Red Semlac.- Investigadores y especialistas que trabajan los temas de género, y en particular los de violencia de género, insisten en que no solo es importante estudiar la problemática, producir y procesar sus estadísticas, sino también recopilar y poner en contexto todos los resultados, SEMlac Cuba propone reflexionar sobre la sistematización de conocimientos en torno a estas problemáticas, sus deudas y beneficios, también en Cuba. Para ello, respondieron algunas interrogantes la periodista Dalia Acosta, vice directora del Instituto Internacional de Periodismo José Martí (IIPJM); la filósofa Mirell Pérez, del Grupo América Latina: Filosofía Social y Axiología (GALFISA), del Instituto de Filosofía y la estudiante Lianet Gómez, de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.


¿Por qué es importante la sistematización de los resultados investigativos en torno a la violencia de género y como contribuyen a la atención y prevención del fenómeno?

Dalia Acosta: Un seguimiento a las investigaciones sobre la violencia de género en los últimos años –en Cuba, pero también en otras regiones- confirma una que el recorrido ha sido desde la academia, hasta otros espacios; desde los acercamientos más teórico, hasta estudios más particulares, de casos concretos, en zonas geográficas limitadas y más empíricos.  Ante un problema como éste, de alto impacto individual y social; contar con sistematizaciones de todos esos estudios, más específicos y a menudo dispersos, puede marcar la diferencia a la hora de comprender, visibilizar y atender el fenómeno desde espacios que abarcan las políticas hasta su visibilización mediática. Más aún, cuando sabemos que la violencia de género tiende a esconderse, a no denunciarse por múltiples razones. Obviamente, contra con sistematizaciones también sería una ganancia para sensibilizar con evidencias a quienes tienen que trazar políticas y elaborar leyes.

  Mirelle Pérez: En primer lugar, todo proceso de sistematización de resultados de investigación constituye una construcción de conocimiento colectivo, es un proceso de aprendizaje que deviene práctica reflexiva, posibilita mostrar de forma organizada un conocimiento acumulado, visibiliza el quehacer cotidiano y el modo en que ha sido procesada información relevante. Es el peldaño necesario que nos permite colocar nuestros aportes de una manera más coherente. En este sentido, poner en contexto los resultados de estudios en temas de género y en particular los referidos a las violencias de género nos permite colocar nuestras apuestas en la toma de decisiones a nivel de país, que las/los decisores puedan consultar nuestras investigaciones; posibilita que podamos orientar políticas en torno a esta problemática. Poder participar en procesos de este tipo, además, viabiliza que los resultados sean incluidos en las agendas de desarrollo de nuestro país. Formar parte de grupos de consultas creados para dar seguimiento y conciliar políticas nacionales es la antesala de participar en la diversidad de estrategias que pueden ser aplicadas y/o utilizadas. Así mismo continuar mapeando experiencias, proyectos y experiencias nos da algunas pistas del accionar conjunto.

Lianet Gómez: Desde mi experiencia individual y muy reciente, contar con sistematizaciones de investigaciones sobre estos temas es imprescindible para garantizar que más personas comprendan las teorías de género y en particular el complejo entramado de la violencia de género y puedan tomar posturas académicas, pero también individuales, de activismo social. Durante el último año, preparando mi tesis de graduación acerca de las mediaciones para al abordaje de estos asuntos en los medios de prensa, si algo me ha golpeado sistemáticamente es la dispersión y poca articulación de resultados, que de estar recogidos en un repositorio y debidamente sistematizados, serían de gran ayuda para quien se está acercando de manera seria, pero por primera vez, a estos estudios.

¿Se ha avanzado en la investigación sobre la violencia de género en Cuba? ¿Cuáles cree que serían las áreas más abordadas y cuáles menos?

