Francisco Rodríguez - Blog "Paquito el de Cuba".- Para sorpresa de toda la afición de este deporte tradicionalmente asociado en la Isla con la virilidad extrema, machista y homofóbica, al cierre de la quinta entrada, cuando el duelo marchaba empatado a una carrera entre ambas selecciones, la Televisión Cubana que transmitía en vivo el espectáculo apuntó sus cámaras hacia uno de los palcos superiores del parque José Ramón Cepero, y los comentaristas deportivos mencionaron la participación de nuestra delegación del movimiento LGBTHI de Cuba.


Jonrón contra la homofobia o Banderas del arcoíris en el béisbol

Francisco Rodríguez - Blog "Paquito el de Cuba".- El jueves 16 de mayo no lo recordaremos tanto por la apretada derrota que prácticamente definió la imposibilidad del equipo de Industriales de avanzar a la fase de finales de la serie nacional, como por la presencia tal vez por primera vez en la historia del béisbol en Cuba de la bandera del arcoíris y un nutrido grupo de activistas por los derechos sexuales en las gradas de uno de nuestros estadios.

Para mí fue lo más emocionante de esta Jornada.  

El singular acontecimiento ocurrió durante el segundo juego de la subserie entre el equipo de la capital y sus contrincantes de Ciego de Ávila, partidos que coincidieron con la celebración en esa provincia de las actividades centrales por la VI Jornada Cubana contra la Homofobia, cuando también por primera ocasión participan en el comité organizador las autoridades deportivas del país.

Para sorpresa de toda la afición de este deporte tradicionalmente asociado en la Isla con la virilidad extrema, machista y homofóbica, al cierre de la quinta entrada, cuando el duelo marchaba empatado a una carrera entre ambas selecciones, la Televisión Cubana que transmitía en vivo el espectáculo apuntó sus cámaras hacia uno de los palcos superiores del parque José Ramón Cepero, y los comentaristas deportivos mencionaron la participación de nuestra delegación.

Con la participación por primera vez del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER) en Morón comenzaron las actividades de cultura física de esta VI Jornada Cubana contra la Homofobia.  

Así, no solamente la fanaticada avileña, sino la de toda Cuba, pudo ver a unas 70 personas entre quienes estábamos activistas lesbianas, gays, bisexuales, trans y heterosexuales, agitar en público las banderas del arcoíris que identifican a los movimientos LGBT en el mundo, junto con carteles alegóricos a la lucha contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género.

La sarabanda vincula el ejercicio físico con la música y la recreación.  

Para mí fue una de las acciones más revolucionarias que probablemente acontecerán durante esta sexta edición de las Jornadas que organiza el Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX), que ya mostró en las ciudades de La Habana, Morón y Ciego de Ávila un intenso programa de actividades de enorme repercusión y visibilidad pública.

La carrera popular por el respeto a la diversidad sexual también tuvo lugar el jueves 16 por la mañana en Ciego de Ávila, y la ganó Malú, activista transexual del CENESEX.  

Desde las congas o pasacalles en las tres urbes mencionadas, sendas galas contra la homofobia en el teatro Karl Marx y en el Principal de la capital avileña —con la transmisión este domingo del espectáculo en el mayor teatro de Cuba, también por primera vez en seis años, por uno de los canales educativos de la televisión estatal cubana—, hasta los talleres, ferias y paneles comunitarios, debates culturales y académicos, conversatorios en varias universidades del país, todo desempeñó su papel en esta estrategia educativa para la población y la familia.

 

En el Parque Martí, de Ciego de Ávila, Mariela Castro hizo ejercicios físicos al ritmo de la música junto con la población. 

Lo más emocionante para mí, no obstante, fue esta irrupción en el juego de pelota entre los Leones y los Tigres, entre otras razones porque además de lo irreverente del gesto, sencillamente, eso no estaba en el programa.

La idea surgió de manera espontánea cuando ya estábamos en Ciego de Ávila, y a sugerencia de algunos miembros del comité organizador de la Jornada, nos percatamos del impacto político, social y cultural que podía tener nuestra visita al estadio.

Ni el deporte ni la lucha contra la homofobia discriminan por edad, género u orientación sexual.

Aunque a algunas personas pudiera parecerles algo sencillo, poder estar esa noche en aquellas gradas fue casi tan difícil como llevar la bandera del arcoíris al Pico Turquino, y tan significativo como la declaración el pasado año de una gloria del béisbol cubano que refirió la existencia de homosexuales en esa disciplina.

El letrero más espectacular de esta Jornada contra la Homofobia: “Por un nuevo Código de Familia donde dos iguales también hacen pareja”. Fue un mensaje espontáneo e imprevisto en la ciudad de Morón, en Ciego de Ávila. 

