La idea, con otras palabras, fue reiterada esta semana en La Habana, durante la presentación del informe Estado Mundial de la Infancia 2012, Niñas y niños en un entorno urbano, de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia). José Juan Ortiz, representante permanente de ese organismo internacional en la isla, señaló que millones de infantes –sobre todo en las ciudades- viven en la extrema pobreza, carentes de las más indispensables condiciones de vida, y dijo que la equidad a la cual aspira la UNICEF no puede ser una utopía.
Asimismo, llamó la atención acerca de los cientos de millones de niños y niñas que habitan en barrios marginales o asentamientos informales, sin acceso al pan, agua potable, educación, salud y recreación, expuestos a la exclusión de todo derecho y a la violencia.
Pero sobre todo, dos elementos señaló Ortiz como definitorios a la hora de brindar la atención necesaria a pequeñas y pequeños: la voluntad política de los gobiernos, asunto en el que destacó los logros de Cuba, y la necesidad de que todas las personas sean contadas, censadas, para poder acceder a reclamar sus derechos.
“Una niña o niño no censado no tiene ningún derecho y esto se agrava cada año con el acelerado crecimiento de las migraciones rurales hacia las ciudades”, aseveró.
En su opinión, la única manera de garantizar la vida segura, saludable, participativa y plena de la infancia urbana se logra construyendo un futuro más equitativo y próspero, poniendo en el centro de las decisiones, en cada ciudad, los derechos de los niños y niñas.
Al referirse al trabajo de la UNICEF en Cuba, resaltó que esta isla muestra resultados muy alentadores, pues a pesar de las dificultades económicas todas las niñas y los niños tienen garantizados sus derechos primordiales, como son la salud y la educación.
El doctor Eusebio Leal, historiador de La Habana, quien acompaño al representante de la UNICEF en la presentación del informe, en la sede de la Asociación Cubana de las Naciones Unidas (ACNU), significó el respeto social que goza la infancia en Cuba en correspondencia con el principio martiano de que “los niños son la esperanza del mundo”.
Las mujeres tampoco existen
La preocupación del representante de UNICEF en Cuba en relación con la necesidad de ser contados “para poder existir” se enlaza con un añejo reclamo de las feministas: la urgencia de desagregar las estadísticas por sexo y analizarlas desde una perspectiva de género.
Fue en 1975, durante la Conferencia Internacional por el Año Internacional de la Mujer, realizada en México, donde se logró por primera vez el apoyo de los gobiernos a la necesidad de contar no solo con estadísticas sobre asuntos de mujeres, sino con cifras que mostraran las diferencias entre la población femenina y masculina.
Veinte años después, el plan de acción de la Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing urgió a los servicios de estadísticas nacionales, regionales e internacionales a asegurarse de que los datos fueran recopilados, analizados y presentados por sexo y edad.
Sin embargo, el desglose de las estadísticas entre mujeres y hombres sigue siendo una asignatura pendiente en la mayor parte del planeta, a juzgar por las reiteradas demandas y gestiones realizadas por organismos internacionales y organizaciones no gubernamentales.
Un informe presentado en 2006 por el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales (DAES), de la ONU, confirmó esa certeza.
“No han sido muchos más los países que, en los últimos treinta años, hayan recopilado y presentado información periódicamente sobre el número de nacimientos y defunciones por sexo y edad. En realidad, la mayoría de los países no lo hace”, aseguraba el texto titulado Las mujeres del mundo 2005: Progreso en estadísticas.
La investigación que le dio origen examinó los sistemas estadísticos de 204 países, y datos básicos sobre nacimientos y muertes por sexo y edad, que pueden aclarar cuestiones como la discriminación sexual en el acceso a la atención de la salud, los problemas del aborto selectivo en función del sexo o el parto prematuro.
El texto atribuyó la carencia de estadísticas de género y la marcada diferencia entre regiones a la inadecuada capacidad de llevar las cuentas, la ausencia de entrenamiento en la aplicación de la perspectiva de género y la aplicación de conceptos y métodos erróneos en estos sistemas.
La peor situación se reportaba en África y Oceanía. Entre 1995 y 2003, apenas 14 de 55 países africanos reportaron los nacimientos por sexo y en Oceanía lo hicieron sólo seis de 17 naciones.
El informe advertía que la falta de estadísticas desagregadas por sexo en materia de población, salud, educación y trabajo distorsionaba la imagen del rol social y económico de las mujeres en todo el mundo y limitaba la información sobre la violencia de género, la pobreza, el acceso al poder y los derechos humanos.
Actualmente transcurre la Ronda Mundial de Censos 2010, aprobada por la Comisión de Estadísticas de Naciones Unidas, donde unos 60 países recaban datos y cuentan a sus habitantes desde 2005, año de inicio de la ronda, hasta el próximo 2014.
Tal coyuntura se convierte en una oportunidad de lujo para introducir en los cuestionarios censales preguntas que permitan elaborar indicadores de género en el procesamiento posterior al levantamiento de la información censal.
Cuba, que también será parte de la ronda, acaba de anunciar la realización de su próximo Censo Nacional de Población y Viviendas para septiembre de 2012 y ya ratificó su intención de profundizar en la búsqueda de estadísticas que den luz sobre la situación de las mujeres.
Otros datos del Estado Mundial de la Infancia
El Informe Mundial de la Infancia 2012 refleja los avatares de niñas y niños en muchísimas comunidades urbanas pobres del planeta, inequidades y dificultades perpetuadas por los promedios estadísticos en que se basan los programas de desarrollo y las decisiones sobre la asignación de recursos.
Según el texto, más de mil millones de pequeños a nivel mundial viven en las ciudades; de ellos, 196 millones pertenecen a Latinoamérica y el Caribe.
Los promedios generales -indica la publicación- muestran mejores resultados en las esferas de la salud, la supervivencia, la educación y la protección infantil en el ámbito urbano respecto al rural; sin embargo, enfatizó Ortiz, es en las urbes donde existen las mayores desigualdades.
Esas inequidades se reflejan en niños y adolescentes que viven o trabajan en las calles, víctimas de la trata, y hasta carecen de un certificado oficial de nacimiento. Los infantes marginados suelen recurrir a la violencia para sobrevivir, factor que genera más exclusión, explico Ortiz en la presentación habanera.
Una mayor urbanización es inevitable, sostiene el Informe. Según el texto, dentro de pocos años la mayoría de los niños crecerán en ciudades grandes y pequeñas, y no en las zonas rurales. El 60 por ciento del aumento en la población urbana corresponde a menores que nacieron en las ciudades.
Por eso, UNICEF insta a los gobiernos a otorgar a los niños un lugar central en los procesos de planificación urbana, y a ampliar y mejorar los servicios para todos.
El estudio insta a que se reconozcan en mayor medida los esfuerzos de las comunidades y a visibilizar y abordar la pobreza urbana; pero además ofrece ejemplos de soluciones comunitarias e iniciativas posibles.