DA: Creo que sí. En los últimos años, la violencia de género ha llegado a las agendas de muchos centros de estudios cubanos, e incluso a la prensa, pero aún falta una investigación integral, abarcadora, y mejores articulaciones de la producción que ya existe. El alcance, incidencia y prevalencia de la violencia de género necesitan de investigación continua y articulada, que se origine en la academia, pero también en centros de salud, entidades legales de cualquier tipo, de justicia; en la investigación sociológica y comunicativa, etcétera. Sin dudas, aunque aún incompleta y no suficientemente generalizadora, la Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género de 2016 (ENIG 2016) se puede considerar un avance importante en materia de investigación. Otros temas en los que se ha avanzado son el reconocimiento y confirmación de la existencia de todas las formas de violencia en el país, la violencia simbólica, el acoso y sus nexos con la violencia de género, entre otras. Entre las áreas menos abordadas se encuentran las interseccionalidades múltiples derivadas del color de la piel o el territorio; también se ha estudiado menos la violencia laboral, por ejemplo; o lo que ocurre con los hombres victimarios en el contexto de las violencias.   

MP: En mi opinión las investigaciones en torno a la violencia de género se han multiplicado, pero continuamos teniendo algunos desafíos que siguen marcados por la necesaria articulación y por cómo logramos visibilizar nuestras investigaciones. Las áreas más abordadas, desde mi punto de vista, son los diversos tipos de violencia de género; una mirada más integral hacia el tema de los cuidados; las alertas en torno a los fundamentalismos religiosos y los debates acerca del nuevo Código de Las Familias; el respeto a las identidades y promoción de equidad de género. Entre las áreas menos abordadas estarían el abordaje de las temáticas de género y violencia desde las desigualdades sociales y sus efectos; las brechas de equidad racial; una mirada trasversal en relación a los derechos laborales, empleos, contratación en la diversidad de formas de gestión; los retos del entorno virtual y el activismo digital feminista vinculados a las violencias.

LG: Poner en contexto muchas investigaciones en estos meses me ha permitido confirmar cómo, mientras más se avanza en el tiempo, más investigaciones sobre violencia de género se encuentran. Si en los años noventa del siglo pasado apenas se logran rastrear trabajos del CIPS, de la doctora Clotilde Proveyer, entre algunos otros del entorno jurídico, por ejemplo. Más recientemente se suman nombres, territorios y aristas a las investigaciones; hasta llegar a contare con una encuesta nacional que incluye a la violencia en 2016. Sin embargo, se aprecia cómo muchas investigaciones se repiten en zonas geográficas distintas, pero luego esos resultados no se contrastan, no se comparan y se pierde así mucha información. Yo diría que falta investigación de formas de violencias que no se identifican mucho como el acoso o la violencia en el noviazgo, la violencia digital y la investigación comunicológica de la violencia de género.

¿Cómo incentivar la identificación y sistematización de investigaciones de forma que sus resultados se puedan consultar y utilizar de manera más eficiente?

DA: La violencia de género es un asunto social, por tanto, toda la sociedad debe tener acceso a lo que se investiga sobre ella. Los espacios académicos y de investigación, los de atención de salud, los jurídicos, la policía, los vinculados a la educación y la cultura, en cualquiera de sus variantes; los medios de comunicación, los espacios de trabajo comunitario deben y tienen una responsabilidad en la articulación de toda la información disponible sobre cómo operan las violencias de género en Cuba. Luego tocaría recopilar y poner a punto esa información para que pueda ser consultada y visibilizada.

MP: Por aquello de que la sistematización es un ejercicio participativo, porque el propio ejercicio de reflexión se construye colectivamente, el intercambio y el diálogo de aprendizajes son esenciales para colocar el espectro entre la teoría y la práctica y los vínculos que hacen que una investigación sea pertinente y pueda contribuir a la incidencia efectiva en políticas públicas y legislativas. Continuar apostando por construir alianzas que nos fortalezcan puede ser uno de los caminos posibles.

LG: En tiempos de tecnologías de la información y las comunicaciones, sería muy útil poder contar con un repositorio de investigaciones sobre género y violencia en Cuba que articule, ordene y sistematice toda la producción sobre esos temas; y que sea de fácil acceso y recuperación de la información.

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