Gilda Fariñas Rodríguez - Revista Mujeres.- En cualquier caso, para quien porte el virus VIH o ya padezca la enfermedad, deviene un drama profundo; no solo para la vida de la persona afectada también de su familiares. Sin embargo, esa condición puede empeorar si quien lo padece es mujer.

Estadísticas publicadas por organizaciones como ONUSIDA, calculan que solo en América Latina y el Caribe, del 1.6 millones de personas portadoras de VIH/SIDA, un tercio les corresponde a la población femenina.

Como dato contradictorio, estas mujeres no pertenecen a los llamados “grupos de alto riesgo” (prostitución, adicción a las drogas y homosexualidad), sino que en su mayoría son amas de casa contagiadas por sus maridos o parejas. Una tendencia que, al decir de varios especialistas en el tema, parece estar cambiando el matiz de la epidemia en la región y que ha puesto en alerta a movimientos, ONG y organismos internacionales que enfrentan este fenómeno que, de manera peligrosa, va aumentando las cifras de afectadas.

En declaraciones a la prensa, Raúl Boyle, asesor de ONUSIDA, señala a la promiscuidad de los hombres y las dificultades de las mujeres para lograr que su pareja utilice el condón, junto al machismo prevaleciente en la mayoría de la sociedad latinoamericana y caribeña, como la trilogía principal del contagio del hombre a su mujer.

En una buena cantidad de esas naciones, ellas todavía no pueden decidir si tienen relaciones sexuales o no; mucho menos si hacerlo de manera protegida, dijo a medios informativos el asesor de ONUSIDA.

Para Marcela Alsina, coordinadora regional del Movimiento Latinoamericano de Mujeres con VIH, desde el punto de vista social, muchas son las diferencias que se levantan entre una mujer y un hombre que padecen SIDA. En declaraciones a la prensa, Alsina reconoció que por miedo al estigma, muchas mujeres ocultan a su familia que contrajeron el virus para evitar problemas laborales o sociales, de ellas o sus hijos.

Diferentes estrategias despliegan los activistas, movimientos y organismos internacionales que luchan contra la propagación del SIDA a las mujeres y a favor de mejorar las actuales condiciones en que viven quienes lo padecen. Justamente, a mediados de abril pasado la Ciudad de Panamá fue sede de la “Reunión sobre Vulnerabilidades de las mujeres viviendo con VIH/sida en Latinoamérica y el Caribe hispanoparlantes “.

Organizada por el Movimiento Latinoamericano y del Caribe de Mujeres Positivas (MLCM+) y con el apoyo de ONUSIDA, el evento fijó como temas centrales de sus debates la ausencia de información sobre las condiciones de vida de las mujeres con VIH y la necesidad de su inclusión en las políticas públicas sobre VIH y SIDA.

Este encuentro forma parte de la Propuesta de Investigación Diagnóstica: vulnerabilidad de las mujeres viviendo con VIH/SIDA en la región; un proyecto calificado de estudio pionero en América Latina y el Caribe, pues por primera vez, las mujeres con VIH desplegarán una investigación sobre su propia realidad y el día a día de las que viven con SIDA para poder registrar las situaciones de discriminación, estigma y violencia que ellas enfrentan cotidianamente.

Según sus coordinadores, la pesquisa no busca realizar un examen epidemiológico de casos y estadísticas. En su lugar mostrará la vida diaria de las mujeres con VIH en el área, y de ese modo recopilar evidencia que además de ser utilizada como instrumento de incidencia política en los países involucrados de Latinoamérica y el Caribe, propicie más adelante la inclusión de las mujeres con SIDA en la agenda de respuesta al VIH.

Tres décadas de epidemia

Aunque con algunos avisos esperanzadores de vacunas y hasta de medicamentos salvadores, lo cierto es que el VIH/SIDA transita ya las tres décadas de mantener a la humanidad en jaque. Nuevas maniobras y la adopción de compromisos más sólidos para hacer frente a la epidemia, se avizoran en varios proyectos de organizaciones mundiales.

En el caso de ONUSIDA, sus esfuerzos se enfocan para ubicar la lucha contra el SIDA en un espacio global. Enmarcado en el período de 2011-2015, este organismo seguirá avanzando en los objetivos nacionales de propiciar el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo a quienes padecen el virus de inmunodeficiencia. Además de detener y reducir su propagación, así como transformar la respuesta mundial al SIDA.

Cuba, por ejemplo, gracias a su reconocido sistema de salud pública, mantiene una atención médica priorizada y gratuita a los pacientes con VIH/SIDA, lo cual ha elevado la calidad de vida de ellas y ellos. Cada enfermo recibe su tratamiento de forma gratuita y son apoyados por el personal sanitario directamente en la comunidad donde viven.

Al decir de Rosaida Ochoa, directora del Centro Nacional Prevención de Infecciones de Transmisión Sexual y el VIH-SIDA, la Isla considera vital el control de la infección para lo cual se apoya en varios programas, como los llamados equipos de ayuda que fueron creados para socializar mensajes dirigidos, de manera esencial, a la prevención de la epidemia. Además de trabajar junto a sectores de la sociedad (educación, cultura, medios de comunicación…) para ilustrar a la población sobre la necesidad de prevenir y controlar el contagio de este padecimiento.

En declaraciones a la prensa nacional, Ochoa dijo que más de 14 mil casos fueron confirmados desde 1988 hasta la fecha. La Habana como la provincia de mayor índice y a los hombres como los que aportan las mayores cifras de afectados. La forma de contagio en el 99% de los casos con un diagnostico de VIH/SIDA, tiene que ver con la transmisión sexual.

Sin embargo, la situación de la epidemia en Cuba tiene un comportamiento de bajo riesgo y lento crecimiento, según la especialista. Incluso formas de transmisión comunes en otras naciones latinoamericanas y caribeñas como las transfusiones de sangre y sus derivados o la materno-infantil, no representan problemas de salud para la Isla.