Bajo este precepto, la constitución en 1997 del Grupo Nacional de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar es expresión del devenir del proceso de igualdad de derechos, posibilidades y oportunidades para las mujeres en la sociedad cubana.

El grupo, heredero del trabajo de 30 años de la FMC en este sentido, sistematizó la experiencia de varias instituciones y articuló una red que permitiera cualitativa y cuantitativamente perfeccionar el trabajo y diseñar estrategias multisectoriales y multidisciplinarias para enfrentar un fenómeno de tanta complejidad por su multidimensionalidad como la violencia de género.

El grupo que coordina la FMC está integrado hasta el momento por doce organismos e instituciones, a saber: Ministerio de Salud Pública, Ministerio de Educación, Centro Nacional de Educación Sexual, Centro de Estudios de la Juventud, Ministerio del Interior, Fiscalía, Tribunal Supremo, Ministerio de Justicia, Instituto Cubano de Radio y Televisión, Oficina Nacional de Estadísticas, Ministerio de Educación Superior,  Instituto de Medicina Legal.

Sus objetivos se encamina a: diseñar y cumplimentar un plan de acción conjunto para contribuir a la prevención y  atención de la violencia familiar y fundamentar propuestas a diferentes instituciones de nuestra sociedad cuando corresponda; capacitar recursos humanos en las diferentes instituciones, organismos y organizaciones de la sociedad cubana en los temas relacionados con la violencia intrafamiliar, el género y la equidad de género; contribuir a la identificación, detección y erradicación de la indiferencia ante cualquier forma de violencia, en particular, la violencia intrafamiliar; así como a identificar la  detección, atención integral y rehabilitación de las personas que viven en situaciones de violencia intrafamiliar.

Igualmente, sus acciones se dirigen a fortalecer la investigación científica relacionada con las diferentes formas de violencia y los temas afines que posibiliten la toma de decisiones; perfeccionar la legislación cubana como vía para la prevención de la Violencia Intrafamiliar, el tratamiento y protección de las víctimas y la rehabilitación de los/as agresores/as; implementar una estrategia de comunicación social dirigida a la sensibilización de la población en general en los temas relacionados con la violencia en todas sus manifestaciones atendiendo a las especificidades según etapa del ciclo de vida.

Sus líneas de trabajo principales son la atención y orientación, la capacitación, las investigaciones, las acciones educativas en la comunidad, la legislación y la divulgación de estos temas.

Entre las principales acciones desarrolladas por el grupo de destacan la capacitación de dirigentes de base de la FMC, para posibilitar la identificación y detección oportuna de la violencia de género; la capacitación a los Consejos de Dirección de la Policía Nacional Revolucionaria, los Ministerios de Salud Pública y de Justicia, la Fiscalía  General y el Instituto Cubano de Radio y Televisión; la formación de mediadores y mediadoras en la comunidad entre colaboradores de las Casas de Orientación de la Mujer y la Familia y especialistas de la FMC y la promoción de acciones que potencien la igualdad de derechos y oportunidades entre niños y niñas en las escuelas.

También se ha ocupado de la elaboración de materiales educativos debatidos en más de 70,000 delegaciones de base de la FMC acerca de la violencia contra la mujer en la relación de pareja, la violencia contra niñas y niños; y de la realización de análisis de contenido de expedientes judiciales de delitos como lesiones, homicidios, asesinatos y violaciones para elaborar un sistema de indicadores cuantitativos y cualitativos que tribute a las estadísticas e investigaciones.

En cada municipio de la FMC del país se lleva la estadística de las personas que van a pedir ayuda por razones de violencia y se han realizado talleres con Jefes de Estaciones de la PNR y policías de infantería, con los oficiales que reciben las denuncias, entre otros, y se han realizado acciones especialmente con los alumnos del Instituto Superior del MINIT. Además, se trabaja para garantizar dentro del sistema de salud una atención especializada a las víctimas de la violencia de género y a los agresores.

En algunos aspectos se ha avanzado más que en otros, pero de manera general se puede afirmar que la labor del grupo ha permitido visibilizar el tema a diferentes  niveles de la sociedad cubana. La cantidad de productos comunicativos de diverso corte  y más o menos logrados aparecidos en los medios cubanos, durante la jornada de 16 días contra la violencia hacia la mujer, pudiera ser un indicador a tomar en cuenta, sobre todo si consideramos la incidencia de la agenda mediática en la conformación de la opinión pública.

Sin embargo, como bien señala la investigadora y profesora Clotilde Proveyer, “Cuba es un país con una cultura patriarcal entronizada en la identidad de las cubanas y cubanos, en la forma de concebir y materializar las relaciones intergénericas, y por ende, en la socialización de género que predomina aún en la sociedad”.

Hablar de las semejanzas y diferencias requiere de estudios más documentados. Pero algunos resultados de investigaciones e indagaciones apuntan a cifras proporcionalmente menores de mujeres víctimas de homicidios, al menor tiempo de duración de las relaciones en las que el hombre maltrata a su compañera, a mayor autonomía femenina en la esfera económica, entre otros hallazgos.

Sin embargo, estos indicadores no pueden llevarnos a la complacencia, ni a la falsa idea de que, con todas estas transformaciones, tenemos resuelto este problema social, tan viejo como la propia sociedad.”

Por todo ello, muchos son los retos y desafíos que debe enfrentar el Grupo, entre ellos señalaría el de continuar el trabajo en la propuesta de la implementación de salas de familia y de un procedimiento específico familiar para dirimir los conflictos que en este ámbito se operen con la celeridad, agilidad, multidisciplinariedad y sensibilidad que garanticen la calidad y seguridad necesarias.

Igualmente se labora en la propuesta de modificación al código penal vigente para  incrementar las medidas para la protección a las víctimas y que se incorpore como sanción accesoria la asistencia obligatoria de los agresores a la rehabilitación y tratamiento especializados. Al propio tiempo que se perfeccionen otros espacios para la rehabilitación  de agresores que no implique necesariamente la existencia de una sanción penal.

Constituyen también desafíos perentorios la necesidad de perfeccionar las estadísticas, articular y socializar las investigaciones, y lograr que la capacitación en estos temas no sean acciones puntuales sino prácticas sistemáticas.

El reto mayor, sin embargo, en mi opinión es consolidar lo logrado, trascender la denuncia y construir, compartir y erigir formas nuevas de solucionar conflictos, de relacionarnos respetando la diferencia y la diversidad, asumiendo una cultura de respeto y no agresión.