Lunes, 3 de febrero de 2020 

Solo el amor engendra la maravilla 

Mi querida Vicentita: A pocas horas de culminar el presente 2019 me resisto a despedirlo en silencio y aunque tendría mucho, pero mucho por contarte me quisiera concentrar en ese sentimiento sublime, inigualable y enriquecedor que es el amor, materia prima de tantas luchas, encuentros y desencuentros y de la mas genuina de la solidaridad.


Si, amiga mía, ha sido un año cargado de sinsabores personales, problemas de salud, preocupaciones e inquietudes por lo que a mi parcela personal se refiere y a la responsabilidad que como cubana y ciudadana del mundo me corresponde.

En la actualidad ya no somos de aquí ni de allá. El mundo se ha convertido en una aldea, por cierto, con una sensación creciente de tratarse de una aldea en quiebra, y quieras o no vives pendiente de los temas de tu terruño y en cada amanecer enciendes las antenas para saber cómo  anda lo tuyo y el mundo en que vivimos.

Ante la premura de las implacables manecillas del reloj no quiero referirme a las crueldades e injusticias, recrudecidas hasta lo inimaginable, que la política de bloqueo de los Estados Unidos ha impuesto a mi país en este 2019. Son semejantes a las sufridas por la joven Revolución Cubana en 1961. Tampoco quiero hablarte de las tremendas complicaciones que ella ha impuesto a la vida, ya difícil, de los cubanos en esta bella isla del Caribe tropical. Ni tampoco contarte como ello ha complicado la recuperación de mis propios males de salud y de los sufridos por diferentes segmentos de ciudadanos cubanos que gozamos de los beneficios de los servicios de salud pública gratuitos y los suministros de medicamentos subvencionados por el presupuesto del estado, afectados también por el brutal bloqueo.

Solo comentarte que ningún sufrimiento por falta de suministros de insumos necesarios para la vida en Cuba, ni la falta de carburantes para garantizar el normal funcionamiento del comercio interno, ni las afectaciones en el transporte de mercancías y de personas, por mencionar algunos de los sinsabores, han podido quebrantar el optimismo, ni la creatividad de los cubanos en su día a día. Porque a la par del recrudecimiento de las dificultades, ha crecido el amor y la solidaridad entre nosotros mismos los cubanos y no se ha renunciado a la solidaridad que se le brinda a  las causas justas de los pueblos de nuestro entorno geográfico.

La gente se auxilia. Se ayuda ofreciendo el famoso aventón*(1), nosotros le decimos botella, compartiendo los medicamentos, los ingredientes para armar un plato y en un sinfín de pequeños o grandes servicios que nos hace más llevadero el día a día, sin perder la sonrisa, lo que no quiere decir que por momentos haya que respirar fuerte para continuar adelante.

Amiga mía, quiero sólo agradecer, agradecer y agradecer lo que el amor y la solidaridad han aportado y siguen aportando en estos duros y difíciles momentos en lo cotidiano hacia lo interno y en la movilización internacional por hacer llegar a Cuba el respaldo moral y la reiteración de la confianza de que los cubanos no claudicaremos por más dura y difícil que se nos quiera hacer nuestra existencia.

A la altura de agosto, la situación interna se hizo muy complicada a causa de que los Estados Unidos decidieron dejar sin petróleo a un país de 11 millones de habitantes aplicándoles sanciones y presiones a 10 compañías transportadoras de petróleo, bajo el supuesto de que Cuba tenía  militares, en lugar de médicos,  en Venezuela y que este país era responsable de los procesos revolucionarios en Bolivia y Nicaragua y de las movilizaciones sociales en otros países  de la región. Menudo rollo nos armó.

Lo que se cernía sobre esta isla era imprevisible y en esas circunstancias se gestó un encuentro en La Habana, para principios de diciembre, no sólo en defensa de Cuba sino de los pueblos de América Latina y el Caribe.

Al "Encuentro Antimperialista de Solidaridad por la democracia y en contra del neoliberalismo" asistieron más de 3000 delegados de alrededor de 150 organizaciones y movimientos sociales de todo el mundo, lo que se explica por el prestigio de la Revolución Cubana y porque la gente honesta reconoce que la arremetida contra Cuba es parte de una escalada contra todo lo que signifique independencia, soberanía y libre determinación de los pueblos.


La confrontación es sistémica. Nada que signifique o pueda significar socialismo puede nacer y desarrollarse en el patio, o más bien en lo que fue el traspatio, de la primera potencia mundial.

¿Qué movió a esa masa de personas de diferentes signos y puntos geográficos que no hayan sido sentimientos nobles de justicia, de paz, de amor y solidaridad.?

Había que ver las imágenes y las declaraciones. Nada del encorsamiento de los asistentes a las grandes cumbres, en las que se habla mucho y se resuelve poco. Sus modales son sueltos, desenfadados, con brillo en la mirada y entusiasmo y decisión en las voces.

Me gusta mucho esa gente. Esos que te buscan la mirada y sostienen la palabra con los ojos fijos en los tuyos.

De amor y solidaridad hablo y pienso en los compañeros de organizaciones sin fines de lucro que luchan por causas alejadas de sus fronteras, con recursos propios y compartiendo el valioso tiempo de sus vidas personales.

En fecha reciente tuve, junto contigo, el privilegio de asistir a cuatro presentaciones de nuestro libro Tengo algo que contarte, organizadas con absoluto desinterés  en cada una de las oportunidades y movidas por un apego natural hacia lo bueno y hacia los buenos de este mundo en que vivimos.


Así sucedió en Madrid, con las compañeras de la Coordinadora de Solidaridad con Cuba y la Fundación Entredos que en escasas 72 horas prepararon nuestra presentación. O con los amigos y compañeros de Girona, Torroella de Montgrí y Celrà que en la época de término de vacaciones estivales nos posibilitaron conversar de nuestra correspondencia.


Admiro y respeto a los compañeros de CUBAINFORMACION y de LA GUERRILLA COMUNICACIONAL, entre otros, que se han propuesto la lucha contra la guerra mediática, contra el posicionamiento simbólico que justifica lo injustificable y desmonta las verdades testimoniadas por los dolores históricos acumulados y por la actualidad de las justas luchas de Cuba y de otros muchos pueblos.

Por mencionar un botón del jardín ya que son miles, innumerables las organizaciones y hombre y mujeres que viven con el corazón más allá de sus fronteras.

Me apodero de unas frases discutidas hoy si son o no del gran escritor y poeta uruguayo Mario Benedetti: “Me gusta la gente de garras que entienden los obstáculos por retos“….y  “Me gusta la gente que sabe la importancia de la alegría“. ¡Que más pedir! Y así son los que esparcen su amor en las acciones de solidaridad con la causa de la Revolución Cubana y otras tantas a las que se alistan con alegría y compromiso.

Amiga mía, muchos deseos de bienestar personal para ti, tu familia y nuestros amigos comunes. También mis saludos y felicitaciones por el nuevo 2020 para los buenos amigos de rostros anónimos que nos acompañan en este enriquecedor proyecto epistolar.

Silvio nos cuenta que “Solo el amor alumbra lo que perdura”...” Solo el amor consigue prender lo bueno” y por ello vamos.

Un beso inmenso,

La Habanera.

(1).- Según los diccionarios esta palabra tendría dos acepciones: 1. “empujón”, en el sentido de ajuda, “cop de mà” en catalán, y también de mover, apartar o hacer caer a alguien, y 2. “auto stop”. Òbviamente entendemos que aquí se utiliza la primera: la gente se ayuda… ofreciendo el aventón...

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