Yelena Ortega Ferrero - Cubainformación.- La violencia contra la mujer ha existido a lo largo de la existencia humana, desde la antigüedad siendo considerado un problema social.


Desde la antigüedad la mujer formaba parte de la propiedad material del hombre, el dueño y señor de todo, la mujer pasaba de manos del padre de la joven a manos del esposo, cuyas costumbres existen en muchos países árabes en la actualidad. La mujer no formaba parte de la sociedad solo servía para reproducirse y trabajar en el hogar.

Los casos de violación a la mujer han existido en todas las etapas de su vida ya sea en su propia familia, como por la comunidad o el país donde viven, y se han aplicado en todas sus facetas desde daños físicos, psicológicos y hasta ocasionar su muerte. Muchos años pasaron para que la sociedad femenina despertara y determinara emanciparse, en diferentes etapas dependiendo del Estado donde vivía.

Varias fueron las terminologías relacionadas a partir de un hecho de violencia contra las féminas (violencia intrafamiliar, violencia doméstica, violencia racial, violencia de género) pero todas terminan en una misma acción. Según estadísticas de la ONU la mitad de las mujeres de América Latina enfrentan a lo largo de su vida al menos una vez un hecho de este tipo en su seno familiar. La ONU por su parte realizó una declaración a favor de la mujer la cual incluye seis artículos en los que se define la violencia contra la mujer, las formas y ámbitos de la misma, además de enumerar los derechos de las mujeres para alcanzar la igualdad y su pleno desarrollo e insta a los Estados y organizaciones internacionales a desarrollar estrategias y poner a disposición los medios para erradicarla.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) define violencia contra la mujer como: “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada”, según plantea el artículo 1 de la ratificó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer.

Aun cuando se ha logrado la emancipación de la mujer en casi todo el planeta, la violencia contra la mujer no es exclusiva de una nación o un sistema político, está presente en todas las sociedades del mundo en toda su expresión, provocado por la misma cultura patriarcal que nos precede y aunque resulte penoso se ha de destacar en algunas ocasiones el propio machismo reflejado en la mujer impulsado mayormente por el contexto social en el que fue criada.

América Latina debido a los altos índices de violencia contra la mujer, ha sido una de las regiones que mayor atención ha prestado en el mundo, a partir de la creación de programas, seminarios y eventos que promueven la igualdad del hombre y la mujer, además de la lucha en las redes sociales a través de posters e imágenes capaces de hacer tomar conciencia en la sociedad. Se crearon organizaciones como la Red Feminista Internacional, la Convención para Erradicar la Discriminación contra la Mujer (CEDAW) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra la Mujer en Brasil, cuyos eventos impulsaron medidas legislativas y modificaciones de códigos penales que en los diferentes países se han venido produciendo desde entonces. Actualmente numerosos países abogan y defienden el derecho de la mujer a la igualdad y han creado estrategias específicas para combatir las acciones de machismo en sus Estados.

Las mujeres en muchas de las sociedades son aquejadas desde pequeñas ya sea por abusos sexuales, el comercio de menores en el tráfico humano, la prostitución, turismo sexual, venta de órganos, además del muy frecuente uso del infanticidio femenino en países como la India, Bangladesh, China, Pakistán, en los que el número de hombres y mujeres está muy desproporcionado, mayormente determinado por los deseos del padre de inmortalizar su apellido.

Según datos de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Crimen (UNODC), la prostitución y el tráfico de mujeres costó 33 millones de víctimas, muchas más que el tráfico de esclavos, estas jóvenes eran trasladadas desde sus países a través de engaños, eran escogidas por lo general de la clase más desposeída de la sociedad donde se encontraban, o provenientes de países en guerra, con un bajo nivel cultural incapaz de diferenciar la mentira de la realidad.

Según estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la mayor cantidad de violaciones se ejecutan dentro de la propia familia en edades muy tempranas, el resto ocurre por relaciones de parejas o ex parejas que pueden ser impulsados por los intentos del hombre por dominar a la mujer, la baja estima que determinados hombres tienen de las mujeres o de sí mismos que le provocan un complejo; causas que conducen a procurar instaurar una relación de dominio mediante desprecios, amenazas y golpes. Siendo estos últimos en gran parte de las ocasiones daños psicológicos como agregado del maltrato físico, a través de ofensas, agravio verbal, manipulación mental humillación todo influyendo sobre la propia subjetividad de la mujer.

