Las cubanas también sufren afectaciones por esta situación. Al respecto Yolanda Ferrer, secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas, asegura:
"El impacto de la crisis se siente con mayor fuerza entre las mujeres por diversas razones, pero una puede calificarse como específica: la originada en el hecho real de que aún recaen sobre ellas las mayores responsabilidades en la vida familiar, tanto en el cuidado de hijos y ancianos, como en las tareas domésticas, actividades que se han hecho más difíciles por los escasos recursos de que disponemos.
"En nuestro caso la crisis se agrava pues debemos adicionarle el impacto del bloqueo, de la guerra económica que nos impone desde hace casi medio siglo el Gobierno norteamericano, impidiendo u obstaculizando el financiamiento, las inversiones, las importaciones y exportaciones de productos que necesitamos".
Diferentes artículos de la prensa extranjera publicados en lo que va de 2009 apuntan al temor de que, por causa de la depresión en la economía, el sector femenino pierda el terreno que ha ganado en el mercado laboral.
El informe Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres, publicado en marzo último por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), revela que la situación es poco esperanzadora para ellas: 22 millones podrían quedar cesantes en este año en que la tasa de desempleo femenino podría llegar al 7,4% en todo el mundo.
La situación es desfavorable para las féminas de cualquier nacionalidad, posición social y etnia. Pero los efectos de la depresión económica, según el reporte de la OIT, se sienten con mayor fuerza sobre las latinoamericanas y caribeñas.
Como bien reconoce la dirigente femenina cubana, nosotras constituimos una prioridad desde el triunfo mismo de la Revolución. Sin embargo:
"Si disminuyen considerablemente las posibilidades del país para adquirir productos, bienes y servicios necesarios para el pueblo, todo eso nos afecta por igual a mujeres y hombres, pero las mayores consecuencias las sufren ellas, por la permanencia de muchos rezagos del pasado, sobre todo en el ámbito familiar.
"No podemos soslayar esa arista de la crisis que afecta en muchos casos de forma distinta a las mujeres, pues prevalecen aún con fuerza tradiciones culturales caducas y ello nos exige un mayor trabajo ideológico para transformar esa realidad."
Pese a las restricciones que imponen las dificultades económicas, las cubanas tienen garantizado su derecho a trabajar, estudiar, recibir servicios de salud, a tomar parte en la vida política y social del país. Todos estos beneficios, que incluyen además los derechos reproductivos y sexuales, la igualan a nivel de la sociedad a los hombres.
A inicios de este año la Comisión Económica para América Latina y el Caribe anunció que sólo el 51% de las mujeres de la región, con edades entre 15 y 65 años, trabajaban; al tiempo que presentaba un preocupante 9,3% de desocupación femenina.
Mientras en muchos países el desempleo es un peligro inminente para ellas y en no pocos lugares su remuneración es inferior a la de los hombres, en Cuba las mujeres son el 46,7% de la fuerza laboral en el sector estatal civil, constituyen el 28% de los ministros, el 40% de los dirigentes y el 43,32% de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Estas cifras no niegan otras realidades.
"La crisis —señala Yolanda Ferrer— nos afecta como trabajadoras y el desafío que ello nos impone es tomar mayor conciencia de nuestras potencialidades. Tengo la firme convicción de que podemos y debemos dar respuestas, comenzando por la más sencilla y concreta: la eficiencia en cada puesto de trabajo ocupado por una mujer."
Haciendo una valoración general del efecto de la actual depresión económica en la mayor de las Antillas afirma:
"Al evaluar su impacto en Cuba nos diferencian muchas cosas del resto del mundo por las ventajas de nuestro sistema social socialista. El hecho de contar con un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, honesto, limpio, comprometido con el futuro digno que construimos y la dicha de que todas y todos somos protagonistas de la obra que defendemos, sienta bases diferentes cuando se trata de analizar las consecuencias de la crisis económica del capitalismo en la actualidad, por la gravedad de los sucesos acontecidos y los aún imprevisibles que podrían sobrevenir."
En medio de las serias limitaciones que atravesó la Isla en la década pasada las cubanas no regresaron al hogar. Ante la coyuntura actual hay nuevos retos.
