Mayra García Cardentey - Cubasí.- Escribir sobre derechos humanos en Cuba no es ejercicio periodístico simple. Se corre el riesgo de la loa simplona que exalta lo presente-evidente y desconoce aquellas lagunas aún visibles; o se peca de visión enajenante que solo exhibe las manchas de un sol que, a las claras, también ilumina, y no poco.


Unos y otros, de aquí y de allá, de allá y de aquí, insisten y persisten, enumeran, muestran, alaban y critican. Y es difícil, muy difícil mostrar la justa medida de cuánto logra la nación caribeña en su lucha y preservación de los más elementales derechos de sus ciudadanos. También es arduo explicar cuánto le falta.

En una simple mirada se pudiera insistir en que la Isla es Estado parte de 44 de los 61 instrumentos internacionales relacionados con el tema. Se pudiera agregar además sus procesos y acciones en contra del racismo, la discriminación de género y el trabajo infantil.

Tampoco son desconocidos sus esfuerzos a favor de los derechos de las niñas y los niños, la igualdad entre mujeres y hombres, sus estrategias en pos de las garantías para personas con capacidades diferentes, así como sus avances en la atención pública y gratuita en materias como salud, educación y deporte.

Aunque estamos claros. No es suficiente. Todavía, en determinadas áreas, falta sistematicidad y perfeccionamiento.

Pero esa, como ya dijimos, es una mirada simple y rápida. En verdad, para hablar de derechos humanos en Cuba, habría que primero, vivirlos.

Incluso, una peca en ocasiones de dar por sentado ciertas prerrogativas. Y solo cuando las vivencia, encuentra la dimensión compleja de todo.

Yo, por ejemplo, no tenía una clara visión de lo que es ser una mujer gestante en Cuba. La salud, con sus eficiencias y deficiencias, siempre resultó un derecho conquistado. Existente, perfectible, pero conquistado. Así lo viví.

Pero, ser embarazada en la Isla, es otra cosa.

Nunca, y no peco de absoluta, nunca he sentido tanta atención-cuidado-vigilancia-acoso. Puede ser que vea más a la doctora y la enfermera del Consultorio, que a mi propia familia.

Entre turnos, vacunas, consultas, sondeos de rutina, atención multidisciplinaria y citas especializadas transcurre el 40 por ciento de mi tiempo semanal.

Mi Marcel no ha nacido aún y ha tenido más visitas al médico que yo en mis 30 años de vida. Y si al proceso le sumas alguna afección de la madre, en mi caso una cardiopatía congénita, pues se redobla la vigilancia y los turnos se multiplican por dos.

En seis meses de embarazo contabilizo ya cinco consultas especializadas de Cardiología y Embarazo, igual número en Genética, y dos de Cardiología fetal. A eso le sumas varias de Medicina Interna, Estomatología, Ginecología y Nutrición.

Todo sin contar las visitas obligadas para los análisis pertinentes, control de peso, vacunación…

Hasta sé cuál es el ciclo de enfermedades y posibles pacientes a unos 500 metros alrededor de mi casa. Basta con que exista un caso de dengue o zika, o alguien tenga algún síntoma diarreico provocado, para que me “circulen”, como carro sin chapa, y me envíen a algún hospital materno cercano a realizarme las pruebas necesarias.

En esos menesteres, he pasado dos casi ingreso. Por suerte, susto y nada más.

Casi que cuando duermo, sueño con médicos, medicinas, batas, inyecciones y pastillas prenatales.

Y una piensa. ¡Qué exagerado! Una se equivoca.

Es necesario, sano, pertinente. Mi hijo es mi responsabilidad, pero también la de mi enfermera, mi doctora del consultorio. La de mi cardiólogo, y mi ginecólogo. La de todos los que se preocupan-ocupan de mí.

Mi hijo y no lo dudo, tiene mayores probabilidades de nacer más saludable de lo que yo nací.

Es su derecho, es mi derecho.

Por causalidad, los vivimos aquí.

PARA SU INTERÉS

  • Derechos Humanos: Son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional o étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición.Son garantías jurídicas universales que protegen a individuos y grupos contra acciones que interfieran en sus libertades fundamentales y en la dignidad humana.Están avalados por normas internacionales. Se basan en el principio de respeto por el individuo. Derechos Humanos en Cuba: Consulte aquí el último informe del Examen Periódico Universal del Consejo de Derechos Humanos presentado por Cuba.
  • Se han desarrollado una serie de programas dirigidos a la mujer con el objetivo de abarcar de manera integral su salud, su peso fundamental está en la prevención y para ejecutarlos la labor comunitaria es prioritaria. Entre ellos se destacan por su cobertura nacional:
  • -El Programa Materno–Infantil.
  • -El Programa de detección precoz del cáncer cérvico – uterino.
  • -El programa de detección precoz del cáncer de mamas.
  • -El Programa hacia una Maternidad y Paternidad Conscientes.
  • -El Programa de atención al Adulto Mayor (que incluye a la mujer adulta).
  • -El Programa de Prevención de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS), Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA).
  • La mayoría de estos programas dan prioridad a enfermedades propias de la mujer y a procesos biológicos como el embarazo, la maternidad y el climaterio.
  • Cada vez más va prevaleciendo la tendencia a contemplar en ellos y abarcar además aspectos específicos de género, como aquellos referidos a la vida cotidiana de las mujeres que generan agotamiento y estrés; se tiende a tener en cuenta la existencia de factores de riesgo relacionados con sus condiciones de género y se procura involucrar al hombre como es el caso del Programa hacia una Maternidad y Paternidad Conscientes.
  • La maternidad se convirtió en Cuba en un asunto de interés social, en función de ello se garantizan todas las condiciones para que esta se desarrolle de la mejor manera posible, incluidos los aspectos de protección legal como la licencia de maternidad de la mujer trabajadora.
  • El 99.9% de las partos se realizan en instituciones de salud, por encima del 99 % desde 1986 lo cual disminuye el riesgo de muerte de la madre y del niño. (Informe MINSAP, 2000)
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