En su discurso inaugural Dilma Rousseff dijo "esta conferencia pone a prueba la grandeza de los gobiernos a la hora de mostrar voluntad de acordar metas conjuntas". Y así fue.
Sostenibilidad ambiental y equidad social fueron los ejes principales que movieron el debate. Uno de los aspectos que se consideran positivos fue precisamente la centralidad que la erradicación de la pobreza tuvo durante el cónclave.
Sin embargo, la mayor polémica la generaron las discusiones y análisis sobre la llamada “economía verde”. En un artículo de Ignacio Ramonet sobre los desafíos de la Cumbre explicaba como uno de los retos estaría entre “el concepto de “economía verde” que defienden los portavoces del neoliberalismo, y el de “economía solidaria”, promovida por los movimientos que creen que sin la superación del modelo actual de “desarrollo predatorio”, basado en la acumulación privada de riqueza, no habrá preservación ambiental.”
Así ambientalistas, activistas sociales, mandatarios, presidentas y representantes de pueblos y culturas diversos expresaron puntos de vista, recelos, esperanzas y oportunismos a la vez que la posibilidad de cambio real queda en un documento que muchos critican por no ser vinculante, es decir por no establecer responsabilidades y objetivos a cumplir por los gobiernos de las naciones participantes.
Otro de los aspectos objeto de crítica fue la desestimación del Fondo Verde, una propuesta que de China en conjunto con el G77, que consiste en proporcionar recursos por más de 30 billones de dólares para financiar el desarrollo sostenible. A la vez, el documento tampoco define metas concretas de desarrollo sostenibles para sustituir las contenidas en las Metas del Milenio cuyo plazo vence en 2015.
¿Qué de nuevo trajo Río+20? –llamada así por realizarse dos décadas después de la Cumbre de los Pueblos en 1992—pues puede constatarse una solidez en el activismo ambientalista y un interés de diálogo y acción conjunta de los gobiernos latinoamericanos. Por otra parte, un sujeto político de considerable influencia comienza a ser cada día más visible: las mujeres.
Según varias fuentes informativas, el documento final de la Conferencia “El futuro que queremos” reconoce el papel de las mujeres para garantizar el desarrollo sostenible. Sin embargo, aunque llama a la participación de la población femenina mundial en las esferas política, económica y social y reconoce la necesidad de avanzar en la igualdad de género y la importancia de la salud sexual y reproductiva, el texto no incluye los derechos reproductivos de las mujeres, un tema álgido en el debate y que según algunas fuentes fue dilapidado por la presión de algunos países árabes y la iglesia católica.
Voces femeninas en la política internacional, fortalecen su protagonismo…
Bajo el auspicio de ONU Mujeres, mandatarias, exprimeras ministras y políticas de varios países se reunieron por primera vez en una cumbre de gobernantes mujeres paralela a Rio+20.
Durante el encuentro varias de las presentes se manifestaron respecto a las posturas y resistencias encontradas en la cumbre en relación al reconocimiento de los derechos de la población femenina.
Temas como la violencia de género, la feminización de la pobreza, la violación de los derechos reproductivos de las mujeres, la participación en la vida política y económica, fueron abordados durante el encuentro.
Las agencias de prensa AFP y EFE divulgaron en sendos cables algunos de los criterios de las mandatarias, entre los que sobresale el llamado de la primera ministra de Jamaica, Portia Simpson Miller a participar y ser percibidas como líderes dentro la cumbre.
La directora ejecutiva de ONU Mujeres y ex presidenta de Chile, Michelle Bachele afirmó durante el conclave: “No podemos vivir con la mitad de la humanidad marginada"… “Combatir la desigualdad e incorporar a las mujeres al poder "se traduce en reducción del hambre y la pobreza”. Citas reproducidas por AFP.
EFE reproduce de Bachellet una frase que según la agencia enardeció a un auditorio compuesto por más de 700 mujeres. "Las mujeres no queremos menos. Queremos mucho más. No queremos retroceder y no queremos seguir como estamos. Queremos avanzar".
Como conclusión de la cumbre, las mandatarias redactaron un documento final en el que expresaron “Afirmamos que la equidad y el acceso al poder de las mujeres y niñas son fundamentales para el desarrollo sostenible".
Durante la reunión de alto nivel, participaron las presidentes de Brasil, Dilma Rousseff; Costa Rica, Laura Chinchilla; y Lituania, Dalia Grybauskaite, así como a las primeras ministras de Jamaica, Portia Simpson-Miller; Australia, Julia Gillard; y Dinamarca, Helle Thorning-Schmidt. También asistieron las ex presidentes de Irlanda Mary Robinson y de Finlandia Tarja Halonen, y las ex primeras ministras Micheline Calmy-Rey, de Suiza, y Helen Clark, de Nueva Zelanda, entre más de un centenar representantes mujeres de 90 países.
