se habla de género entre las mujeres, pero qué pasa con ellos. En silencio, muchas organizaciones trabajan en una suerte de política contracultural no sólo para ellas sino para que ellos se ocupen de los embarazos, del HIV o de los hijos. Los proyectos crecen en Latinoamérica, pero en Argentina las políticas públicas no avanzan. En tanto, organizaciones como la Red Solidaria impulsan una marcha de masculinidades en Buenos Aires. 

Si ellos se involucran en el embarazo, las muertes maternas descienden. Si ellos participan en la educación y crianza de niños y niñas, la sociedad es más equitativa.


Si comparten el cuidado de la salud sexual, las mujeres tendrían menos riesgo de contraer Sida. Estas afirmaciones que hablan del género como un tema de mujeres y hombres, surgen a partir de debates y planteos de organismos internacionales o en organizaciones de mujeres. Son muy pocas las construcciones surgidas desde los movimientos de hombres, el debate de las masculinidades entre ellos recién empieza.

En Argentina, la Red Solidaria está motorizando una manifestación para que los hombres que se expresarán a favor de los derechos de las mujeres. Es “como una manera de simbolizar que estamos en contra del machismo y de la invisibilidad de la mujer en nuestra sociedad”, dice a Artemisa Noticias el director de la Red, Juan Carr.

Por otra parte, el ministerio de Desarrollo Humano y Social de la Ciudad de Buenos Aires lanzó en diciembre de 2006 la campaña “Todos por todas, compromiso de varones por la igualdad de género” en el que un grupo de hombres manifestaron su compromiso público para trabajar en el área pero no se hizo nada más.

El Consejo Nacional de la Mujer reconoce que aumentó la participación masculina en los talleres de capacitación de microemprendimientos y de discapacidad, donde estiman que ahora tienen un 15 por ciento de participación masculina, cuando años anteriores solo las mujeres formaban parte de la cursada. Además es mayoritaria la presencia masculina en los talleres que dictan a las fuerzas de seguridad para el tratamiento de las víctimas de violencia. 

Organismos internacionales como UNFPA y PNUD fomentan programas de alianzas intergénero, y la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida transita por el mismo camino. En esta nota, un recorrido por los senderos de la equidad.

Debate sobre masculinidades

En ocasiones el género continúa siendo un tema de mujeres. 'Esto es un reflejo de lo que sucede en la región: aún estamos en el proceso de hacer entender, tanto a hombres como a mujeres, que cuando hablamos de género nos afecta a todas y todos”, dice en este caso Neus Bernabeu y Lyvia Porras del equipo de coordinación del proyecto América Latina genera: gestión del conocimiento para la equidad de género en América Latina y el Caribe, una iniciativa del Bureau Regional para América Latina del Programa de las Naciones Unidas Para el Desarrollo (RBLAC/PNUD), que cuenta con el apoyo financiero del Fondo Temático Japonés para el desarrollo de las mujeres (JWID).

La plataforma del proyecto es un portal virtual del que participan personas de distintos países. Aprovechando las nuevas tecnologías, realizaron un foro para “despertar especialmente el interés de los hombres y las organizaciones de hombres que trabajan por la equidad, invitándolos al debate sobre temas en que ellos se ven más involucrados”, explican las coordinadoras a Artemisa Noticias desde El Salvador, sede de América Latina Genera.

Y agregan: “Quisimos provocar un espacio de discusión y de intercambio sobre masculinidades y el concepto de paternidad responsable/irresponsable en la región latinoamericana. Fue un intercambio que permitió conocer y compartir el trabajo, menos visibilizado, que desde algunas asociaciones de hombres se está realizando para promover la igualdad entre hombres y mujeres”.

En el foro participaron 350 personas, y el 40 por ciento fueron hombres. Se identificaron proyectos en este espacio. En Nicaragua una organización de hombres contra la violencia intrafamiliar trabaja desde 1993. También Marko, Red de Masculinidades, CORIAC, AHCV son agrupaciones representativas del trabajo de masculinidades con perspectiva de genero en sus respectivos países, y nombres como Puntos de Encuentro, CANTERA, e Instituto Wem, son referentes obligados que, sin ser agrupaciones de hombres, realizan aportes con perspectiva intergénero.

- ¿Fue una estrategia para involucrar a los hombres?

- Nuestro público no son mujeres por definición, sino todas las personas que están involucradas o trabajan en el campo del desarrollo, y están vinculadas especialmente con el tema de género. Pero también todas aquellas que tengan interés o curiosidad en el tema, como profesionales, universidades y academias...