"De este lugar prominente que hoy ocupan las mujeres en la fuerza de trabajo se deriva quizás el mayor desafío que afrontamos en las esferas social y económica: a no dudarlo la incorporación al trabajo productivo. Los resultados que alcancemos en cada lugar constituyen el verdadero ejercicio de la igualdad de oportunidades, un peldaño esencial para gozar de todos sus derechos humanos."
"En nuestro caso la crisis se agrava pues debemos adicionarle el impacto del bloqueo, de la guerra económica que nos impone desde hace casi medio siglo el Gobierno norteamericano, impidiendo u obstaculizando el financiamiento, las inversiones, las importaciones y exportaciones de productos que necesitamos".
Diferentes artículos de la prensa extranjera publicados en lo que va de 2009 apuntan al temor de que, por causa de la depresión en la economía, el sector femenino pierda el terreno que ha ganado en el mercado laboral.
El informe Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres, publicado en marzo último por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), revela que la situación es poco esperanzadora para ellas: 22 millones podrían quedar cesantes en este año en que la tasa de desempleo femenino podría llegar al 7,4% en todo el mundo.
La situación es desfavorable para las féminas de cualquier nacionalidad, posición social y etnia. Pero los efectos de la depresión económica, según el reporte de la OIT, se sienten con mayor fuerza sobre las latinoamericanas y caribeñas.
Como bien reconoce la dirigente femenina cubana, nosotras constituimos una prioridad desde el triunfo mismo de la Revolución. Sin embargo:
"Si disminuyen considerablemente las posibilidades del país para adquirir productos, bienes y servicios necesarios para el pueblo, todo eso nos afecta por igual a mujeres y hombres, pero las mayores consecuencias las sufren ellas, por la permanencia de muchos rezagos del pasado, sobre todo en el ámbito familiar.
"No podemos soslayar esa arista de la crisis que afecta en muchos casos de forma distinta a las mujeres, pues prevalecen aún con fuerza tradiciones culturales caducas y ello nos exige un mayor trabajo ideológico para transformar esa realidad."
Pese a las restricciones que imponen las dificultades económicas, las cubanas tienen garantizado su derecho a trabajar, estudiar, recibir servicios de salud, a tomar parte en la vida política y social del país. Todos estos beneficios, que incluyen además los derechos reproductivos y sexuales, la igualan a nivel de la sociedad a los hombres.
A inicios de este año la Comisión Económica para América Latina y el Caribe anunció que sólo el 51% de las mujeres de la región, con edades entre 15 y 65 años, trabajaban; al tiempo que presentaba un preocupante 9,3% de desocupación femenina.
Mientras en muchos países el desempleo es un peligro inminente para ellas y en no pocos lugares su remuneración es inferior a la de los hombres, en Cuba las mujeres son el 46,7% de la fuerza laboral en el sector estatal civil, constituyen el 28% de los ministros, el 40% de los dirigentes y el 43,32% de los diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular.
Estas cifras no niegan otras realidades.
"La crisis —señala Yolanda Ferrer— nos afecta como trabajadoras y el desafío que ello nos impone es tomar mayor conciencia de nuestras potencialidades. Tengo la firme convicción de que podemos y debemos dar respuestas, comenzando por la más sencilla y concreta: la eficiencia en cada puesto de trabajo ocupado por una mujer."
Haciendo una valoración general del efecto de la actual depresión económica en la mayor de las Antillas afirma:
"Al evaluar su impacto en Cuba nos diferencian muchas cosas del resto del mundo por las ventajas de nuestro sistema social socialista. El hecho de contar con un gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, honesto, limpio, comprometido con el futuro digno que construimos y la dicha de que todas y todos somos protagonistas de la obra que defendemos, sienta bases diferentes cuando se trata de analizar las consecuencias de la crisis económica del capitalismo en la actualidad, por la gravedad de los sucesos acontecidos y los aún imprevisibles que podrían sobrevenir."
En medio de las serias limitaciones que atravesó la Isla en la década pasada las cubanas no regresaron al hogar. Ante la coyuntura actual hay nuevos retos.
"De este lugar prominente que hoy ocupan las mujeres en la fuerza de trabajo se deriva quizás el mayor desafío que afrontamos en las esferas social y económica: a no dudarlo la incorporación al trabajo productivo. Los resultados que alcancemos en cada lugar constituyen el verdadero ejercicio de la igualdad de oportunidades, un peldaño esencial para gozar de todos sus derechos humanos."
