Yoandry Avila Guerra y Laura Serguera Lio - Alma Mater.- Había un escenario ideal: la Empresa Eléctrica de La Habana realizaba una publicación pidiendo disculpas a sus clientes, aclarando que cualquier convocatoria a sus plazas es apta para personas de ambos sexos, y comprometiéndose a capacitar a su personal en cuestiones de género.
Así de sencillo. Reconocer el error, intentar corregirlo, buscar asesoría. Pudo haber pasado este sábado, hubiese estado muy bien. En realidad, debió haber sucedido hace un mes; quizás, de haber prestado atención a lo que entonces decenas de personas reclamaron, esta vez no hubiese sido necesaria ninguna excusa.
No importa, ni entonces ni ahora la disculpa llegó.
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El pasado 24 de septiembre, la división habanera de la Unión Eléctrica abría un curso para formar técnicas de atención al cliente. Su llamado, «¡Para ti, mujer! ¡Es tu gran oportunidad para presentarte!», dejaba poco margen a la duda sobre quiénes estaban invitadas a aplicar.
No tardaron en hacerse sentir las críticas en redes sociales y un análisis sobre el asunto en Cubadebate alertaba sobre cómo este tipo de acciones contribuye a remarcar roles de géneros.
«Varios usuarios llaman la atención sobre la discriminación sexista implícita en la convocatoria, sobre el hecho de asociar automáticamente la dulzura y amabilidad con las mujeres y, por transitividad, a ellas con este tipo de plazas. “Esos trabajos históricamente los han hecho mujeres porque el concepto es que un macho puede trabajar en algo más duro y ahí va a estar ‘subutilizado’”, se lee en algún comentario», relataba la periodista en aquel texto.
«Con las mujeres en este puesto de trabajo en particular se han obtenido excelentes resultados en nuestra entidad», aseguraba alguien identificado como Empresa Eléctrica de La Habana en el debate generado por ese artículo. Así explicaba que dicho anuncio estuviera diseñado para ellas.
36 días después, la polémica no es noticia, como nos aseguraron este sábado desde la Empresa Eléctrica de La Habana, cuando cuestionamos los sesgos machistas que en fechas recientes han evidenciado sus publicaciones.Tampoco es noticia, a decir verdad, la discriminación. Sucede con tanta frecuencia, en tantas instancias y niveles, que en disímiles ocasiones pasa casi desapercibida. Mas, a un mes y una semana de aquel suceso, para nosotros no quedaba tan lejana la «historia», mucho menos cuando este viernes estrenó segunda parte.
Fue, otra vez, en forma de convocatoria para un curso… en esta ocasión, de liniero. Para las vacantes buscan a jóvenes entre 19 y 30 años de edad, con nivel medio superior y servicio militar cumplido. La foto que acompaña la publicación, no podía ser de otra manera: un hombre trabajando en lo alto de un poste eléctrico. En Cuba no hay mujeres linieras que retratar… todo parece indicar que, durante algún tiempo, no las habrá.
A raíz de un post en nuestra página de Facebook, denunciando la reiteración del enfoque sexista en sus procesos de selección de personal, se suscitó un amplio debate que propició más de un trago amargo.
Quizás, las frases más burlescas, ofensivas y discriminatorias provinieron de usuarios en cuyos perfiles declaran que trabajan en la Empresa Eléctrica de La Habana.
Comentarios como «Si es fea que no se presente que la discriminan (emojis de risa)», «La gente de la UH sigue de parásitos de las personas que trabajan para generar bienes a la sociedad», «Las beneficiadas son siempre las que más protestan», «La empresa eléctrica se ahorra tiempo y no es hipócrita: la mayoría de las damas pa’ eso no sirven» fueron redactados por quienes figuran en sus redes sociales como empleados de esa entidad… pública.
Al consultar sobre dichos pronunciamientos al director general de la institución, Mario Castillo Salas, sostuvo que estos habían sido realizados desde perfiles personales y no respondían a la postura oficial de la empresa.
