Mesa Redonda.- Como homenaje a Vilma Espín, en el aniversario 90 de su natalicio, Cubadebate enfoca su espacio en la Mesa Redonda de este martes al mostrar la participación en la batalla y los desafíos de la mujer cubana frente a la pandemia, con el concurso de dirigentes femeninas, periodistas y heroínas de este combate por la vida.


Vilma Espín y la obra imperecedera de la mujer cubana en el aniversario 90

Mesa Redonda

La obra imperecedera de Vilma Espín Guillois, como fundadora y presidenta eterna de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), fue el centro hoy del espacio radiotelevisivo Mesa Redonda, al cumplirse el aniversario 90 del natalicio de la heroína, ocurrido el siete de abril de 1930 en la oriental ciudad de Santiago de Cuba.

Primeramente se pudo apreciar un material fílmico documental que recoge la trayectoria de la luchadora desde que se incorporara a las acciones revolucionarias en plena juventud, a partir de sus ideales de progreso social y su enfrentamiento a la tiranía de Fulgencia Batista, su incorporación a la insurgencia rebelde en la clandestinidad y en las montañas, hasta su militancia comprometida y liderazgo en la Revolución triunfante, donde siempre mostró lealtad y patriotismo bajo las enseñanzas del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.

El homenaje a nuestra Vilma siempre se identifica por el amor de la mujer cubana y de su pueblo por las conquistas logradas través del tiempo, y en momentos especiales como estos del enfrentamiento al COVID-19 se reafirman con más convicción, destacó Omaida Hernández, miembro del Secretariado Nacional de la FMC, una de las invitadas al programa.

En su exposición se refirió como actualmente las mujeres mediante sus estructuras de bases y centros laborales a todas las instancias del país se integran a las acciones sanitarias para contrarrestar la expansión del nuevo coronavirus por el territorio nacional.

Esas son las mujeres de hoy, significó, las que nos hemos formados bajo las enseñanzas de nuestra eterna Vilma, de grandes aportes en la formación de la nueva sociedad.

El homenaje a esta gran personalidad de talla internacional por sus luchas por los derechos de la mujer tuvo los mismos sentimientos de entrega y de amor como en anteriores ocasiones, pero en medio de un escenario donde la mujer se encuentra consagrada junto al resto de la sociedad en el enfrentamiento y prevención de esta pandemia global.

A Vilma siempre la recordamos como fue, consagrada y entregada a todas las esferas de la sociedad, expuso la doctora María Guadalupe Guzmán, directora del Centro de Investigación, Diagnóstico y Referencia del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK) a través de un reportaje presentado por la periodista Arleen Rodríguez Derivet, conductora del programa Mesa Redonda.

En su reseña acerca de los aportes de esta instalación de la salud, la especialista se refirió al papel que desempeña actualmente la fuerza fémenina en ese centro, fundado por iniciativa del líder histórico de la Revolución, no solo para Cuba, sino también de beneficio para quienes necesiten de sus aportes científicos e investigativos de la salud en el Mundo.

El espacio contó también entre sus invitados a Dixie Edith Trinquete Díaz, periodista-redactora del servicio de noticias de la Mujer de América Latina y el Caribe, quien significó la alta influencia del ejemplo de Vilma en la sociedad cubana como heroína de todos los tiempos.

 

Vilma Espín, permaneces en el amor de Cuba

Yolanda Ferrer y Carolina Aguilar Ayerra

Cubadebate / Granma

Admirable ha sido la trayectoria de Vilma, su heroica participación en la lucha tanto en el llano como en la Sierra, su especial vínculo con Fidel, los lazos de amor y de ideales compartidos con Raúl, su incesante actividad al frente de la Federación de Mujeres Cubanas, su papel como dirigente del Partido Comunista de Cuba, y miembro de su Comité Central y de su Buró Político, dejó profundas huellas entre nosotros.

Entre las más importantes actividades y responsabilidades que desempeñó durante su fructífera vida revolucionaria estuvieron el de ser diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular, y Presidenta de su Comisión de Atención a la Infancia, la Juventud y la Igualdad de Derechos de la Mujer; así como integrante del Consejo de Estado; su labor no fue menor al frente de la Comisión de Prevención y Atención Social y del Centro Nacional de Educación Sexual.

Vilma, a no dudarlo, condujo con excepcional amplitud y creatividad la revolución de las mujeres cubanas dentro de nuestra Revolución Socialista.

