Giusette León García - CubaSí.- Tamara Rendón no es especialista en tema de género. No es activista de alguna campaña o iniciativa específica. Es una mujer cubana, profesional y revolucionaria, con la inquietud de participar en la construcción de una sociedad cada día más justa y equitativa.


Pareciera que son suficientes razones para convertirla en una de las cubanas que, recientemente, han sido víctimas del ciber acoso en redes sociales.

¿Te consideras feminista? ¿Por qué?

Sí, soy feminista, porque me sumo desde mi cotidianidad a las acciones por la igualdad de derechos y la equidad de género off y online. Condeno todas las manifestaciones de violencia contra las mujeres y las niñas, que pueden ser de varios tipos: simbólica, psicológica, económica, patrimonial, territorial, institucional, sexual, laboral y física. Desde la comunicación contribuyo a la lucha contra el patriarcado y las violencias machistas que pueden ser ejercidas dentro de contextos privados y públicos, a veces de manera simultánea.

He participado en cursos y talleres de  superación profesional para periodistas, porque como comunicadoras y comunicadores tenemos que prepararnos para asumir nuestra responsabilidad en el cambio de imaginarios que discriminan, patrones y construcciones culturales sobre los roles de género y posturas machistas en la sociedad. Es nuestro deber no reproducir estereotipos de género, emplear un lenguaje inclusivo, no sexista,  porque desde los mensajes podemos excluir y ser excluidas tras falsos genéricos masculinos y caer en expresiones que patentizan las relaciones de desigualdad entre hombres y mujeres. Visibilizar el empoderamiento de las mujeres cubanas en la sociedad y los retos que tenemos para la plena igualdad, es la mejor manera de luchar como comunicadora feminista.

Recientemente relataste en tu muro de Facebook una experiencia negativa que viviste con un grupo de esa red social que se nombra Feministas Cubanas. ¿Nos cuentas?

Decidí entrar al grupo porque me atrajo su nombre: Feministas cubanas (Solo Mujeres), pues me identifico con esa causa. Compartí dos publicaciones: Una relacionada con una aplicación móvil de servicios a domicilio, que hicimos mi novio y yo, donde yo aporté el 50% en igualdad de condiciones, y su administradora me cuestiona y alega que ese hecho no está relacionado en modo alguno con el feminismo.

Lo mismo sucedió con la segunda publicación, que trataba sobre lo que se hace desde la Unión de Informáticos de Cuba a favor de la equidad de género, con proyectos y acciones concretas para lograr la inclusión digital de mujeres y niñas en zonas rurales y urbanas, además, en materia de capacitación en pos de un Internet seguro, contra el ciberacoso, el cyberbullying, entre otras manifestaciones violentas que suceden en las redes. En el texto se resaltan las alianzas con organizaciones fortalecidas en temas de género, como la FMC, la UPEC y la OPJM.

Cuando manifesté mi desacuerdo ante la parcialización de los temas de género en ese grupo, el acto de censura y silenciamiento (que es lo que algunas activistas que lo integran refieren respecto al gobierno cubano), la administradora, Sandra Abdallah-Álvarez Ramírez, me eliminó, o lo que es lo mismo, me violentó, sin diálogo previo ni ninguna explicación.

¿Por qué te pareció importante socializar esas iniciativas allí?

Dar visibilidad a lo que hacemos cada día las mujeres cubanas por mejorar nuestro país, así como a los proyectos sociales que desde lo institucional actúan a favor del avance de las mujeres para  hacer caer el sistema patriarcal es imprescindible en la verdadera lucha feminista. Evidentemente, estaba “fuera de grupo” en medio de algunas con doble moral, que solo entienden por feminismos todo lo que demerite la acción de la Revolución en materia de género, que si bien es perfectible, ha sido trascendental su rol histórico frente al machismo y por la igualdad de derechos en Cuba, entre ellos, los de las mujeres y niñas. 

Has dejado clara tu inconformidad con la respuesta de los administradores sobre los motivos para vetar tus publicaciones. ¿Cuáles crees que son las verdaderas causas?

Sí, la dejé clara, públicamente, en mi muro de Facebook, en legítima defensa, al no contar con otra vía para hacerlo, luego de ser eliminada del grupo y sin una Ley Integral contra la Violencia de Género en Cuba. Como es sabido que opera la violencia machista y política, tras mi denuncia, otras personas supuestamente feministas y reconocidos anticubanos, proimperialistas, se abalanzaron contra mí, en descalificaciones, arrogancia, teorías manipuladas, burlas. Toda clase de ofensas dirigidas a disminuirme como feminista y como mujer, reprocharme por qué hablé del hecho públicamente, aplicando, en definitiva, el mismo ciberacoso que tanto dicen que combaten en cuanto medio tengan a su alcance y del que han “refugiado a tantas mujeres asediadas por el régimen”.

