Gabriela Orihuela - Revista Mujeres.- Cuando era pequeña, los monstruos que habitaban bajo la cama me hacían enloquecer; hoy son mis compañeros. Quienes me rodean siempre andan contentos, quisiera sentirme así. Mis amigos suelen reírse a carcajadas y yo solamente recuerdo cuando el reloj marca las diez de la noche y la oscuridad reina. No hay ruido más doloroso, para mí, que el silencio absoluto. Parece contradictorio, pero no lo es. Durante ese mutismo, los pasos se oyen el doble y me hacen dejar, por costumbre, un pañuelo azul sobre la mesita de noche. Sé que luego deberé usarlo.


Cada mañana me lavo la cara más de tres veces, enjabono mi cuerpo con fuerza, me visto de prisa para no ver en lo que me he transformado, desayuno poco —lo suficiente para no desmayarme—, camino a la escuela mientras canto las mismas nanas que mi abuela utilizaba para dormirme.

El matutino, la fila, el aula, las clases en las que dejo escapar los suspiros y le imputo todo a no poder pegar ojo. El recreo, las amistades, la suiza. Los elefantes rosas que tiendo ver. Nada me entretiene más que imaginarme a la profe de Matemáticas dibujando elefantes rosas a la par de ecuaciones.

Algunas preguntas parecen ser simples, pero llevan el dolor a sitios insospechados: «¿cómo te sientes hoy?», «¿tu mami cómo está?», «¿salimos el sábado?» Siempre respondo igual: «estoy bien». Por más que repita algo, no se hará cierto. Ojalá muchos pudieran entender que no es lo que decimos, sino lo que callamos. ¿Mi madre? Trabajando, ya casi no tiene tiempo para nada, ni para el parchís, ni para ver películas o contarme historias graciosas. No, no quiero salir los sábados, aunque tampoco quiero estar en casa. Prefiero correr y jamás regresar. Me gustaría sentarme en un parque y ver el tiempo esfumarse.  

Estar en casa siempre es lo más difícil. Me escondo tras los puntos ciegos de aquel inmenso terreno que algunos suelen llamar hogar. Hago los deberes, me baño sigilosamente, ceno rápidamente y me voy a dormir.

Me acuesto y lo espero. Abre la puerta, lo escucho, no obstante, ya no me giro. Antes lo hacía para verificar quién era; ahora no hace falta, lleva acercándose todos los días por los últimos siete años. «Elena, ¿estás dormida?» No respondo. Diga lo que diga, sucederá. Ya no va a jugar conmigo.

Huele a colonia. Me repugna ese olor. Solo siento hedor, pestilencia. Me toca y viajo a la playa con mami. Me besa y estoy saltando suiza con mi mejor amiga. Escucho sus gemidos y pienso en los cuentos de mi abuela. Seguro fuese distinto si ella estuviera a mi lado. Desde que falleció y duermo sola, las noches no son las mismas.

«Elenita, qué niña más linda eres», «recuerda que este es nuestro secreto», «¡cómo te quiero, mi chiquita!». Pero jamás se va sin antes recordarme lo que sería de mi mamá si él no estuviese.

Se aleja rápido y no le teme a nada. En esos santiamenes lo envidio. Se ve confiado, seguro de no haber dañado a ninguna persona. En ocasiones mami lo ha visto salir de mi cuarto y él no cambia la historia: «Vine a ver si nuestra Elenita descansa».

Llega la mañana y el panorama se repite. Me lavo la cara más de tres veces, enjabono mi cuerpo con fuerza, me visto de prisa para no ver en lo que me he transformado, desayuno poco —lo suficiente para no desmayarme—. Hago todo esto y, antes de salir, lo veo. Ahí está, sonriendo, relajado, planeando qué hará hoy y qué nueva orden tiene para mí.

«Chao, princesa, ten un excelente día», me dice él, aquel que ha destruido mis mejores pensamientos. Pero yo dejo saber mi dolor solo con la mirada, sin embargo, nunca me marcho sin contestarle: «gracias, papá, tú también». *

***

En una investigación realizada en el Centro de Protección a Niñas, Niños y Adolescentes (CPNNA), de la capital, se evidencia que los infantes son más vulnerables a los diferentes tipos de violencia, específicamente al abuso sexual.

Resulta válido, entonces, esclarecer algunos conceptos. «El acoso sexual y el abuso sexual infantil son dos formas de expresión de la violencia sexual», según indica el libro Preguntas y respuestas sobre violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes, una colaboración de la revista Alma Mater, el Centro Oscar Arnulfo Romero y la campaña Evoluciona con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.

El propio texto plantea que «el acoso sexual se manifiesta hacia personas de cualquier edad, en especial mujeres, y existe una asimetría o relación desigual de poder, pero no necesariamente diferencia de edad. Puede ir desde el acoso callejero, acoso en instituciones (comprende familia, escuela, espacios laborales, iglesias), hasta el ciberacoso. Son prácticas de naturaleza sexual que incluyen una gran variedad de manifestaciones (conductas, expresiones verbales y no verbales, envío de material con contenido erótico, prácticas obligatorias, prohibiciones) de connotación sexual, no deseadas y ofensivas. Puede acontecer de forma reiterada, recurrente o puntual».

