Colectivo de autor@s Granma - Revista Mujeres.- Coherente con la Constitución de la República, el Código de las Familias optimiza principios y consagra valores, actualiza las diferentes instituciones jurídico-familiares y muestra el progreso de creación normativa de nuestro país, por lo que, en el Octavo Periodo de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular, en su ix Legislatura, los diputados lo analizaron y aprobaron, último paso para ser sometido a consulta popular en el año que entra.


Ante el Primer Secretario del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, el diputado y ministro de Justicia, Oscar Silvera Martínez, recordó que este nuevo Código no fabrica ni impone modelos, sino que respeta la pluralidad familiar y la respalda; es el resultado de la participación de todos y todas, y protege los derechos de las personas a constituir una familia, sin discriminación y con respeto a los derechos humanos.

Se refirió, especialmente, al amplio proceso de intercambio y retroalimentación del que salieron una veintena de versiones, y especificó que de los 403 artículos de la versión 22 del Anteproyecto, como parte de la consulta especializada, fueron modificados 273, se eliminaron unos 17, cuatro se fusionaron, y otros se añadieron o se mantuvieron.

El resultado, que es la actual versión, potencia la igualdad de género, fortalece la responsabilidad familiar y evidencia la perspectiva multidisciplinaria como el proyecto inclusivo que es, reflexionó.

Al iniciar el análisis del proyecto, María Yolanda Ferrer Gómez, diputada por el municipio de Pinar del Río, significó, de manera especial, los aportes de la entrañable Vilma Espín Guillois recogidos en esta propuesta de Código de las Familias.

Recordó la diputada cómo Vilma consagró su vida a hacer realidad el objetivo de lograr una sociedad sin discriminación, y siempre puso especial atención a la familia como institución de la sociedad, desde que asumiera, al triunfo de la Revolución, la responsabilidad de la Federación de Mujeres Cubanas, del Centro Nacional de Educación Sexual, y otros.

Para ello, repasó Ferrer Gómez, encauzó el trabajo en la educación para la vida desde una concepción integral.

«Vilma marcó pautas en la igualdad de género, en los derechos sexuales y reproductivos, en la responsabilidad parental, en la reproducción asistida, en la protección del interés superior de niñas, niños y adolescentes, en el desarrollo y participación integral de los jóvenes, en el enfrentamiento a la violencia, en la protección de las personas vulnerables, en los derechos de abuelas y abuelos y en el respeto a la diversidad sexual y a la identidad de género. Estaba convencida de que el amor no tiene sexo», sentenció.

Por otro lado, Ofelia Miriam Ortega, invitada al Parlamento, agradeció la oportunidad de participar en el proceso de consulta y análisis de este Código, «pues a pesar de las diferencias de criterios, siempre hubo unidad, esa que caracteriza al pueblo cubano». Agregó que la norma nos ha recordado los valores de justicia, esos que tanto han defendido nuestros próceres, además del amor –un sentimiento transversal al nuevo Código–; y cuando todo ello se une, nos da vida plena, impregnada en la búsqueda del bien común y la protección de todos los miembros de la familia.

 

 

EL RESPETO A LAS PERSONAS Y A SUS FAMILIAS

La diputada Arelys Santana Bello ratificó el compromiso de la Comisión de Atención a la juventud, la niñez y los derechos de igualdad de la mujer de la ANPP con el Código de las Familias.

Al referirse al proceso de consulta popular al que será sometido a partir de febrero, resaltó la labor de un grupo numeroso de compañeras y compañeros que han preparado minuciosamente la manera en que se van a recibir de la población opiniones y propuestas de modificación, eliminación o transformación.

Nuestra Comisión –dijo–, de conjunto con la de Asuntos Constitucionales y Jurídicos, acompañará este proceso de consulta, con la participación de las organizaciones, la fmc, la Unión de Juristas y otros especialistas, para ofrecer mayor información al pueblo desde todos los escenarios posibles, aclarar dudas y que no quede ningún aspecto sin compartir o trabajar.

Mariela Castro Espín, diputada por el municipio capitalino de Plaza de la Revolución, significó que el respeto a la dignidad plena de todas las personas y la igualdad sin discriminación son valores que caracterizan a la sociedad cubana, expresados, además, en la voluntad política de nuestro Gobierno y Partido.