La delegación llevaba ya varios días de constante ajetreo, y en particular ese jueves no hubo ni un respiro en el programa, desde que desayunamos a las siete de la mañana. El partido comenzaba a las ocho de la noche, y nosotros teníamos hasta las siete y media de esa tarde el estreno en Ciego de Ávila de la obra Troya, monumental puesta callejera del grupo Morón Teatro.

Sobre las diez de la noche estaba prevista la Serenata por la diversidad, frente a la Casa de la Cultura, para esperar con arte y fuegos artificiales la medianoche del 17 de mayo, Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia.

La Conga a lo largo de varias cuadras de la capital avileña exigió también destrezas casi deportivas. 

En resumen, apenas había tiempo para el baño y la cena, cuyos horarios no dependían solo de nuestra voluntad. Me correspondió la responsabilidad de explicarles a nuestro grupo de activistas LGBTHI la propuesta y lo que ello implicaba.

Es muy probable que colegas allí de nuestra causa nunca antes pisaran un estadio de béisbol ni gustaran del deporte nacional, también por el prejuicio de que si alguien es gay o transexual, no debería tener tales intereses.

La participación masiva de la población fue sorprendente.

Lo cierto además es que todos y todas estábamos exhaustos. Pero cuando dimos los argumentos, y explicamos la trascendencia que podía tener esa oportunidad inédita de mostrarnos en un escenario donde nadie esperaba vernos, la gran mayoría apoyó la aventura sin vacilar.

De esa manera pudimos remontar el cansancio y agilizar la organización, para finalmente poder asistir al juego a partir del segundo inning, e incluso estuvimos cuando mi equipo de Industriales empató el partido con la única carrera que harían esa noche, donde perderían 1 x 2 frente a Ciego de Ávila, en un segundo fracaso que sepultó las esperanzas finalistas de los Leones en la actual serie nacional.

Había mucha juventud, belleza y salud. 

Sobre las reacciones del público cuando percibieron quiénes éramos y qué hacíamos allí en aquel escenario presuntamente sagrado de los machos, varones, masculinos, qué les puedo decir.

Tal vez entre nuestro grupo había alguien con temores de que las reacciones fueran airadas e irrespetuosas en exceso, si tenemos en cuenta que los terrenos de béisbol en Cuba son nuestro similar a los coliseos de los gladiadores romanos, donde las pasiones mandan en las gradas.

Unos días antes, en pleno Parque Central de La Habana, donde mismo habitualmente funciona la más famosa peña deportiva espontánea del país, hubo una “esquina caliente” sobre sexualidades diferentes, como parte de las actividades comunitarias de la Jornada. 

Nada de eso. Siempre hubo varios rostros crispados, ciertas miradas desconcertadas, y hasta alguna que otra exclamación homofóbica, en la cuerda de la broma de mal gusto. Pero la mayoría de los asistentes solo voltearon a mirar, sonrieron, nos saludaron y hasta hicieron fotos.

Con Alexander Mayeta, uno de los ídolos de mi hijo Javier. 

Como estábamos detrás del banco de Industriales, también los jugadores del equipo azul salieron a mirar cuál era el motivo de tanto alboroto, según le comentó el mentor Lázaro Vargas a uno de nuestros activistas, al coincidir al día siguiente en el elevador del hotel donde nos alojábamos junto con los deportistas.

Por eso justo antes de partir de regreso a La Habana, me tomé una foto con Alexander Mayeta, uno de los ídolos de mi hijo Javier y a quien según me contaron, un aficionado avileño trató de ofender al gritarle durante el juego que nosotros éramos su peña de seguidores.

Les guste o no a tales individuos homofóbicos, el movimiento LGBTHI de Cuba bateó de jonrón en esa noche histórica, cuando hicimos nuestra primera aparición pública en un estadio de béisbol. ¡Y todavía falta el próximo sábado 25 de mayo, desde las nueve de la mañana en la Ciudad Deportiva, el Primer Festival deportivo contra la Homofobia! 

Género
Mesa Redonda.- Como homenaje a Vilma Espín, en el aniversario 90 de su natalicio, Cubadebate enfoca su espacio en la Mesa Redonda de este martes al mostrar la participación en la batalla y los desafíos de la mujer cubana frente a...
Canal Caribe.- Este 7 de abril, cumpliría 90 años la Heroína de la Sierra y el Llano, #VilmaEspín Guillois. El pueblo cubano recuerda su impronta y ejemplo....
 Laura V. Mor (Fotos: Yaimi Ravelo) - Resumen Latinoamericano Corresponsalía Cuba.- “Rescatar la memoria histórica femenina” es el objetivo que llevó a la artista y cineasta cubana Marilyn Solaya a encarar el pro...
Lo último
La Columna
La Revista