Daniela Pujol - Cimarronas.- A propósito del aniversario 129 de la fundación del Partido Revolucionario Cubano, en #HistoriasCimarronas queremos recordar a quien fue la única delegada que tuvo esta organización: Magdalena Peñarredonda.


Esta periodista vueltabajera creció en una acaudalada famila que fue responsable de su educación liberal y le inculcó el amor por las tradiciones patrias y la rebeldía contra las injusticias. En el seno de este hogar, por ejemplo, la joven Magdalena, junto a su madre y sus hermanas se cortaron el pelo en solidaridad con las mujeres camagüeyanas que mostraban su inconformidad por el fusilamiento del patriota Joaquín de Agüero.
A los 15 años contrajo matrimonio con un comerciante andaluz y se trasladó a La Habana. Su casa en la capital se convirtió en el sitio de numerosas tertulias de la intelectualidad criolla y no pocas veces en el foco de conspiraciones anticolonialistas.
En 1888, a raíz de sus artículos publicados en el diario “El Criollo”, fue acusada de rebeldía política, por lo que se vio obligada a exiliarse en Estados Unidos. Allí conoció a José Martí en Nueva York, con quien sostuvo una profunda amistad.
Al iniciar la Guerra del 95 regresó a Cuba y fue nombrada Delegada del PRC en Pinar del Río. Entonces su actividad conspirativa creció: como colaboradora del 6° Cuerpo del Ejército Libertador, constantemente trasladaba la correspondencia de altos oficiales y contribuía al abastecimiento a los mambises de comestibles, medicamentos y armas.
En marzo de 1896 fue la responsable de coordinar la entrada y salida en Pinar del Río de Antonio Maceo, quien la consideraba uno de los más valiosos apoyos a la revolución. Su labor durante esta lucha la hacía mantener correspondencia con varios altos oficiales del Ejército Libertador.
Fue enérgicamente perseguida por las autoridades coloniales, a pesar de lo cual nunca abandonó su zona de operación durante la guerra: La Habana-Pinar del Río. Además, denunció públicamente en sus crónicas los crímenes de la Reconcentración de Valeriano Weyler.
En 1898, tras una delación, fue apresada en la Casa de Recogidas. Ahí se covirtió en una fiel defensora de los derechos de las reclusas que tantas vejaciones sufrían. A pesar de que tuvo la oportunidad de salir de la prisión a través de la obra caritativa de las esposas de oficiales españoles, se negó rotundamente.
Con el fin de la guerra obtuvo el grado de Comandante del Ejército Libertador cubano, máximo grado militar otorgado a una mujer.
Criticó abiertamente la intervención norteamericana en Cuba, la Enmienda Platt y los gobiernos oportunistas de Tomás Estrada Palma y José Miguel Gómez, a quienes no hacía tanto tiempo había estimado, admirado y agradecido.
En la década del 20 ofreció su hogar como asilo para los jóvenes de la la Universidad Popular José Martí, los intelectuales de Falange de Acción Cubana, del Grupo Minorista, los combatientes del Movimiento de Veteranos y Patriotas, las mujeres que en 1923 organizaron su primer congreso nacional, así como dirigentes de sindicatos obreros.
Con su muerte, el 6 de septiembre de 1937, el pueblo de Cuba perdía una de sus más incansables voceras, una mujer que logró hacerse visible y arrojar luz sobre los problemas de los más oprimidos, una de las tantas que lucharon por hacer de su país un lugar mejor, una entre tantos, la Comandante, la única delegada del Partido Revolucionario Cubano.
Género
Para las mujeres contar con servicios de cuidado para sus hijas e hijos es un derecho que protege otros, como la autonomía económica y la participación en la vida pública Lirians Gordillo Piña - Red Semlac / Foto: S...
La inclusión de la perspectiva de género en los ámbitos de la comunicación y el emprendimiento es una estrategia fundamental para potenciar la innovación y la sostenibilidad empresarial Lisandra Ronquillo Urgell&eac...
Cubavisión Internacional.- Sobre la lucha contra el racismo y la discriminación racial estaremos hablando en esta emisión de Agenda Cuba....
Lo último
La Columna
La Revista