Con más de 15 años de colaboración en esta isla caribeña, Ecomujer es un proyecto medioambiental feminista de Alemania que promueve el intercambio entre el norte y el sur, busca alternativas al modo de vida consumista y a las estructuras neoliberales y patriarcales, y promueve la responsabilidad social frente a los problemas del medio ambiente, entre otros propósitos.
El proyecto se ha ampliado en Cuba y busca nuevos vínculos con otros países de América Latina, comentó a Mujeres Monika Schierenberg, de EcoMujer.
“El tema de agua nos parece fundamental porque el agua es la vida y tiene una fuerte relación con las mujeres”, dijo. “Respecto a este recurso hay grandes problemas, pero también soluciones muy interesantes, de las cuales debemos conocer y aprender”, sostuvo.
El encuentro, del 2 al 6 de abril, sesionó los tres primeros días en La Habana y los dos últimos días se trasladó a la oriental provincia de Holguín. En las jornadas participaron federadas, profesoras, profesionales de diversas disciplinas y representantes de Cuba, Austria, Alemania, Bolivia y Colombia.
Para la profesora Minerva Cámara, del Instituto Pedagógico de Pinar del Río, su mayor contribución está en influir en la comprensión y la conciencia de sus estudiantes para hacerles ver el papel de cada cual en el ahorro y uso racional de un recurso tan valioso.
“Solemos ver la falta de agua como un peligro universal, un problema que nos perjudica a todos los habitantes del planeta, pero ¿qué hago yo con la gota de agua que se escapa en mi casa?”, se pregunta la profesora.
De ese modo aboga por trabajar en la responsabilidad personal como vía que tiene cada persona para influir en el ámbito posible: el más inmediato. “Tengo que empezar por entender que tengo una responsabilidad con el agua que llega a mi casa”, reflexionó.
En el mismo sentido se expresó Mirta Sosa, secretaria general de la FMC en La Lisa, municipio de La Habana. “Las mujeres nos preocupamos mucho por el agua, un recurso que es muy valioso para la vida de nuestras familias, pero también somos una fuerza importante, en nuestras casas y a nivel mundial, para trabajar en los temas de cuidado, descontaminación y promoción de los sistemas hidráulicos”, comentó.
Ante la reducción en calidad y cantidad de los recursos hídricos, el mundo ya vive conflictos crecientes por el control del agua, lo que se estima puede llegar a ser un serio problema ambiental en el actual siglo, expresó durante el intercambio Gisela Alonso Domínguez, presidenta de la Agencia cubana de Medio Ambiente.
Datos ofrecidos por la experta indican que en la actualidad 71 países presentan déficit de agua dulce. De acuerdo con informes del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se estima que cerca de 1.100 millones de personas no tienen acceso al agua potable y 2.600 millones no disponen de saneamiento adecuado.
El agua disponible a nivel mundial corresponde en 97 por ciento a agua salada, dos por ciento a glaciares y capas polares, y solo 0,7 por ciento al agua subterránea y 0,3 por ciento a lagos, ríos, suelos y atmósfera, indicó Alonso. Precisó, además, que el 70 por ciento se emplea en la agricultura, 20 por ciento en la industria y 10 por ciento en el ámbito doméstico.
Con una fuerte inversión hidráulica, Cuba tiene una cobertura de agua potable de 96, 2 por ciento y existe una fuerte cobertura de saneamiento, de 95, 8 por ciento, precisó por su parte Yasmina Aguero Kassabb, jefa del Departamento de Cuencas Hidrográficas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).
“El recurso natural agua es el componente natural que más recursos financieros recibe anualmente”, agregó la especialista y dijo que la capacidad de embalse de agua del país creció de 48 millones de m3 en 1959 a 9 204.323 millones de m3 en 2011.
No obstante, reconoció que los mayores problemas se concentran en la rehabilitación de las vías para reducir las fugas de agua y en el tratamiento de aguas residuales, fundamentalmente en las grandes ciudades.
De sus contextos particulares mostraron vivencia y experiencias también mujeres de Alemania, Austria, Colombia y Bolivia, país este último sobre el cual habló al plenario María Eugenia Flors, una de las protagonistas de “la guerra del agua” en Cochabamba, todo un hito en las luchas sociales de Bolivia en el año 2000, que marcó pautas como el inicio del empoderamiento de las organizaciones sociales en su lucha por recuperar el agua de manos de la trasnacional Bechtel.
Explicó que la fuerza principal en esa batalla fueron las mujeres, que tiene un papel muy activo en las asociaciones de agua y riego en el valle alto de Cochabamba. Tras ganar “la guerra del agua” se dieron entonces a la tarea, en toda la comunidad, de llevar adelante nuevas formas de gestión del agua, mediante la creación de comités. Asociaciones y cooperativas del agua.
“La mayoría de los sistemas comunitarios del agua, son manejados y administrados por mujeres, desde la parte técnica, administrativa y organizativa”, destacó María Eugenia; sin embargo, el papel de la mujer sigue invisibilizado y no asume las direcciones de las decisiones en los sistemas comunitarios, sostuvo.
Encuentros de este tipo son muy provechosos, a juicios de la colombiana Claudia Roa, “porque aprendemos unas de otras, intercambiamos ideas y nos damos apoyo al saber que no estamos solas en lo que hacemos”, precisó.
“Como EcoMujer nos sentimos responsables también con hacer ver los efectos diferentes que tiene el cambio climático y los problemas del agua para hombres y mujeres”, Schierenberg, de EcoMujer.
Muchas mujeres necesitan y reclaman el agua a diario, pero también trabajan duramente en movimientos sociales para defender ese derecho, señaló. “Es importante entonces que, por sus conocimientos y capacidades en la gestión del agua estén representadas en todos los niveles, desde las bases hasta los más altos niveles estratégicos, donde se toman las decisiones”, agregó.