- Pero parece que su público es mayoritariamente de mujeres

- Es cierto que nuestra ciudadanía está mayoritariamente compuesta por mujeres (sólo 19,3 por ciento son hombres), pero eso tiene que ver con que la mayor parte de las personas que trabajan el tema son mujeres, y se sigue considerando el género como un tema de mujeres. Esto es un reflejo de lo que sucede en la región; por el momento no optamos por utilizar estrategias diferentes en función del sexo, únicamente hicimos especial incidencia para involucrar a los hombres en momentos determinados a través de acciones concretas.

Para las coordinación de América Latina Genera esta primer experiencia del foro de masculinidades permitió “que muchos hombres se involucraran en la actividad; fue un espacio rico que a todos y todas nos invitó a reflexionar --explican--, y también conseguimos poner en contacto y visibilizar el trabajo de diferentes redes y organizaciones de hombres que trabajan por la equidad”.

Una construcción de a dos

Hombres Trabajando es la consigna que lanzó el 11 de julio de este año el Fondo de Población de Naciones Unidas para promover de algún modo que los hombres se involucren y participen en cosas de mujeres porque, según dicen, “puede significar una enorme diferencia en las vidas de las mujeres”.

Este llamado a la participación masculina tiene su foco en el apoyo a las mujeres y compañeras embarazadas y en el cuidado, crianza y educación compartida de los niños y niñas.

En países centroamericanos, mujeres y hombres realizan consultas médicas grupales y reflexionan sobre sus roles maternos y paternos, como parte de uno de los programas de UNFPA. Una vez al mes, las mujeres embarazadas de algunos países centroamericanos concurren junto a sus parejas a realizar consultas grupales prenatales.

Ellas reciben la orientación clínica -peso, talla, presión arterial y análisis de laboratorio-, para después participar de un foro donde comparten sus experiencias sobre la maternidad y conversan sobre violencia familiar, planificación familiar, lactancia y cuidado de niñas y niños. Al mismo tiempo, ellos participan en otra consulta colectiva, en la que se reflexiona sobre el rol que están jugando como hombres en el proceso del embarazo, sobre qué piensan de la planificación familiar y sobre el papel que pretenden jugar una vez que llegue el hijo y la hija. Se los invita a hablar de la solidaridad, del compromiso, de la no violencia, de la paternidad responsable.

El Fondo de Población de Naciones Unidas trabaja en el contexto de la salud materna bajo un enfoque de derechos, un enfoque de género, intercultural, pero también promueve la reflexión sobre la participación de los varones en la salud sexual y reproductiva. El rol que los varones deben jugar, por un lado con su propia salud, y por otro, como acompañantes de la salud de sus parejas.

“Si los hombres colaboran, las mujeres mejoran su calidad de vida”

En la web de Hombres trabajando se afirma que en ausencia de una vacuna o una cura, el comportamiento del hombre tiene importancia crucial para prevenir la propagación del VIH. Las mujeres corren cada vez mayores riesgos.

Para la argentina Patricia Pérez, presidenta para Latinoamérica de la Comunidad Internacional de Mujeres Viviendo con VIH/Sida (ICW por su siglas en inglés), es tan importante el involucramiento de los hombres en las cuestiones referidas a las mujeres, que, para mal o para bien, “sin los aspectos negativos de la participación masculina, no hubiésemos necesitado crear en 1992 ICW mundial”.

“Lo hicimos –recuerda la candidata al Nobel de la Paz- pues en esos días sólo se hablaba del Sida como una enfermedad referida a hombres que practican sexo con otros hombres, la tristemente célebre peste rosa, como se denominaba por entonces. No había espacio para las mujeres infectadas, pero allí estábamos y queríamos hacernos notar”.

Para Patricia Pérez, en culturas donde los prejuicios y atavismos culturales les dan prerrogativas, los hombres cumplen un papel fundamental. Tienen la posibilidad de utilizar métodos preventivos científicamente comprobados como el condón masculino o el femenino. “Sin la colaboración de ellos, muchas mujeres no manifiestan sus preocupaciones o dudas sobre la epidemia del VIH, callan… y eso no hace más que empeorar las cosas”.

Cuando los hombres colaboran, en cambio, las mujeres mejoran su calidad de vida. 'La participación activa de parte de ellos hace una gran diferencia a favor de la respuesta social a la pandemia. Dejar de lado machismos, prejuicios, estigmas y discriminaciones, potencia la respuesta integrada y facilita la construcción de un escenario mas adecuado para la lucha contra el Sida”, enfatiza Pérez, que convive con el virus y milita a favor de las mujeres desde hace 20 años.

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