Ambas convocatorias, de acuerdo con el directivo, se inscriben dentro de su estrategia empresarial y las próximas responderán de igual manera a esta, por lo que «puede que sean iguales o muy diferentes». Al parecer el mensaje de disconformidad no ha llevado a replantearse «la estrategia».
El directivo señala que la Empresa Eléctrica cuenta con unos 4 200 trabajadores y más del 75 por ciento son hombres, por lo que se apuesta por un balance de «géneros» que persigue empoderar a las mujeres. No solo eso, con las plazas de telefonistas de septiembre también intentaban que ellas dejaran de percibir la electricidad como «algo de hombres».
Las preguntas se imponen: ¿responder el teléfono en el Centro de Llamadas de la Empresa Eléctrica será el primer paso para que las mujeres se interesen en especialidades de este sector? ¿No se le ocurrió a nadie que diseñar capacitaciones para formarse como electricistas, linieros, mecánicos, con un enfoque inclusivo, era mejor alternativa para acortar esta brecha?
Parece que no. Castillo Salas afirma que este curso dirigido a hombres se fundamenta en que solo ellos han aplicado con anterioridad y que «trabajan» por cambiar eso. ¿Cómo? No respondió. Eso sí, si alguna mujer se presenta a un puesto tradicionalmente desempeñado por varones, será bienvenida. Aunque este es un indudable primer paso — en nuestra publicación una usuaria comentaba que a su madre se lo habían denegado después de estudiar Electricidad — , las preocupaciones sobre la forma en que será atendida persisten.
¿No les inquieta a los directivos cómo puede ser tratada una mujer que asista a su sede pidiendo información sobre este curso, si la recibe alguien que asume con sorna la posibilidad?
Seamos honestos, casi seguro no pasará.
Es bastante improbable que alguna acuda para un trabajo «masculino», en cuya convocatoria no se ve reflejada, sobre cuyas posibilidades nadie le habla y en el cual sus potenciales «colegas» la consideran poco idónea.
Incluso así, incluso en el caso de que no se trate solo de que estas limitaciones puedan frenar a interesadas, sino en el supuesto de que no hubiera ninguna, no debería ser la institución quien dejara de considerarlas, promocionando criterios excluyentes que coarten la capacidad de decisión. Menos, cuando reconocen que su plantilla está en extremo desbalanceada.
La reiterada voluntad de «empoderamiento» incrementando el número de mujeres en las filas de una empresa donde predominan los hombres-esgrimida también en el post Alma Mater en Facebook por quien hasta hace unas horas refería en su perfil personal de esa red social que se desempeñaba como directora de Atención al Cliente de la Empresa Eléctrica de La Habana- resulta, a ciencia cierta, loable; mas, pierde valor cuando circunscribe a hombre y mujeres a determinados ámbitos de actuación solo por el hecho de serlo.
Si bien el director general asegura que lo que muchos usuarios catalogaron de sexista en realidad intentan combatir este flagelo, que los requisitos y criterios de selección que esbozan, a priori, sean biologicistas y encorseten a unas y otros en roles de género predeterminados no acompaña a esta intención.
¿Podría ser un hombre operador telefónico? Podría sí; y los tienen en la empresa. ¿Podría ser una mujer liniera? También, y aunque a algunos trabajadores les cause gracia o lo vean poco «femenino», desempeñan esta función en varios países. A ese futuro, también en Cuba, aspira Mario Castillo, pero, ¿qué nos deja para el presente? ¿Es consciente de que es también su responsabilidad hacer que suceda?
Ojalá fuera tan sencillo como que hoy parecen no existir mujeres en Cuba que quieran ser linieras. El asunto trasciende «las cuotas y los balances de género a libreta», va de derechos y de representaciones sociales instauradas que generan un ciclo de discriminación interminable.
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Había un escenario ideal: la Empresa Eléctrica de La Habana diagnosticaba que las mujeres percibían las profesiones de su sector como «de hombres», diseñaba estrategias que deconstruyeran ese estereotipo y las convocaba a cursos en que no se tomara en cuenta nada más que su interés y capacidad probada.
Así de sencillo. Identificar la brecha, buscar asesoría, intentar cerrarla. Pudo haber pasado antes.
No importa. Aún están a tiempo.