Su familia, sus amistades, sus maestros y profesores, sus compañeros de lucha, su inclinación por la lectura y el estudio, la viva memoria histórica de su natal Santiago de Cuba, ciudad donde nació el 7 de abril de 1930, contribuyeron a forjar la fuerte personalidad de Vilma, quien sobresalió por su espíritu creador y amplia cultura, a la par de un desarrollo armonioso en el que se conjugaban ciencia, conciencia, racionalidad y sentimientos.

Raigalmente martiana, al recibir el Premio a la Utilidad de la Virtud afirmó: José Martí definió la virtud que alienta en nuestros corazones y de la que nos nutrimos las revolucionarias y los revolucionarios cubanos: con los pobres de la tierra / quiero yo mi suerte echar.

“Si algún mérito personal me corresponde, es haber sido fiel a esos ideales, de ser martiana de raíz, de sentir en mi mejilla la injusticia, de amar, como amo desde que nací, a mi pueblo…”.

En su querida Santiago de Cuba

Se forma en una familia culta, de muy sólidos valores éticos, fundada en sentimientos de amor y respeto mutuo, donde la honradez, la honestidad, el apego a la verdad y la justicia, fueron premisas; creció en la racionalidad y la austeridad, en la sensibilidad humana y los sentimientos patrios.

En su seno hijos e hijas crecieron sin diferencias en su educación por razones de sexo, con amplias posibilidades de desarrollar sus gustos, inclinaciones, vocación o intereses; su familia, acomodada económicamente, pero racional y austera, no persiguió riquezas ni ostentación, ni distinguió barreras por origen social, raza o creencias religiosas.

En esos principios se asientan las raíces de su forma de pensar y actuar, su afán de saber, su apego a las artes, al ballet, al deporte, a la música, sus ansias de leer, de investigar, su compromiso político.

Ser cubano o ser cubana, para ella, constituía “privilegio que honra y compromete a quien nació como tal o recibió este don por sus méritos, e implica seguir las huellas, defender el legado de dignidad y coraje de quienes, al sentir el orgullo de serlo, identificaron su Patria y decidieron hacer a Cuba libre, independiente y soberana”.

Cuando una tarde, al regresar de una excursión en la Universidad de Oriente, por cuya creación y oficialización tanto luchó, siendo una de las dos mujeres estudiantes de Ingeniería Química Industrial, dos profesores le preguntaron qué iba a hacer de su vida, la respuesta no se hizo esperar: “Luchar por la verdad y la justicia”.

Por ello, al producirse el Golpe de Estado, el 10 de marzo de 1952, sintió que había llegado el momento “de alzarse, tomar los fusiles e ir a pelear”.

La Universidad y su casa fueron centro de sus primeras manifestaciones espontáneas, como condenar el golpe, editar y repartir panfletos con frases de José María Heredia, organizar las primeras expresiones de rebeldía, y empezar a buscar las maneras de conspirar.

Así se une a Frank País y comienza su actividad clandestina, que va a tener uno de sus puntos culminantes en el alzamiento del 30 de noviembre de 1956, y más adelante en su papel como Coordinadora del Movimiento 26 de Julio en la provincia de Oriente.

Como bien expresó Fidel: “Vilma no se inmutaba ante peligro alguno”.

Quizá cuando la dirección del Movimiento decidió que permaneciera en el II Frente Oriental, sabiendo en riesgo inminente su vida por la persecución de la tiranía, hizo realidad uno de sus más hermosos sueños: combatir en las montañas frente a frente al enemigo. Allí, además, encontró el amor.

Diría nuestro General de Ejército Raúl Castro Ruz, su compañero de toda la vida, al visitar el Memorial erigido en casa de Vilma, cuartel General del Movimiento 26 de Julio en Santiago de Cuba, cinco décadas después:

“Como leyenda viva, al triunfo de la Revolución, las mujeres querían participar, no solo ser beneficiarias, sino hacer la Revolución y se acercan a Vilma, pidiendo organizarse, brindar su aporte, defender la nueva vida.

“He sido testigo durante casi medio siglo de las luchas de Vilma…. Al triunfar la Revolución, se inicia su incesante batalla por las mujeres y los niños cubanos, que la llevó a la fundación y dirección de la Federación de Mujeres Cubanas…”.

De esta curtida revolucionaria, diría el Segundo Secretario del Partido, José Ramón Machado Ventura: “Vivirá entre nosotros con esa imagen natural, que revelaba confianza y optimismo en la Revolución y en el porvenir luminoso de la Patria”.

Y es que Vilma Espín siempre estará presente entre nosotros, en el corazón del pueblo cubano.

(Tomado de Granma)

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