La interpretación de los principios de igualdad y equidad social exige un trabajo riguroso y sostenido de diálogo, educación y comunicación; está relacionado con el desarrollo del conocimiento científico y su introducción en las prácticas sociales transformadoras, en la construcción de consensos y su influencia en las decisiones políticas, en los contextos históricos del proceso revolucionario, agregó.

«La normativa es la expresión de un proceso gradual de la madurez alcanzada por la Revolución en la implementación de su agenda de justicia social». Este Código, dijo, viene a atender algunas de las contradicciones de ese proceso, a garantizar derechos de grupos de personas cuyas realidades no fueron suficientemente comprendidas en los inicios del proceso revolucionario; viene a dar más justicia, equidad y refuerza la esencia del socialismo cubano, cuando coloca a las personas y a las familias en el centro de sus bondades.

Este proyecto –comentó– sí se parece a la sociedad en que vivimos, una sociedad diversa, compleja y plural, y refleja con exactitud la sentencia de nuestro Comandante en Jefe, cuando anunció que la Revolución es, entre otras cosas, cambiar todo lo que debe ser cambiado.

Destacó que estamos ante un Código que no quita derechos a nadie, no impone modelos familiares, sino que garantiza el mandato constitucional relacionado con la protección de todas las familias.

Por último, hizo un llamado a defender este Código con argumentos sólidos en las consultas populares y nuestra participación consciente.

Miguel Barnet Lanza afirmó que una muestra reciente, contundente, madura del ejercicio democrático de esta Asamblea es la decisión de llevar este Código a consulta popular. Eso muestra que vivimos en una democracia participativa, en un proceso de una Revolución con justicia.

«Apoyamos este Código porque aboga por el más noble de los derechos humanos. Los que me conocen saben que no tengo una familia biológica, pero ¿quién le dice a mi hijo que no soy su padre?, ¿quién le dice a mi nieto que no soy su abuelo? Nadie se puede atrever. Defendemos los vínculos afectivos porque no siempre la sangre garantiza la convivencia pacífica entre los seres humanos», argumentó.

La diputada Reyna de la Caridad Torres Pérez coincidió en que, a este proyecto, para no ser absoluto, no le falta casi nada, y lo que queda lo aportará el pueblo en la consulta popular, expresión de nuestra democracia socialista y la sabiduría que emana de nuestra gente.

Es resultado de la brillantez de los profesionales que han tenido a su cargo su redacción, y también del ideario del Comandante en Jefe, del General de Ejército y de las propuestas y actuar incansable de Vilma.

La versión 23 demuestra cuán perfectible es este Código que, como la misma Constitución, no será solo para el momento, sino será el Código de las Familias cubanas del mañana.

Ante la inquietud planteada por el diputado Alberto González Suárez, en relación con el artículo 149, referente a la organización de la guarda y cuidado compartidos, el Ministro de Justicia respondió que lo que propone el Código, en general, son variables para que prime en cada caso lo mejor para la familia, y dentro de esta lo mejor para los niños, niñas y adolescentes.

Aclaró que cuando se habla de que la guarda puede ser compartida, «se trata de no privilegiar ninguna variante por encima de la otra desde el diseño de la Ley, sino que cada situación permita hacer lo mejor para ese entorno familiar».

Asimismo, precisó que es alternada porque hay una decisión inicial y es indistinta cuando el padre o los titulares mantienen los más altos espacios de convivencia, y su ejercicio se distribuye en ellos, en atención a los requerimientos del grupo familiar, aunque los hijos e hijas residan de modo preferente o principal con uno u otro de los titulares de la responsabilidad parental.

«No hay contradicción, ni dos instituciones iguales confundidas en el proyecto, sino que se trata de escenarios distintos dependiendo de la posibilidad que derive», aseveró.

Ante la idea de que los hijos pertenecen a la madre cuando se produce el divorcio de los progenitores, Oscar Silvera Martínez afirmó que «los hijos pertenecen a los que tienen la relación parental, y de eso se trata lo que se propone».

El diputado José Castañeda Martínez añadió que, «si cada uno de nosotros realiza una labor persuasiva para explicar, argumentar y fundamentar las sobradas razones que nos asisten para decir que el Código de las Familias responde a la necesidad de atemperar nuestro sistema jurídico con la sociedad actual, la sensibilidad de nuestro pueblo dará su respaldo, porque en él se refleja la máxima aspiración de la especie humana, que es el respeto a sus derechos.

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