Varias de las más sólidas iniciativas feministas en Cuba han trabajado en la formación de nuevas masculinidades. ¿Te parece importante y necesario que los hombres también se comprometan a superar el patriarcado, con todas las discriminaciones y presiones que implica tanto para nosotras como para ellos?

La Revolución que ha trabajado tanto en pos de la justicia social, está llamada también a la formación de nuevas masculinidades en valores comunes de equidad, en temas como la paternidad responsable y contra los roles de género tradicionalmente asignados, prejuicios, estigmas o modos de actuación, que discriminan por razones de género. La Revolución no excluye a nadie, no deja a nadie atrás. Si realmente se quiere un cambio y relaciones de igualdad entre hombres y mujeres ha de incluirse a todo el mundo. Los feminismos no están en contra de los hombres, sino en contra del machismo, del patriarcado, socioculturalmente erigido sobre la base de preconceptos y ambientes que lo condicionan y reproducen. Solo desde la sensibilización y la educación colectiva en estos temas será posible derribarlo. Así lo viene haciendo la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades con un intenso activismo social en Cuba que aporta herramientas y conmina a los hombres a descubrir cuánto pierden, cuánto daño hace y les hace a sí mismos, la masculinidad hegemónica.

En medio de todo este debate, comentaste que, en principio, no habías compartido los enfoques del texto Revictimizada mil veces, publicado por el diario Granma, sobre la manipulación mediática de los temas de género para fracturar a la sociedad cubana, pues de algún modo considerabas que minimizaba la necesaria defensa de esos temas, pero afirmas que esta vivencia te había hecho entender de qué iba el artículo. ¿Cuál es tu percepción en este momento?

Cuba vive en permanente asedio imperial desde que triunfó la Revolución. A veces este temor lógico a “hacerle el juego al enemigo” nos paraliza, como todos los miedos, y se dejan vacíos informativos, que son más dañinos y aportan más a esa jugarreta yanqui, porque acarrean el descrédito periodístico e institucional, traen desconfianza popular  y la ausencia de nuestras voces en el debate sobre la verdad de Cuba ante las tergiversaciones de los medios hegemónicos.

En un primer momento, pensé que esta denuncia de Granma podría minimizar la necesidad de visibilizar la violencia de género  en nuestros medios. Es un hecho que la Revolución Cubana  ha logrado el respeto de disímiles derechos de las mujeres, como al aborto, al empleo, a la educación y la salud, etc., pero también queda mucho por hacer contra el patriarcado y, en este caso, el enemigo no puede paralizar nuestro ejercicio periodístico y feminista.

Después de esa experiencia en las redes, comprendí mejor el enfoque del artículo de Granma sobre la instrumentalización de las causas feministas con fines políticos, para destruir  la Revolución y sus logros a favor de la equidad de género. Se sabe que el capitalismo es tan opresor como el patriarcado. Para preservar esas mismas conquistas de la Revolución en equidad de género es necesario denunciar la guerra mediática que vilmente se sirve de una causa justa como esta para ganarse la confianza de personas genuinamente preocupadas por estas temáticas e influir en la opinión pública dentro y fuera de Cuba.

Una de las matrices de opinión que se ha querido posicionar desde estos medios que se orquestan contra el proyecto social cubano es el descrédito de las organizaciones e instituciones que actúan dentro de la Revolución o comprometidas con la Revolución, entre ellas la Federación de Mujeres Cubanas (FMC); sin embargo, tú has defendido firmemente que la FMC sí es feminista. ¿Por qué?

La FMC es feminista por su lucha histórica contra la opresión machista, en la cual ha logrado el empoderamiento de las mujeres cubanas, que hoy conquistan los espacios públicos y se atan cada vez menos a las órdenes del patriarca hogareño, laboral o de donde sea que provengan los dictados del machismo. La FMC ha impulsado importantes cambios legislativos en pos de los derechos de las mujeres desde el triunfo mismo de la Revolución, como el Código de Familia y la Constitución de 1976, sacó a las mujeres de los prostíbulos y contribuyó a que pudieran acceder a oportunidades de superación personal y profesional, a empleos; las convirtió en alfabetizadas y alfabetizadoras, en milicianas. Ha impulsado las garantías para la maternidad, que van desde el acceso a servicios de salud, la licencia de maternidad de un año y más recientemente la de paternidad, los círculos infantiles para facilitar el retorno al trabajo remunerado, entre otras. La FMC nos hizo libres, nos dignificó y lo sigue haciendo. Tenemos una concepción feminista propia, heredada de Vilma y Fidel: la socialista. Sin embargo, a pesar de haber ganado históricas batallas que los movimientos feministas hoy libran en todo el mundo, la ausencia del término en sus políticas es usada como pretexto para el ataque contra ella y la Revolución. 

Desde esa postura, ¿qué más le pedirías a la Federación de Mujeres Cubanas?, o mejor, ¿qué más estarías dispuesta a impulsar y hacer como miembro de ella para responder a los retos de estos tiempos?

