Thais Gaes - Texto recibido por correo electrónico en Negra Cubana tenía que ser.- El artista visual Michel Mirabal ha llamado “talibanes extremistas escondidos detrás de la fachada de defensores de estos fenómenos y no son más que hipócritas esperando un desliz para regar su veneno y pedir sanciones”, a quienes criticamos el fragmento de un video sin terminar que publicó y posteriormente retiró de Facebook. En esta primera versión del material aparecía el artista tocando las nalgas de varias mujeres como si fueran instrumentos de percusión.


Luego subió una versión terminada a la que llamó Las dos orillas de una verdad. En esta última hace el ademán de tocar los glúteos de las mujeres como si fueran tambores, y al final del video esas mismas mujeres llaman a no dejarse utilizar pues “la violencia puede venir disfrazada de arte”. Nunca mejor dicho.

Lo primero que me vino a la mente fue: ¿de qué película o serie de televisión habrá sacado el calificativo de “talibanes extremistas”? Luego encontré un texto publicado en elperiodico.com, donde entrevistan a Jorge Pérez, músico español que realizó los videos Bottom percussion, en el que se inspiró el cubano para hacer este videoclip, donde Pérez utiliza glúteos de hombres y mujeres cual instrumentos de percusión. El español “lamentaba haber sido incomprendido por las feministas menos rigurosas y más talibanes”, cito textualmente. Entonces caí en la cuenta de dónde provino el calificativo.

¿Sabe acaso Michel Mirabal que es un talibán? ¿Será consciente de qué es un extremista? Matar a una mujer, abusar de ella o maltratarla solo por el hecho de ser mujer, eso sí es extremismo, más que extremismo es barbarie. ¿Conoce Mirabal a alguna mujer que haya vivido o esté viviendo un ciclo de violencia? ¿Tendrá idea de cuán difícil es salir de ahí? Lo convido a que le pida a alguna víctima de violencia de género que le dé su testimonio, y luego de escucharla se responda a sí mismo qué es extremismo.

En un cuestionario acerca de este performance publicado en el sitio web de su estudio, Mirabal responde a una de las interrogantes:

“Si tenemos en cuenta que ese tipo de situaciones proliferan en los medios de difusión, en internet y en nuestra vida cotidiana, y transcurren de manera “natural” sin que se desaten las alarmas que debería detonar, la reacción tan virulenta a las imágenes que yo publiqué pareciera desmedida”.

Reacciones virulentas llama él a las réplicas contra un material soez, misógino y humillante. Incluso va más lejos, llega a decir que “detrás de esos grupos extremistas hay oportunistas”. Curiosamente, eso mismo podríamos pensar de él y su video, que detrás de su intención de denunciar la violencia hay otras pretensiones menos nobles.

Justificarse con la frase “usted no sabe nada de arte”, me parece una excusa pueril y soberbia. ¿Desde cuándo el arte es exclusivo para los entendidos en esa materia? ¿En qué momento las personas que no saben de arte perdieron el derecho a opinar, a emitir sus criterios? ¿El arte es solo para los artistas, para los críticos, para los curadores, galeristas, patrocinadores, coleccionistas, compradores, clientes?

Si usted hace música, teatro, danza, cine, instalaciones, performance, películas, videoarte… para que lo entiendan, consuman o adquieran sus obras el resto de sus colegas cineastas, bailarines, músicos, pintores, performers o especialistas, entonces dedíquese a hacer su arte en la sala de su casa, y no se presente al público, ni exponga, ni ofrezca recitales, ni funciones en un teatro ni en una sala de conciertos.

Su arte sin público, qué sentido tiene, para quién usted crea, compone, toca, monta, baila, dibuja o realiza performance; ¿para vender(se) únicamente a un grupo élite que puede comprar su creación, que puede pagar por verla, tenerla o patrocinarla? Ningún artista que se respete, por ética y profesionalidad, ofrece ese argumento como réplica. Esa respuesta no procede.

Aclaro que esto no es una batalla contra Michel Mirabal ni su trabajo. Sus defensores han salido al paso afirmando que es una buena persona, y no lo pongo en duda porque ni siquiera lo conozco. No confundamos las cosas: no estamos juzgando al ser humano que es Michel Mirabal, pongamos que efectivamente lo es, sin embargo, está portando un mensaje discriminatorio: violencia simbólica, algo que la Dra. Isabel Moya pasó años estudiando y he aquí un lamentable ejemplo como los que ella citaba en sus clases.

