Lissy Villas Muñoz - Revista Mujeres.- A propósito del Informe de Población Mundial de las Naciones Unidas UNFPA 2021, qué significa que el cuerpo sea mío. Esta frase, un paradigma para los movimientos feministas, alude directamente a la construcción histórica y reivindicativa del cuerpo como derecho, espacio personal, casa primera, territorio. Si históricamente el cuerpo ha venido siendo espacio de conquista, de intervención, de apropiación del otro, hoy se sigue luchando por el cambio de paradigma. ¿Qué significa que el cuerpo sea tuyo, mío, de ella?


Por el cuerpo pasa incluso la salud mental. En estos tiempos de escasez reiventamos teorías de conexión con lo natural, con otras formas de existencia; donde la práctica y el encuentro con la tierra y la espiritualidad salva. El cuerpo no es solo la carne que nos sostiene, aunque muchas veces ha sido a través suyo la mercantilización de mujeres, niñas, niños, mujeres u hombres y mujeres trans.

Tener un cuerpo y hacerlo suyo significa poder decidir libremente sobre él. Cuando decimos “queremos tener derecho al aborto” es poder decir que contamos con todas las garantías para que nuestro cuerpo pueda llegar a someterse a este proceso con la protección y la seguridad garantizadas. El aborto es la decisión de la mujer que lo quiere realizar y no de la autoridad religiosa, no del Estado, no del personal de salud. Tener una opinión diferente es válida, mas eso no puede incluir la potestad de decidir sobre el cuerpo de la mujer.

El uso de anticonceptivos, la esterilización forzada (1), los procesos quirúrgicos y la manera de realizarlas, son invasiones  al cuerpo de las mujeres. Diferencias hay entre ellas, pues son diversos tipos de intervenciones. 

El uso del anticonceptivo es un derecho. El condón es el único que protege de las enfermedades de transmisión sexual y de un embarazo no deseado.  Otro aspecto relacionado con este tópico es la ausencia de condón femenino, el cual se ha informado que tiene un mayor costo de producción sin embargo, constituye una herramienta de autonomía de las mujeres.  Incluso  para el uso de   lesbianas o para las que tienen sexo con otras mujeres o experiencias sexuales homoeróticas. No hay garantía de que ellas no se contagien de una enfermedad por transmisión sexual. 

Otra de las problemáticas visibles en Cuba es el acoso callejero. Violencia que atraviesa los cuerpos de las mujeres y las niñas. La reproducción del patriarcado pasa en ese sentido, como en muchos otros por la posesión y el poder de lo considerado masculino sobre el cuerpo de las mujeres. La necesidad de conquista, de la atracción impuesta históricamente y autoenriquecida, de la dominación del cuerpo bajo el precepto cultural ha hecho que el acoso callejero, mal llamado por algunas personas  piropo, sea una de las manifestaciones “más comunes” en nuestro país. No hay una ley específica para este tipo de violencia, que si bien es naturalizada, lacera la vida de las mujeres.

[1] Una realidad que se revive en Perú pues la hija de Alberto Fujimori (1990-2000), Keiko Fujimori es la candidata que junto a Pedro Castillo disputará las elecciones presidenciales. Y aunque la violencia cometida contra las mujeres durante los años de presidencia de Fujimori, no tiene que ser la política de la hija, la candidata es de la derecha y ya sabemos todo lo que la derecha puede hacer no solo con las mujeres, sino con las mal llamadas minorías. La esterilización forzada en Perú fue una práctica contra las mujeres durante la dictadura de Fujimori: en 1995 el mandatario anunció la implementación del Programa Nacional de Salud Reproductiva y Planificación Familiar (PNSRDF), que practicó la esterilización forzada a más de 300 mil mujeres indígenas. La oficina del Alto comisionado para Naciones Unidas define la esterilización forzada como “una violación a los derechos humanos que ocurre cuando una persona es esterilizada tras haber rechazado el procedimiento, cuando este se aplica sin su consentimiento o cuando la persona no tiene la oportunidad de facilitar su consentimiento con conocimiento de causa”. Esto afecta la fertilidad de forma permanente e irreversible.

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