Fotograma del material Herencia y subversión. Imagen simbólica de la mujer del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba- Europa: Palacio del Segundo Cabo.
Lirians Gordillo Piña - Revista Mujeres.- Los 16 días de activismo contra la violencia de género hacia mujeres y niñas concentra voces, experiencias e iniciativas que apuestan por la justicia de género y una vida plena sin opresiones. Si miramos con atención, podemos reconocer constantes y buenas señales entre esas iniciativas.
Tres eventos dentro de la jornada contra las violencias machistas en La Habana, dejaron ver la alianza entre arte y ciencia, entre cultura y transformación social. Sin estar relacionados, los tres apostaron por articular historias y voces de mujeres. Me refiero a la Muestra de Mujeres Cineastas organizada por el Comité de género de ICAIC, la clausura de la exposición Todas en busca de un espacio que pone en imágenes el feminismo sufragista cubano y el material audiovisual Herencia y subversión. Imagen simbólica de la mujer del Centro para la Interpretación de las Relaciones Culturales Cuba- Europa: Palacio del Segundo Cabo.
Para la realizadora Marilyn Solaya la investigación es un recurso fundamental en su obra. Foto Mujeres.
“Pienso que es importante que el arte tome partido en esto y siga denunciando y revelando toda nuestra lucha para que no se olvide de dónde venimos y hacia dónde vamos”, responde Marilyn Solaya, cineasta feminista y realizadora del documental En busca de un espacio, cuando le pregunto por qué insistir en la historia, qué alianzas encuentra en ese campo del conocimiento.
Las realizadoras cubanasBelkis Vega, Rebeca Chávez,Gloria Rolando, Marta María Borras, Carla Valdés León y Lizette Vila también hablaron mucho de la memoria durante el panel Mujeres Cineastas de Sara Gómez a las nuevas generaciones, realizado el 26 de noviembre como parte de la Muestra de Mujeres Cineastas y que contó con la moderación de la crítica de arte Berta Carricarte.
La memoria aparece en sus obras como campo de investigación, como una motivación profunda de preservar relatos desconocidos. Contar en imágenes desde una mirada de mujer, implica para varias artistas un cuestionamiento al patriarcado y al racismo. El ejercicio de la memoria se convierte también en un acto de rebeldía frente al borramiento patriarcal de sus voces y su ausencia en la historia y en el canon artístico literario.
Ese ejercicio creativo, nunca exento de tensiones, deja entrever una alianza clave para desnaturalizar las violencias: activismos-historia-arte-cultura-ciencia.
¿Cómo se corporiza eso?, puede preguntarse cualquier. Las creadoras responden: con investigación y experiencia de vida y desde las ciencias afirman: asumiendo el desafío de la creatividad.
Por ejemplo, las historiadoras de arte Onedys Calvo Nova y Amanda Ramírez Viñas pusieron a dialogar, desde el montaje de Herencia y subversión, a las artes visuales con análisis históricos, experiencias creativas, ciencias sociales, enfoques desde la comunicación y los feminismos en Cuba. Es interesante en el material como el tiempo se desdibuja y emergen las constantes del patriarcado a lo largo de los siglos, pero también aparecen las resistencias y resultados alcanzados.
La historiadora Nadia Peñalver asumió la curaduría de la expo En busca de un espacio, que acogió por varios meses la Embajada de España en Cuba.Foto Mujeres
Nadia Peñalver también asumió el desafío creativo de poner en imágenes hechos históricos casi desconocidos y poco valorados. Nadia, historiadora de profesión, tuvo a su cargo la curaduría de la exposición En busca de un espacio que expone sucesos, rostros y aportes del activismo feminista de las primeras décadas del siglo XX en Cuba, presentado por el documental homónimo de la realizadora Marilyn Solaya.
“Para mí como historiadora fue una experiencia desafiante, porque los historiadores no pensamos en imágenes. Agradezco, como profesional y mujer, poder documentar todos los rostros de estas cubanas que no se conocen, o a veces no son tan conocidos como los rostros de los hombres que forman parte de la historia de Cuba y están en todos los libros de texto, mientras ellas no”, reconoce Peñalver.
El ninguneo o subvaloración de la obra creativa de muchas mujeres también son formas de violencias machistas, cuando se basan en esteriotipos y juicios sexistas. Por eso la convicción y el activismo acompaña a quienes deciden hacer de su obra de vida el rescate de todo cuanto nos trajo hasta hoy.
“Rescatar la historia de mujeres que han sido invisibilizadas es una de nuestras misiones y una motivación muy personal y creo que va a ser la obra de mi vida, me voy a retirar trabajando este tema”, declara Marilyn Solaya.
Asumir esa mirada de género y feminista provoca inicialmente preguntas, revela vacíos y silencios para luego construir una historia y una cultura desde la experiencia de las mujeres, marcada no solo por la desigualdad y las violencias, sino que incluye tambiénrebeldías, análisis, transformaciones y aprendizajes vitales. Esos relatos pasan por la experiencia propia y la piel también se pone sobre las tablas.
“En la obra que estoy preparando ahora muestra que esos ambientes cool y artísticos en los que creemos no tiene espacio la violencia, pues no, si existen violencias machistas”, adelanta la actriz, dramaturga y directora Eva González.
“Cuando revisas la historia de las artistas, de las científicas, te das cuenta que toda esa historia está ninguneada. Y no es por gusto, siempre hemos sido invisibilizadas y nos vemos en esa continua dicotomía de, al estar sobrecargadas con los cuidados, en qué tiempo desarrollamos nuestra carrera artística o científica. Yo misma me he visto en esa discriminación”, agrega Eva.
Los 16 días de activismo siguen recordándonos que abrir espacios al arte e historias de mujeres es una forma más, vital además, de disputarle al patriarcado sus sentidos.