Doctora Ada Caridad Alfonso Rodríguez
––¿De qué hablamos, doctora Alfonso, cuando nos referimos a la violencia sexual?
––Nos referimos a todo acto en el que una persona en relación de poder obliga a otra mediante la fuerza física, la intimidación o la seducción a tener interacciones sexuales de cualquier tipo.
––¿Esta violencia incluye a mujeres y hombres, ambos como víctimas y también agresores?
—Sí, lo que varía es la frecuencia en que cada sexo resulta víctima o agresor.
––Entonces ¿quiénes son las víctimas más frecuentes y a qué edades como promedio?
––Son las mujeres en las diferentes etapas de la vida. Las edades guardan relación con el tipo de violencia sexual. Por ejemplo: niñas, niños y adolescentes pueden ser sujetos de abuso sexual, mientras que en la adolescencia y la adultez las mujeres pueden ser objeto de violación, violación dentro del matrimonio o acoso sexual en el trabajo.
––¿Se conoce el alcance real de la violencia sexual?
––No, porque son muchas las personas que no denuncian estos hechos, pues sienten vergüenza, miedo, o están tan laceradas que se encuentran inmovilizadas e incapacitadas para narrar y reeditar la situación vivida ante la policía o un profesional.
––¿Podría hablarse de "factores de riesgo" en cuanto a la vulnerabilidad?
––Sí, para muchos especialistas ser mujer se constituye en un factor de riesgo. No obstante, pienso que la vulnerabilidad aumenta cuando la persona vive con algún grado de discapacidad; no existen en la familia patrones adecuados en el establecimiento de límites y espacios; las relaciones de poder en la pareja son marcadamente asimétricas; no se cuenta con habilidades para decir no, ni para reconocer determinadas conductas abusivas entre las que se incluyen las que afectan la integridad del cuerpo y la sexualidad.
––¿Podría enumerar los principales daños que pueden originar en la víctima estas agresiones?
––Sufrir algún tipo de violencia sexual tiene un impacto muy serio en la vida de las personas. En niños, niñas y adolescentes se pueden observar conductas sexuales inapropiadas, pesadillas, terrores nocturnos, enuresis (orinarse en la cama), inadaptación escolar, rechazo a padres, madres y maestros/as, depresión, ansiedad y conductas suicidas. En las mujeres adolescentes y adultas se pueden presentar algunas de las siguientes manifestaciones: ingestión de sustancias tóxicas, infecciones a repetición, depresión, ansiedad, autoestima baja, irritabilidad, hostilidad, miedo, así como trastornos sexuales.
––¿Es posible hablar de tratamiento en el tema que nos ocupa?
––Siempre es posible y, además, necesario. Las niñas, niños, adolescentes, mujeres, y en ocasiones algunos familiares, van a requerir de un tratamiento especializado dirigido a restablecer la seguridad y la autonomía de las víctimas. En la violación sexual se necesita prevenir los embarazos no deseados y las infecciones de trasmisión sexual.
––¿El acoso y la violencia sexual son términos sinónimos?
–– No. El acoso sexual es una de las tantas formas existentes de violencia sexual.
––¿Las agresiones sexuales se manifiestan entre personas conocidas o generalmente extrañas?
––Pueden ser recibidas tanto de personas conocidas como desconocidas.
––¿Existen políticas y estrategias en nuestro medio dirigidas a la prevención de la violencia sexual?
—Sí. Desde hace una década fue creado el Grupo Nacional de Prevención y Atención a la Violencia Intrafamiliar, coordinado por la Federación de Mujeres Cubanas, con el apoyo de instituciones y organismos. Añadiría que nuestro Código Penal incluye las diferentes formas de violencia sexual tipificadas como delitos sexuales.
––¿De qué hablamos, doctora Alfonso, cuando nos referimos a la violencia sexual?
––Nos referimos a todo acto en el que una persona en relación de poder obliga a otra mediante la fuerza física, la intimidación o la seducción a tener interacciones sexuales de cualquier tipo.
––¿Esta violencia incluye a mujeres y hombres, ambos como víctimas y también agresores?
—Sí, lo que varía es la frecuencia en que cada sexo resulta víctima o agresor.
––Entonces ¿quiénes son las víctimas más frecuentes y a qué edades como promedio?
––Son las mujeres en las diferentes etapas de la vida. Las edades guardan relación con el tipo de violencia sexual. Por ejemplo: niñas, niños y adolescentes pueden ser sujetos de abuso sexual, mientras que en la adolescencia y la adultez las mujeres pueden ser objeto de violación, violación dentro del matrimonio o acoso sexual en el trabajo.
––¿Se conoce el alcance real de la violencia sexual?
––No, porque son muchas las personas que no denuncian estos hechos, pues sienten vergüenza, miedo, o están tan laceradas que se encuentran inmovilizadas e incapacitadas para narrar y reeditar la situación vivida ante la policía o un profesional.
––¿Podría hablarse de "factores de riesgo" en cuanto a la vulnerabilidad?
––Sí, para muchos especialistas ser mujer se constituye en un factor de riesgo. No obstante, pienso que la vulnerabilidad aumenta cuando la persona vive con algún grado de discapacidad; no existen en la familia patrones adecuados en el establecimiento de límites y espacios; las relaciones de poder en la pareja son marcadamente asimétricas; no se cuenta con habilidades para decir no, ni para reconocer determinadas conductas abusivas entre las que se incluyen las que afectan la integridad del cuerpo y la sexualidad.
––¿Podría enumerar los principales daños que pueden originar en la víctima estas agresiones?
––Sufrir algún tipo de violencia sexual tiene un impacto muy serio en la vida de las personas. En niños, niñas y adolescentes se pueden observar conductas sexuales inapropiadas, pesadillas, terrores nocturnos, enuresis (orinarse en la cama), inadaptación escolar, rechazo a padres, madres y maestros/as, depresión, ansiedad y conductas suicidas. En las mujeres adolescentes y adultas se pueden presentar algunas de las siguientes manifestaciones: ingestión de sustancias tóxicas, infecciones a repetición, depresión, ansiedad, autoestima baja, irritabilidad, hostilidad, miedo, así como trastornos sexuales.
––¿Es posible hablar de tratamiento en el tema que nos ocupa?
––Siempre es posible y, además, necesario. Las niñas, niños, adolescentes, mujeres, y en ocasiones algunos familiares, van a requerir de un tratamiento especializado dirigido a restablecer la seguridad y la autonomía de las víctimas. En la violación sexual se necesita prevenir los embarazos no deseados y las infecciones de trasmisión sexual.
––¿El acoso y la violencia sexual son términos sinónimos?
–– No. El acoso sexual es una de las tantas formas existentes de violencia sexual.
––¿Las agresiones sexuales se manifiestan entre personas conocidas o generalmente extrañas?
––Pueden ser recibidas tanto de personas conocidas como desconocidas.
––¿Existen políticas y estrategias en nuestro medio dirigidas a la prevención de la violencia sexual?
—Sí. Desde hace una década fue creado el Grupo Nacional de Prevención y Atención a la Violencia Intrafamiliar, coordinado por la Federación de Mujeres Cubanas, con el apoyo de instituciones y organismos. Añadiría que nuestro Código Penal incluye las diferentes formas de violencia sexual tipificadas como delitos sexuales.