Marilys Suarez Moreno - Revista Mujeres.- Pienso que este 2020 próximo a terminar ha sido un año especial para la Federación de Mujeres Cubanas. En agosto celebraron su cumpleaños 60 y tanto en delegaciones y bloques como en  municipios y provincias ha prevalecido la idea de cuánto se ha se ha logrado y también de lo que falta aun por alcanzar.

Según Teresa Amarelle Boué, su secretaria general  se ha puesto el énfasis en lo que tenemos que hacer, predominando como principio el sentimiento humano y esperanzador de hacer y dar. Un sentimiento que se ha multiplicado dondequiera y que tiene en los jóvenes y las mujeres los primeros protagonistas.

Y no es impresión nuestra. Puertas afueras, desandando campos y ciudades, entre hospitales, policlínicos, laboratorios y centros de aislamiento, ellas tratan de izar las defensas de nuestra gente, especialmente las más vulnerables, no solo con pesquisajes o con protocolos sanitarios. El enfrentamiento a la Covid-19 va mucho más allá de las experiencias y el actuar de las y los profesionales que dedican su vida a salvar la de los demás para bifurcarse y ramificarse en los programas alimentarios, entre las cooperativas de producción agropecuaria o simplemente llevándoles medicamentos y mandados a los que por sus edad o impedimentos físicos lo necesitan.

Y es que la Federación de Mujeres Cubanas actúa con hechos, no con palabras y a la par que prepara a sus trabajadoras sociales voluntarias y al más joven relevo, prestan especial atención al trabajo con la familia, los programas de ahorro energético y el enfrentamiento a azotes como las indisciplinas sociales y los coleros.

La presencia de las mujeres en todos los campos de la vida del país ha sido preponderante en estos meses aciagos. Recurrentes han sido los gestos de solidaridad, de desafió al peligro de una pandemia que ha impactado al mundo; en jornadas de enfrentamiento a los embates del nuevo coronavirus y el intenso trabajo para enfrentarlo mediante una estrategia eficaz y con resultados,  donde ellas, incansables siempre, han estado en primera línea, contentas de servir a la patria en tiempos retadores..   

Para Amarelle Boué, la inquieta y perseverante secretaria general de la Federación, esta ha sido una lucha difícil e intensa en la que ha emergido los más hermosos valores de nuestra sociedad y en la que las mujeres han trabajado ardua e intensamente, consagrando esfuerzos y motivaciones a los arrestos conjuntos del pueblo todo, conscientes de que la nueva normalidad a la que aspiramos no admite descuidos ni puede dar pie a excesos de confianza, Responsabilidad que se sustenta en la salvaguarda de la vida, la propia y la ajena.

Y en esta lucha por la vida, las federadas han multiplicado los espacios de su quehacer y, de conjunto con los jóvenes y el resto de las organizaciones políticas y de masa han puesto en función de su Organización y del país una entrega abierta y espontánea a cuantas tareas o responsabilidades se les ha perdido, siempre desde posiciones revolucionarias y de absoluta voluntad. 

Ministras, gobernadoras, intendentes. parlamentarias, funcionarias, ejecutivas, campesinas, obreras, técnicas, profesionales, científicas, maestras, periodistas, trabajadoras de las más disímiles especialidades, estudiantes y campesinas  han intervenido sin formulismos y mucha perseverancia y ardor en las más retadoras tareas, demostrando como mejor saben la manera de ser útiles. Muchas veces, dejando atrás hijos, familia, celebraciones, planes, parejas y amores para enfrentar con heroísmo cotidiano esta batalla contra la Covid-19, sus complicaciones y rebrotes, atendiendo, asimismo, a contagiados, sospechosos y contactos o tejiendo sus pequeñas grandes historias en los más disimiles escenarios de la vida.

Hoy, cuando el país continúa trabajando de lleno en el enfrentamiento a la pandemia y la implementación de la estrategia económica y social prevista para una nueva normalidad, no exenta de problemas propios y de un bloqueo cuya ferocidad arrecia por momentos, otros objetivos esenciales se erigen y sustentan sobre  la base de la estabilidad epidemiológica y la reanimación de la vida de la nación. De hecho, no puede pasarse por alto el desvelo, la persistencia y la voluntad demostrada por esa tropa de aguerridas  cubanas  que, oponiéndose al cansancio y el desgaste de  estos largos meses han apoyado esta lucha vital por la vida en cada rincón de este país.

Como ha dicho nuestro Presidente, Miguel Díaz- Canel Bermúdez, ahora de lo que se trata es de fortalecer los protocolos de actualización sanitaria para esta etapa de enfrentamiento a la Covid-19, de manera que nos sea posible convivir con la enfermedad con un mínimo de riesgos y mucha responsabilidad personal y colectiva y partiendo de un nuevo código y estilo de vida en medio de un contexto epidemiológico de endurecimiento a las medidas higiénico-sanitarias que aseguren la salud del pueblo.

Forma parte de esta estrategia la tarea Ordenamiento, en fase adelantada de ejecución y que, a todas luces, nos debe conducir a la elevación de la productividad del trabajo y a un desempeño más eficiente de las fuerzas productivas y de la prosperidad que tanto ansiamos.

Como recordó el Presidente, haciendo alusión a una frase de la recientemente finalizada serie La otra guerra, que evoca la lucha contra bandidos. “Yo no fui un héroe, pero estaba allí”, sentencia el personaje. Según Díaz- Canel, “esta frase honda y bella” define al que acompañó y animó, al que creyó  y confió, y también, sobre todo, al que luchó y enfrentó esta pandemia que aun nos acosa”. 

Y me atrevo a asegurar, que entre esos que acompañaron y animaron, que creyeron y confiaron, y que lucharon, luchan y continúan enfrentando desde la ansiada nueva normalidad a la Covid, están las mujeres. Presentes en todos los sectores de la vida, desde el ama de casa que apoya en su cuadra y barrio como federada de base hasta el Secretariado en pleno de la FMC, erigidas hoy protagonistas de una historia que, a no dudar, tendrá el más feliz de los finales.