Por su parte la violación como hecho está definida por Sandrine Treiner como: “la forma más evidente de dominación ejercida, de manera violenta, por los hombres sobre las mujeres”. En países como Estados Unidos, Canadá, Suiza, Finlandia y Sudáfrica, muchas jóvenes menores de 17 años admiten haber sido violadas, siendo este último Estado el que tiene la situación más crítica. En Irak por ejemplo la tradición tribal iraquí no les deja elección: cuando una mujer es «mancillada» por una violación o por un acto sexual extra-matrimonial, está poniendo en peligro el honor de su familia y de toda la tribu. A la violación se responde con represalias, y como ofensa al fin la primera acción a tomar es asesinar a la mujer.

La violación por su parte puede traer consigo depresión, dolencia física, trastornos en el interior de la mujer o trastornos psicológicos, contraer enfermedades de transmisión sexual o un embarazo no deseado que puede llevar a asesinar el bebé o vivir con esa marca por el resto de su vida, y si se miden más las consecuencias de este acto se obtendrá un sin números de derivaciones que podrían parar en el uso del alcohol, drogas e incluso la muerte. Incluso muchas de estas personas dedicadas al tráfico femenino le aplican la ablación femenina, concepto solamente manejado por algunas costumbres del occidente y el centro de África muy parecido a la circuncisión practicada por musulmanes, judíos y buena parte de las poblaciones del África Negra.

La ablación es el equivalente en las niñas, práctica basada en la mutilación genital femenina (MGF) y comprende todos los procedimientos que, de forma intencional y por motivos no médicos, alteran o lesionan los órganos genitales femeninos. Es decir, es la resección parcial o total de los genitales externos femeninos, así como otras lesiones de los órganos genitales femeninos. Estos procedimientos no aportan ningún beneficio a la salud de las mujeres y niñas. Por el contrario,  pueden producir hemorragias graves y problemas urinarios, así como complicaciones del parto y la muerte del recién  nacido. Entre sus complicaciones inmediatas se encuentran el dolor intenso, choque, hemorragia, tétanos, sepsis, retención de orina, llagas abiertas en la región genital y lesiones de los tejidos genitales vecinos. Su práctica más frecuente es en las regiones occidental, oriental y nororiental de África, en  algunos países de Asia y del Oriente Medio y entre algunas poblaciones inmigrantes de Norteamérica y Europa. En España  también existe el riesgo de que se realicen estas prácticas al ser un país receptor de inmigrantes. Incluso estas prácticas brutales son sufridas por las mujeres.

Analizando los países con mayores incidencias de violación de género en el mundo aparece México con un alto índice, país donde a diario mueren mujeres ya sea en las fronteras, por violación, incluso muchas de estas son mujeres con un alto nivel cultural como el periodismo, mayormente por casos de narcotráfico y la mafia que puedan estar involucradas de una forma u otra. En México se han dado casos de violaciones a extranjeros al cual se le presta especial atención debido a la comunidad internacional cosa que no ocurre con las mujeres del propio país, las indígenas que sufren a diario el feminicidio. Los países con mayor incidencia serán analizados en próximos artículos.

Las mujeres generalmente somos identificadas por la delicadeza, la obediencia y la dependencia emocional en las parejas y todo aquel que nos rodea, es muy fácil engañar tanta inocencia y muchos son los hombres que se aprovechan de la situación, mucho más si somos aquejadas por una difícil situación económica. Además en los casos de abuso temen a las consecuencias de romper la vinculación afectiva con el agresor y buscan salidas que casi nunca son favorables para ellas.

No debemos permitir que casos como estos nos afecten, hay que tomar conciencia a tiempo que a lo mejor existe alguna salida, debemos criar nuestros hijos con respeto y amor a la mujer sin distinción de género. Luchar por la vida, que estamos en un nuevo siglo, somos una nueva generación y existe una comunidad mundial que respalda los derechos de la mujer. Vivo en Cuba, gracias a mi gobierno no padezco de tales problemas, pero lamento la tristeza de las mujeres como yo, de jóvenes como yo que no pueden sonreír a diario por la vida que les tocó vivir.

II parte

La violencia tanto al hombre como a la mujer ha estado presente durante toda la existencia de la humanidad, reflejada en todas sus formas en la sociedad como les comentaba a los lectores en la primera parte de esta serie de artículos dedicado a las mujeres que han sido víctimas de violencia en el mundo.

Comentaba en el artículo anterior que comenzaría con México, creo que impulsada por muchas noticias que leo a diario de asesinatos y violaciones a periodistas en ese país, mujeres que solo desean estar en el lugar indicado para trasmitir la verdad de los mexicanos, y solo fuera esto, pero a partir de una larga investigación obtuve importantes cifras acerca del femicidio (concepto manejado en la primera parte de la serie).

