Ania Terrero - Cubainformación / Cuba en Resumen.- Tras la reciente celebración del Día Mundial de las Familias y en medio de la XII Jornada Cubana contra la Homofobia y la Transfobia varios desafíos vuelve a los espacios de discusión pública en la Isla. Asumir como válidas las variadas maneras de vivir que presentan hoy las familias cubanas y poner freno a la violencia de género, entre otros temas, son necesidades indiscutibles y justifican la demanda de nuevas herramientas jurídicas.
La elaboración de un nuevo Código de las Familias, como parte del calendario legislativo del país para el 2021, es una evidencia de la promesa del Estado cubano de no dejar a nadie atrás. Porque, sin dudas, el reconocimiento a la existencia de “familias” y no de una única “familia”, en la reforma constitucional de 2019, marcó un nuevo modo de entender estos fenómenos.
Para Leonardo Pérez Gallardo, presidente de la Sociedad Cubana de Derecho Civil y de Familia, la nueva Constitución sienta las bases para un Derecho de Familia más democrático. “En una sociedad plural no puede existir un concepto único y excluyente de familia, identificando a esta, únicamente, con aquella surgida del vínculo matrimonial”, precisó durante la X Conferencia Internacional de Derecho de Familia.
Mientras, Yamila González Ferrer, vicepresidenta de esta Sociedad de la Unión de Juristas de Cuba, asegura que es necesario mirar el texto constitucional integralmente. Explica como la nueva Carta Magna cubana deja clara “la apertura expresa al reconocimiento y protección de la diversidad familiar”. Igualmente, reconoce la igualdad entre mujeres y hombres y la no discriminación por razón de sexo, género, orientación sexual e identidad de género.
La nueva norma jurídica también incorpora miradas muchos más amplias a la aceptación y respeto a la diversidad familiar y rompe con la concepción tradicional del matrimonio como forma principal y más importante de constituir una familia.Lo más importante, asegura, es que “si esa es la proyección constitucional, los muchos retos en materia legislativa tendrán que ir en consecuencia con los principios y valores que marca”.
En ese contexto, el nuevo Código de las Familias tendrá entre sus principales retos reconocer el matrimonio, y la unión consensual, como alternativas para vivir en pareja y en familia, sin discriminación alguna en su alcance y sin distinción por motivo de orientación sexual. Relacionado con ello, deberá marcar pautas para que familias homoparentales, heterosexuales o con cualquier otra estructura, accedan en igualdad de condiciones a técnicas de reproducción humana asistida y a la adopción.
Distintas formas familiares, existentes en Cuba desde hace años, también encontrarán respaldo legal que las valide y gestione sus conflictos. Niñas y niños que, por migración o misiones en el exterior, viven solos con sus abuelas y abuelos, quienes no pueden representarlos jurídicamente. Parejas que no han formalizado su unión, porque la ley lo impide o deciden no hacerlo, y son afectadas en la vida cotidiana o en el orden patrimonial y personal ante separaciones o fallecimientos. Parientes privados de comunicarse con menores cercanos, que no tienen la posibilidad de solicitar a los tribunales un régimen de comunicación.
Otros asuntos actuales que atenderá son la autorización excepcional del matrimonio de las niñas a los 14 años y los varones a los 16, la violencia intrafamiliar, el cuidado de los adultos mayores y quienes tienen discapacidades y la protección jurídica a las personas cuidadoras. En paralelo, se impone una mirada desde el Derecho a relaciones de poder y desigualdades motivadas por acuerdos económicos que sustentan las familias.
No obstante, uno de los primeros y mayores desafíos de las leyes que vendrán pasa por dejar de ver a la familia como un espacio privado y reconocerle su alcance público, social y político, considera Gonzáles Ferrer.