Participantes en el Coloquio Historia de los Estudios de Género en Cuba “Isabel Moya Richard” compartieron avances, temáticas y desafíos de este campo académico en la isla. Foto SEMlac Cuba
Lirians Gordillo Piña - Red Semlac.- Los estudios de género en Cuba superan las tres décadas de existencia y en su desarrollo han sido esenciales los esfuerzos y liderazgos de académicas cubanas.
Participantes en el Coloquio Historia de los Estudios de Género en Cuba “Isabel Moya Richard” compartieron avances, temáticas y desafíos de este campo académico en la nación del Caribe, los días 23 y 24 de noviembre. La iniciativa, convocada por la Cátedra de Género de la Universidad de La Habana y la Red Iberoamericana y Africana de Masculinidades (RIAM), se celebró en el recinto universitario de la capital y reunió a académicas de La Habana, Cienfuegos, Camagüey y Holguín.
La primera edición del coloquio rinde homenaje a Isabel Moya Richard (1961-2018), reconocida periodista, académica y docente feminista. La también Premio Nacional de Periodismo es un referente en la comunicación y los estudios de género en Cuba, fue profesora titular de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana y directora por varias décadas de la Editorial de la Mujer. Esta edición del evento también se dedica a los 30 años de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana y los 15 de la RIAM.
“Isabel Moya es un referente teórico, una experta internacional y, sobre todo, un ser humano extraordinario”, afirmó Norma Vasallo, presidenta de la Cátedra de Género de la Universidad de La Habana.
La profesora compartió en la sesión inaugural un panorama de las investigaciones nacionales en los últimos años y reconoció, como antecedentes, el empuje de reconocidas mujeres del siglo XIX y el activismo feminista de principios del XX.
Parte de esa historia se encuentra en la literatura y publicaciones científicas, en tesis de grado y postgrado, en relatorías de talleres y memorias de eventos. También se hace cada día en las aulas y cátedras de género de las universidades cubanas, en centros de estudios e instituciones.
Un paso fundacional lo constituyó la creación de la Cátedra de la Mujer de la Universidad de La Habana en 1991, como un espacio para potenciar investigaciones, cursos e intercambios. Ese impulso inicial se extendió a otros centros de educación superior del país, con la creación de las Cátedras de la Mujer y la Familia. Le siguieron otros eventos importantes, como el Taller Internacional Mujeres en el siglo XXI, celebrado por primera vez en 1995, y la apertura en 2005 de la Maestría en Estudios de Género.
“Los temas objetos de estudio se han ampliado, reflejan los avances en el mundo y los problemas de nuestros contextos”, apunto Vasallo en el panel Historia de los Estudios de Género en Cuba.
“Isabel Moya es un referente teórico, una experta internacional y, sobre todo, un ser humano extraordinario”, afirmó Norma Vasallo, presidenta de la Cátedra de Género de la Universidad de La Habana.
La académica cubana explicó que esa amplitud se expresa en una diversidad de asuntos, realidades y ámbitos estudiados. Entre ellos, la feminización de la pobreza, problemas teórico metodológicos, la reproducción de la desigualdad, el papel de las mujeres en la historia, la participación política de las mujeres y el acceso a la toma de decisiones, la sobrecarga doméstica, el techo de cristal, la imagen de las mujeres en los medios de comunicación, las mujeres como sujeto y objeto en las artes, el impacto de los procesos migratorios, la educación sexista, el problema de la violencia machista y el femicidio, como su expresión más extrema.
Puntos comunes de estos estudios, según Vasallo, son la mirada crítica y comprometida que devela las desigualdades y sus causas, el trabajo en proyectos sociales, las asesorías y capacitación sistemática a actores diversos.
Desde la Cátedra de Género, Salud y Sexualidad de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, a 234 km de la capital, las investigaciones han hecho foco en las violencias de género, las determinantes sociales de la salud, protocolos de atención para el acompañamiento a mujeres víctimas de violencias machistas y, más recientemente, una propuesta para la inclusión de indicadores sensibles al género en las estadísticas de salud.
En la Universidad de Camagüey, al oriente del país, la Cátedra de Género incluyó, entre sus estudios y espacios de capacitación, los intereses de actores económicos y sociales de la provincia, con énfasis en el desarrollo comunitario; la producción agropecuaria; la prevención de desastres y el cambio climático; el empoderamiento de las mujeres en el ámbito rural, entre otras problemáticas.
“El género, esa mirada otra, crítica, alternativa, nos impone una complejidad en su desarrollo marcada por la necesaria ruptura de saberes instalados no solo en la subjetividad social popular, sino también en quienes construyen las ciencias”, afirma Vasallo.
La psicóloga Aida Torralbas Fernández confirma ese impacto personal de los estudios de género y llama a ser conscientes de la experiencia de vida cuando se hace ciencia.
“Cursar estudios de género me obligó a acercarme a la sociología del conocimiento, a las epistemologías del sur, al pensamiento decolonial. Eso te cambia la manera de ver el mundo, de concebir la forma en que se construye conocimiento y la manera en que se jerarquizan los saberes”, dijo la investigadora de la Universidad de Holguín, provincia ubicada a 774 km de la capital.
Romper las barreras ficticias que separan los estudios de género del feminismo es uno de los retos identificados por las científicas cubanas durante el debate.
Marianela Fonseca Fernández, integrante de la Cátedra de Género, Salud y Sexualidad de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, opina que otro desafío es reconocer la importancia de los estudios y la transversalización del género en la sociedad y distintas esferas políticas.
La ausencia de apoyo, el desconocimiento o subvaloración de estas investigaciones impone a académicas y docentes cubanas mayores esfuerzos para sostener y desarrollar estudios, proyectos, eventos, cursos y publicaciones. Esa realidad varía en los distintos contextos, pero como constante las estudiosas reconocen el empuje y activismo académico en la historia de los estudios de género nacionales.