Según declaraciones del Observatorio Nacional del Feminicidio en México se cometieron 4.112 asesinatos de este tipo en 13 estados del país durante cinco años y medio de la administración de Felipe Calderón (2006-2012). Y de 2010 a junio de 2012 hubo casi 4.000 mujeres desaparecidas, de las cuales 1.200 desaparecieron en Chihuahua y 955 en el Estado de México del cual era gobernador el actual presidente Enrique Peña Nieto. El 51% de esas desaparecidas tenían entre 11 y 20 años, muchas de las cuales terminaban en el tráfico internacional de mujeres.

Triste resulta escuchar los datos alarmantes de ser México el sexto país en el mundo referido al maltrato a la mujer, estimándose que cada 4 minutos una mujer fuera víctima de algún maltrato ya sea físico o psicológico, responsabilidad en gran parte de un gobierno que pasa por alto el abuso a la mujer. Según datos recogidos del artículo Feminicidio, Desaparición de Mujeres, Trata Y Discriminación en Medios de Comunicación, existen 200.000 mexicanas explotadas sexualmente en el extranjero y cerca de 50.000 extranjeras explotadas en México, los Estados en donde se ha encontrado vinculación con la desaparición de mujeres y niñas con la trata y luego el posterior feminicidio son: Baja California Norte, Chihuahua, Coahuila, Chiapas, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Nuevo León, Puebla, Oaxaca, Quintana Roo, San Luis Potosí, Tamaulipas, Tabasco, Tlaxcala, Veracruz, Zacatecas. Los Estados con mayor incidencia de desapariciones: Baja California Sur, Chiapas Chihuahua, Coahuila, Distrito Federal, Durango, estado de México, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo, Jalisco, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, San Luis Potosí, Sinaloa, Tabasco, Tamaulipas, Tlaxcala, Veracruz y Zacatecas.

Uno de los casos más difíciles se encuentra en la cárcel donde las violaciones según estimaciones de la Secretaría de Salud Federal ocurren alrededor de 12000 violaciones por año de las cuales solo de 11.7%-12.4% llegan a la etapa de averiguaciones previas y únicamente el 2.5-3% terminan en sentencia condenatoria en el periodo de 2008 a 2010 por parte del Estado mexicano como respuesta al Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW), fallando el sistema de justicia para las mujeres sobrevivientes a la violencia. En gran medida provocado debido a que aproximadamente el 5% de la población penitenciaria está constituida por mujeres.

Sin embargo, de las 455 cárceles en México solamente 13, el 2.8%, son exclusivamente para mujeres y el resto son mixtas. De 91 reclusorios mixtos analizados, 22 de ellos las mujeres tienen asignados dormitorios dentro de centros masculinos con instalaciones compartidas. Un estudio reciente en 21 entidades que analiza la situación de las 7.301 mujeres en condiciones de asilamiento, revela que la gran mayoría alrededor de un 67% son jóvenes entre 18 y 37 años de edad, muchas de ellas madres y jefas de hogar; el 27% presentan algún tipo de adicción a antidepresivos, estimulantes o alucinógenos pero la mitad de los centros penitenciarios que reportan población femenina con adicciones no cuentan con atención médica o psicológica especializada para estos casos y 22% de los centros no tienen servicios de ginecología y obstetricia.

Sin dejar atrás la situación en algunos estados del país por ejemplo, debemos citar a Chihuahua que desde 2008, ha presentado el mayor número de mujeres asesinadas en todo el país y más del 95% de los asesinatos de mujeres no han sido resueltos. De 1990 a 2007, se registró en Chihuahua, un promedio anual de 56 asesinatos de mujeres. Entre 2008 y 2010, el promedio anual fue de 327 asesinatos, casi una mujer asesinada por día.

Acorde al informe: “Información para el Comité CEDAW sobre la situación de violencia contra defensoras de derechos humanos”, once defensoras de derechos humanos fueron asesinadas en un año, desde diciembre de 2010 a diciembre del 2011. Todos los casos continúan impunes. De los 68 casos de ataques individuales cometidos en contra de mujeres y hombres en 2011,  41% corresponde a mujeres (sin contar las agresiones que éstas sufren en su entorno motivadas por la discriminación y violencia de género que todavía no se han registrado). De las 292 comunicaciones de las amenazas enviadas a la Relatora Especial sobre la situación de las y los defensores de derechos humanos entre 2004-2009, algo más de la mitad se refieren a defensoras que trabajan en América Latina. El 76% de ellos reconoció especificidades de género en el tipo de violencia que sufrió por su trabajo, y de ese 76%, el 40% reconocen la sexual como la principal violencia específica; y El 12% sufre amenazas contra la familia (principal violencia).