Aunque la labor social y comunitaria de Mirabal hablen por él, esto no lo hace invulnerable. Sobrados ejemplos tenemos de personas con una labor altruista encomiable y han resultado ser a la postre agresivas y agresoras. Pongamos, repito, que no es el caso, que Michel Mirabal es un gran ser humano, pero cada día en todo el planeta son asesinadas y violentadas de muchas maneras, desde lo simbólico hasta lo físico, miles de mujeres por los mismos mecanismos y pensamiento sexistas que reproduce su video. Oponer la imagen de buen padre, buen esposo y buen amigo como contra réplica, no es más que recurrir a un cliché para tapar otro.

Estoy segura que muchas de las personas que protestaron contra ese video, me incluyo, aunque no puedo hablar por todxs por supuesto, no tenemos absolutamente nada personal contra él, ni pedimos -como dice Michel- “sangre, paredón, empleo de decretos”. Yo, que pregunté en un comentario en Facebook al post que publicó la campaña Evoluciona con el fotograma del video sin editar, si para este caso el Ministerio de Cultura aplicaría el Decreto 349, no lo hice porque quiera que se le aplique a Michel el citado decreto, sino para interpelar al MINCULT sobre la manera de proceder con este; para nada deseo que se le castigue, ni a él ni a ningún artista. Esto no es una cacería de brujas. Aquí la guerra es contra el sistema que sustenta, legitima y reproduce este tipo de materiales: el patriarcado. Esa es nuestra lucha.

Empero me pregunto hasta qué punto estaría Michel Mirabal dispuesto a escuchar, a conversar, a entender, a reflexionar, a rectificar, como él mismo pide cuando dice: “… en vez de tratar de educar, acudir al diálogo, en fin, hacer lo que se espera de ellos”.

No me queda claro “que se espera de ellos” para Michel. A partir de la pregunta que se le formula, doy por sentado que se refiere a las personas e instituciones vinculadas a los temas de género. Por si Michel no lo sabe, esas personas e instituciones dedican, y hasta consagran su existencia, horas, días, semanas, meses, años a dialogar, sensibilizar, educar, aprender y también a desaprender.

Y ya que estamos con las preguntas. La última interrogante de ese cuestionario me dejó perpleja: ¿qué cree del feminismo, de forma general, y del feminismo aterrizado en Cuba? El entrevistador o la entrevistadora -no ponen crédito- se refiere al feminismo como si fuera “una cosa” que cayó en paracaídas en la Isla. “Feminismo aterrizado en Cuba”, esto amerita una discusión aparte.

Afirmar que “todo este abuso también es posible porque algunas mujeres han cedido terreno- aquí tengo que respirar profundo- y se han plegado a determinados patrones sexistas”, es sumamente irresponsable e irrespetuoso. Resulta que ahora nos matan, nos violan, nos maltratan, nos hostigan, nos acosan porque queremos, nos gusta y hemos cedido terreno.

Que le pregunte a los familiares y amigxs de las mujeres asesinadas aquí en Cuba -no hay que ir muy lejos- que todavía lloran sus muertes, a las abusadas, a las que están recibiendo tratamiento médico y ayuda especializada, si tuvieron oportunidad de defenderse, y si la tuvieron, ¿cuál fue el desenlace?

Aunque este material está terminado, le recomiendo a Michel Mirabal y a los artistas que quieran “movilizar la opinión pública”, ”buscar un sacudión a todos esos estereotipos” y provocar; además de buscar asesoría en especialistas en arte, pueden consultar a otros que han dedicado su vida y sus carreras profesionales a los estudios de género, de violencia de género y al activismo. En ese grupo también hay investigadores, profesores titulares, másteres, doctores y gente con vasta y valiosa experiencia. Les sugiero que toquen las puertas de lxs que están vinculadas al artivismo, más cercanos a su perfil.

Me resisto a creer que esta “estrategia artística” como le han llamado al video de marras, nace de una intención malévola. Quiero pensar que la “táctica empleada para provocar” subestimó -por ingenuidad, por desconocimiento, y no me refiero al arte,- al orden patriarcal y terminó haciéndole el juego involuntaria y tristemente, si su intención era denunciar la violencia contra las mujeres.

Ojalá Michel Mirabal, su equipo y los artistas que quieren denunciar la violencia no hagan oídos sordos a todo lo que ha desencadenado su infausto video, por respeto a los propios artistas, por respeto al arte y a las mujeres, si como él afirma, “siente un profundo respeto no solo por las mujeres sino por todo lo humano en sentido general”.

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