A la FMC le pedimos una actualización en métodos y estilos de trabajo, que se comunique hoy con la juventud, con sus códigos y formatos, para que logre hacerse más influyente en la cotidianidad de las cubanas y los cubanos. Por supuesto, desde mi ámbito profesional, no puedo dejar  de pensar en los retos que le impone la era digital, y también las nuevas posibilidades y espacios de acción: que tenga una aplicación móvil, que impulse un reto en las redes sociales que nos dignifique o se pronuncie contra los que nos cosifican, como el que etiqueta a las familias de fábrica y producto. Le pedimos que la organización sea un selfie de todas nosotras, ahí donde se manifiesta el ciberacoso: las redes sociales. Que cree sus propios grupos, identifique agresores en el ciberespacio. La FMC, junto a otras instituciones, debe atemperar sus opciones de superación a estos tiempos, formar a las nuevas emprendedoras, capacitar e impulsar el teletrabajo junto a una equitativa distribución de las tareas domésticas, así como un marketing digital -tan de moda hoy- que no caiga en la muy usada sexualización de la mujer en el comercio online. Debe alertar sobre los riesgos del sexting y defender a las víctimas de él y hacer foros virtuales sobre las problemáticas y temas de interés de las cubanas. Le pedimos seguir capacitando a las personas en correspondencia con la naturaleza equitativa de nuestro sistema social. La FMC tendría que estar en la acción de muchas mujeres, en todas partes, tendría que ser una voz activa en los debates sobre una novela, un programa humorístico, un video clip o en la publicidad de ciertos productos turísticos.

Yo, como federada, continuaré luchando contra la violencia de género en el mundo real y el virtual, seguiré superándome para ser mejor profesional y comunicar mejor la causa feminista. 

Como mujer, comunicadora, feminista y revolucionaria, ¿qué desearías ver en la prensa nacional para hacer frente a esa guerra mediática y, al mismo tiempo, acompañar la lucha por la verdadera y total equidad de género en nuestro país?

Es necesario mostrar cuánto hacemos las mujeres a diario para construir un país y un mundo mejor, muchas en trabajos  tradicionalmente considerados para hombres. Ponerle a nuestra televisión, a nuestra radio, a nuestros periódicos, rostro y voz de mujer, de lesbiana, gay, bisexual, trans, intersexual y queer, sin caer en los lugares comunes que las y los discriminan. Reflejar las inquietudes de las nuevas generaciones de federadas, nuestras conquistas, pero también nuestras deudas para alcanzar la plena dignidad de todas las personas.

En nuestra prensa, hay que visibilizar más la violencia contra las mujeres sin caer en la crónica roja, los detalles morbosos que revictimizan o el sensacionalismo; educar sobre los derechos de la comunidad LGBTIQ; promover la necesidad de tipificar el feminicidio como delito y de una Ley Integral contra la Violencia de Género, que responsabilice penalmente a quienes agredan la integridad tanto moral, psicológica, como física de estos grupos violentados por el machismo y, al mismo tiempo, contribuya al necesario cambio cultural para desnaturalizar prácticas y concepciones reproductoras de esas violencias

No hacerlo significaría concederle el espacio y la audiencia a quienes usan estos desafíos que tiene el Socialismo, para cuestionarlo y debilitarlo con medios financiados justamente por los que nos violentan  a diario.

Como tú, otras mujeres cubanas que se expresan abiertamente a favor del proceso revolucionario han sido víctimas de ciberacoso en los últimos días. ¿Cuál crees que sea el verdadero objetivo de esta guerra mediática?

El objetivo es paralizarnos como mujeres que aportamos al Socialismo, como país que avanzamos. Infundir miedo y hacernos callar, ejercer dominio sobre nosotros, como lo hace el machismo. 

¿Qué feminismo se nos propone desde espacios como el grupo de Facebook donde fueron silenciados tus post y los “medios” digitales que se han sumado a las agresiones hacia ti?

En cuestiones de equidad de género, lo personal es político. ¿Por qué obviar y demeritar el papel de las instituciones cubanas que tanto han hecho y hacen por la igualdad de derechos, oportunidades y posibilidades entre mujeres y hombres y no trabajar en sinergia sobre los retos que nos quedan por delante? En casos como estos, se nos propone un feminismo ciego y sordo a la historia de Cuba, a la lucha que nos antecedió y a la que continuamos hoy. Un feminismo que sigue las órdenes del patriarca capitalista. Un feminismo que acosa a quien no lo quiere seguir ni obedecer; que silencia y violenta, junto con la industria mediática del terror, a toda voz feminista revolucionaria. La única alternativa de este feminismo es el descrédito a la Revolución y ¡no! Hay que visibilizarnos a las mujeres y debatir, romper tabúes heteronormativos, mostrar la Revolución justa y en constante cambio que somos. No podemos hacerle el juego.  

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