El 50% de estas personas defensoras de los derechos afirma haber sufrido violencia directa por razón del trabajo que realizan y el 50% restante reconoció haber sufrido trabas y obstáculos severos en su desempeño. El 86% afirmó que sus organizaciones o compañeros/as de trabajo fueron objeto de violencia. La más común es la que atenta contra la vida, la libertad y la integridad personal de las y los defensores de derechos (60) %. Al menos dos organizaciones vinculadas con la defensa de los derechos humanos de las mujeres han tenido que cerrar para garantizar su seguridad entre 2011 y 2012: Centro de Apoyo al Trabajador de Puebla y Refugio de alta seguridad CIAM Cancún.

Según datos recogidos del artículo “Panorama de violencia contra las mujeres” en los centros escolares a nivel nacional, de las 5.093.183 mujeres violentadas durante su estancia en la escuela, 58.0% manifestaron ser objeto de humillaciones, 42.7% habían sufrido agresiones físicas, a 7.4% les propusieron tener relaciones sexuales a cambio de calificaciones, a 7.2% las acariciaron o manosearon sin su consentimiento, también 7.2% recibieron represalias, así como castigos por haberse negado a las pretensiones del agresor, a 0.9% las obligaron a tener relaciones sexuales y muchas otras las hicieron sentir menos o habían sido ignoradas por el único hecho de ser mujeres.

El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) registró de 2010 a junio de 2012, 3.976 mujeres desaparecidas en el país; de estos casos, 1 200 ocurrieron en Chihuahua y 955 en el Estado de México, según datos de procuradurías estatales. La activista precisó que 51% de las víctimas de desapariciones forzadas en este período tenían entre 11 y 20 años de edad, lo que refleja la impunidad con que operan las organizaciones de trata de mujeres.

A partir de un estudio presentado en el Senado, por la Subsecretaria de Derechos Humanos de Gobernación, Lía Limón se deduce el aumento de los feminicidios considerablemente en nueve estados del país: Chiapas, Chihuahua, Sonora, Sinaloa, Distrito Federal, Durango, Guerrero, Michoacán y Oaxaca. El análisis señala que la muerte de mujeres por arma de fuego y explosivos aumentó de 2.8  a 23.8 por ciento entre 2001 y 2010. En el mismo periodo los fallecimientos por golpes, se incrementaron de 8.2 a 18.7 por ciento.

Cuan lamentable es que una sociedad permita que hechos como estos que se han mencionado a lo largo de esta investigación sean vistos como normales, en esta sociedad se han de revisar los principios, valores y las bases donde fue construida. Y aunque en México según la funcionaria de la Secretaría de Gobernación (Segob) reiteró que han habido avances en los dos últimos años -en los que 19 entidades federativas ya tipificaron el delito de feminicidio-, es necesario que los estados restantes hagan lo propio.

La mujer tiene derecho a tener una vida libre de violencia, acompañada del respeto tanto propio como de la sociedad, merece atención de las entidades públicas, del gobierno, no puede existir ningún tipo de agresión en la sociedad ya sea por el color o por el estatus dentro de la sociedad. Se debe descalificar la violación sexual o física y mucho menos permitir que sea vista como algo normal. Mi apoyo y solidaridad a todas aquellas mujeres mexicanas que viven aplastadas por su propio gobierno, víctimas de la sociedad, del androcentrismo y la discriminación.

Bibliografía

Comité CEDAW, Respuestas a la lista de cuestiones y preguntas relativas a los informes periódicos séptimo y octavo combinados, 14 de marzo de 2012, [CEDAW/C/MEX/7-8]). http://observatoriofeminicidiomexico.com/posicionamientodelanorma046.pdf

International Centre for Prison Studies, World Prison Brief, http://www.prisonstudies.org/info/worldbrief/

Informe sobre la situación de acceso a la justicia para las mujeres en México. Equis. Justicia para las mujeres. Disponible en http://132.247.1.49/mujeres3/CEDAW2/docs/DctosSocCiv/10_EquisSubmission_for_the_session.pdf

Juárez y Chihuahua, guerra contra el narcotráfico. Justicia para Nuestras Hijas; Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y MUKIRA. Disponible en http://132.247.1.49/mujeres3/CEDAW2/images/pdf/17_juarezychihuahuaguerravsnarco.pdf

Panorama de violencia contra las mujeres. ENDIREH 2006.Estados Unidos Mexicanos. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, México, 2007. Página 10.

Bolivia: ¿Violencia, hasta cuándo? (III)

India, ¿será el feminicidio parte de su identidad? (IV)

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