Sara Más - Red Semlac.- Quedarse o no embarazada no es una opción para muchas mujeres, adolescentes y niñas en el mundo, indica el Estado de la Población Mundial 2022, publicado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) el pasado 30 de marzo.


Bajo el título «Visibilizar lo invisible: la necesidad de actuar para poner fin a la crisis desatendida de los embarazos no intencionales», el informe anual plantea este año el imperativo de lograr un mundo donde todos los embarazos sean deseados y se ejerza el derecho humano básico a decidir cuándo y cuántos hijos tener.
“No intencional no es lo mismo que no deseado”, precisó Gisell Rodríguez, oficial de programa del Unfpa en Cuba, durante la presentación del documento en la capital cubana, como parte del programa del Congreso Internacional de Investigadores sobre Infancias, Adolescencias y Juventudes
“Muchos embarazos no intencionales son bienvenidos y celebrados, pero más del 60 por ciento de los embarazos no intencionales acaban en aborto, es decir, son no intencionales y no deseados”, agregó. “Este no es un informe sobre la maternidad, es un informe sobre si el mundo valora a las mujeres y las niñas más allá de su capacidad reproductiva”, expresó.
Datos del informe indican que 45 por ciento de todos los abortos son inseguros y producen el 13 por ciento de las muertes maternas, una situación que repercute en la capacidad del mundo para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Además, se estima que a escala mundial 257 millones de mujeres que quieren evitar un embarazo no están usando métodos anticonceptivos seguros y modernos, y que casi una cuarta parte de todas las mujeres no pueden oponerse a tener relaciones sexuales.
Detrás de los embarazos no intencionales existen diversas causas, como las desigualdades de género, la falta de información, de servicios de salud sexual y reproductiva, el estigma y las normas perjudiciales sobre el control de la fecundidad y sus cuerpos por parte de las mujeres, la violencia sexual, la pobreza y el estancamiento económico, entre otras.

De niña a mamá adolescente

La mayoría de los embarazos que se producen en la adolescencia son no intencionales y muchos terminan en un hijo o hija nacidos durante la niñez, alertó Livia Quintana, asociada de Programa de la Oficina del Unfpa en Cuba.
La experta agregó que cuando las niñas se convierten en madres tienen muchas más probabilidades de tener más de un hijo en la adolescencia, una situación que incrementa los riesgos para su desarrollo personal y para su descendencia, la familia y la comunidad.
Refirió que la evidencia científica apunta a que la mayoría de los embarazos en la adolescencia ocurren en mujeres casadas o unidas y, aunque no se trata de uniones necesariamente forzosas, sino consentidas, no implica que sucedan en el ejercicio pleno de su autonomía y derechos.
Se trata generalmente de uniones asimétricas en cuanto a la edad de las personas a las que se unen y con las cuales tienen hijos, y también respecto a la capacidad de esas muchachas en el uso o no de anticonceptivos. Añadió que no pocas veces el matrimonio y la unión en la adolescencia se asocian a prácticas violentas en la relación de pareja o a una estrategia de huida del entorno familiar donde ellas han estado expuestas a situaciones de violencia.
La investigadora Natividad Guerrero Borrego, del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), se refirió a varios factores que inciden en el embarazo adolescente de acuerdo con estudios realizados en Cuba, como el inicio temprano de relaciones sexuales, en ocasiones antes de los 15 años de edad.
También, la insuficiente educación integral de la sexualidad y de información sobre la anticoncepción, la inestabilidad en el acceso a métodos anticonceptivos en el mercado, la baja percepción de riesgo respecto a las prácticas sexuales, las asimetrías de género, el desapego masculino y la escasa autonomía para la toma de decisiones.
Identificó, además, la insuficiente calidad de la comunicación familiar respecto a estos y otros temas. A veces, por ejemplo, se les concede autonomía a las y los jóvenes para tener relaciones sexuales, pero no se les ofrecen los recursos para cuidar su salud de manera integral, apuntó.
Para el análisis de estas cuestiones, la socióloga Reina Fleitas abogó por un enfoque humano del desarrollo, que considera las desigualdades de género como un obstáculo para el despliegue de las potencialidades de las adolescentes.
Sobre la maternidad adolescente es necesario admitir una diversidad de situaciones personales, familiares y de los escenarios territoriales donde se produce, precisó la experta, partidaria de que las reflexiones tengan en cuenta varias dimensiones, como género, edad, territorio y raza.
“Esos análisis entrecruzados sin lugar a dudas nos ayudarán a valorar de manera más acertada las determinantes de la persistencia de la maternidad adolescente”, aseguró.
Igualmente, dijo que el conflicto que viven las mujeres entre la vida pública y familiar es un factor esencial para explicar la maternidad adolescente, por qué se desencadena y su limitado potencial de desarrollo, por lo que expuso la necesidad de acrecentar las prestaciones sociales que las empoderen como paso esencial para romper el ciclo de reproducción cultural que provoca.

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