Junto a Gladys García de Suzarte (Marel), quien le entrega a Fidel un cheque por la suma de 110, 103. 41 pesos correspondientes a la recaudación obtenida por la Gran feria Pro- Reforma Agraria, 1960. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas/ Archivo Nacional de Cuba.

Marilys Suárez Moreno - Revista Mujeres.- Martí lo dijo en una época en que resultaba inimaginable que las mujeres asumieran el rol protagónico que hoy ocupan en nuestra sociedad, si bien nunca dejaron de luchar; primero por la independencia de Cuba y  los derechos que otrora se le negaban, como hizo valientemente Ana Betancourt, precursora de los derechos femeninos en Cuba.

“Las campañas de los pueblos son débiles cuando no se alista en ellas el corazón de las mujeres, pero cuando la mujer se estremece y ayuda, cuando la mujer anima y aplaude, cuando la mujer culta y virtuosa unge con la miel de su cariño, la obra es invencible”.

Esta concepción siempre estuvo clara para Fidel, quien sin vacilar enroló a Melba y Haydée en el asalto heroico al Mancada. Y ya en el exilio fecundo tuvo en las dos María Antonias, la de México y la de Santiago de Cuba, dos imprescindibles aliadas.

No fueron las únicas, mujeres como Vilma, Asela, Celia y muchas más lo secundaron sin vacilar en cada paso, cada tarea y acción acometida. Y andando el tiempo, la Revolución decidía que también había comenzado para ellas otra alborada.

Con Vilma, luchadora la sierra y del llano fundó la Federación de Mujeres Cubanas. Fue el 23 de agosto de 1960, en un teatro, el de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), abarrotado de mujeres alborozadas y expectantes. Fidel les hablo a ellas, en especial:

“Las mujeres pueden ser útiles en todos los  sentidos, solo hay que  organizarlas y prepararlas …debe dárseles  oportunidad en todos los órdenes y deben estar listas para todas las tareas, y deben ser, sobre todo, la gran reserva en la lucha…”Y continuaba Fidel:

“Y esa tarea es de la Federación: organizar a la mujer cubana en todos los órdenes…”

A 62 años de aquellas palabras suyas a las mujeres, cuánto podríamos decir nosotras, las cubanas.  Podríamos hablar de capacitación y estudios continuados; de incorporación al trabajo, una de las primeras tareas recomendadas a la Federación y a la defensa, de participación plena, y de igualdad, batalla que aun no hemos ganado.

También de compromisos y responsabilidades en su organización y en el seno de la comunidad. Solidarias, estuvieron en Angola, integraron e integran contingentes médicos y cuando la Covid-19 nos cambió la vida y exigió de cada mujer y su familia un accionar diferente, se incorporaron a las pesquisas activas y prestaron atención diferenciada a los adultos mayores y personas en vulnerabilidad y riesgo, demostrando su humanismo y gran capacidad para reinventarse y seguir ungiendo cada labor emprendida.

Mención aparte para las profesionales de la Salud y las científicas, que en todo momento han demostrado su calidad humana, ya sea en zonas rojas, como integrantes de las Brigadas Henry Reeve, o trabajando sin descanso en la elaboración de las vacunas salvadoras.

Junto a Vilma Espín, fundadora y presidenta de la organización, durante la constitución de la Federación de Mujeres Cubanas, (FMC) surgida de la unidad de todas las organizaciones femeninas existentes en el país. "Día histórico y prometedor", le llamó Fidel, 23 de agosto de 1960. Foto: Sitio Fidel Soldado de las Ideas/Instituto de Historia de Cuba.

Como bien expresó la querida Vilma, en Fidel tuvo la FMC un privilegio histórico y un “enaltecedor ejemplo de esclarecido político, gobernante y hombre revolucionario” Sí, porque Fidel, nuestro inspirador mayor, comprendió y situó en el justo lugar, las históricas y legítimas reivindicaciones femeninas de las cuales fue siempre su impulsor y artífice principal.

Sabiendo siempre que Fidel ha estado siempre junto a ellas, en cada latido de sus corazones, en cada hecho grandioso o suceso adverso como el vivido hace justamente tres meses en el Hotel Saratoga y .el que hoy nos remueve la solidaridad nacional en la base de Supertanqueros de Matanzas y que ha querido el destino que coincida en tiempo con todo lo ocurrido y vivido ya anteriormente, con su enorme carga de dolor y, la no menos inmensa carga de solidaridad, la de los nuestros en Cuba y la de todo el mundo.