Mientras que el abuso sexual infantil es definido por los especialistas en transmisión intergeneracional de la violencia doméstica, abuso sexual infantil y trastorno por estrés postraumático, Schechter y Roberge (1976), en el artículo “Child sexual abuse: Phychosocial aspects of 101 cases seen in an urban Malaysian setting”, como «la implicación de niños —y agrego, niñas y adolescentes— dependientes e inmaduros en su desarrollo, en actividades sexuales que no comprenden completamente y para lo cual son incapaces de dar su consentimiento». Resumamos este concepto como el abuso de carácter sexual que ejerce una persona adulta sobre un infante o adolescente.

«El abuso sexual infantil puede ir desde la violación, la penetración digital, la exposición de los genitales de la persona adulta, caricias, incluyendo obligar a masturbar, o a que tenga conductas sexuales con animales, entre otros y llegar hasta la explotación sexual», se explica en Preguntas y respuestas sobre violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes.

Para la confección de estas imágenes se empleó lo expuesto por el material “Sueños robados” de los periodistas Yunier Javier Sifonte Díaz y Edilberto Carmona Tamayo que muestra la investigación publicada, en 2019 por un equipo de especialistas, del Hospital Clínico Quirúrgico Universitario Arnaldo Milián Castro, de Santa Clara; asimismo, se utilizó la entrevista a la psicóloga Carla Padrón Suárez.

Sobrevivir al abuso sexual infantil

A partir de la historia de Elena, surgen varias interrogantes: ¿qué comportamientos pueden tener infantes o adolescentes que experimentan abuso sexual infantil?, ¿qué secuelas les deja?, ¿por qué optan, en no pocas ocasiones, por el silencio?, ¿qué pasos seguir luego de descubrirse el abuso sexual?, ¿cómo deben actuar los familiares al conocer esta situación?

La psicóloga del Centro Nacional de Educación Sexual (CENESEX) Carla Padrón Suárez pertenece a un colectivo de especialistas que atienden violencia en esta institución y alega que los niños, las niñas y adolescentes sobrevivientes de abuso sexual infantil pueden tener conductas polarizadas. «Esto quiere decir que tienden a ser muy pasivos —infantes permisivos, ensimismados, retraídos, con miedo— o muy agresivos —a veces confundidos con rebeldía e irritabilidad, suelen estar siempre en discusiones y enfrentamientos físicos con familiares y pares».

También existen otras características, no desarrolladas siempre ni de la misma manera, como son la desconcentración —se perciben distráctiles—, la disminución del rendimiento académico y la poca retención del conocimiento y del contenido, a su vez, se ven afectados los procesos básicos: atención, percepción y memoria.

«Otro elemento de importancia es el cambio experimentado en las relaciones interpersonales. Las y los sobrevivientes comienzan a rechazar el contacto físico con sus familiares o con un grupo determinado de personas; incluso, llegan a discriminar a quienes posean características físicas similares, por ejemplo, hombres blancos o negros, mujeres rubias o muy delgadas, porque su estereotipo físico les recuerda al agresor o agresora», agrega la psicóloga.

El hipererotismo no es ajeno al comportamiento de infantes y adolescentes que han vivido abusos sexuales. Carla Padrón Suárez explica que «muchas familias llegan al centro al ver, en sus hijos o hijas, conductas sexuales y resulta una señal de alarma».

La violencia se naturaliza desde edades tempranas, máxime si has sido víctima de abuso sexual infantil con carácter continuado. No obstante, el miedo —al ser constantemente intimidados por una figura de poder—, la amenaza y el chantaje que utilizan los victimarios son las principales causas por las que el niño o la niña decide quedarse en silencio.

«Muchos ofensores les aseguran a sus víctimas que son los culpables del abuso, que lo provocaron, y eso atenta contra la propia autoestima ya lacerada y vulnerada, en no pocas veces, para toda la vida», acota la psicóloga del CENESEX.

Las familias que conocen el suceso a tiempo y deciden silenciarlo están mediadas por la vergüenza, por el qué dirán y, también, porque no creen lo que la víctima cuenta. «La poca credibilidad a niños, niñas y adolescentes fue un motivo muy recurrente. Sin embargo, en estos tiempos, las familias han evolucionado y les tienen mayor confianza a infantes y adolescentes. Esperemos que algún día no haya silencio alguno».

Tampoco podemos negar la presencia, en nuestro país, de familias donde la violencia se encuentra naturalizada y ni siquiera el abuso sexual infantil logra ponerle fin al ciclo de violencia.

«Hay una frase que describe perfectamente los sentimientos de los y las sobrevivientes: “niños, niñas y adolescentes víctimas de maltrato no odian a sus padres, se odian a sí mismos”. Transitan por la incomprensión, la soledad, la traición, el desamor, hasta por pensamientos autodestructivos. Consideran que se merecen ese sufrimiento y pueden pasar años antes de que sean capaces de percatarse de que nunca fue su culpa. Se necesita ayuda para afrontar la situación, el dolor», refiere Padrón Suárez.

Una respuesta urgente por parte de la familia es vital en los casos de abuso sexual infantil. Permanecer en silencio no es una opción válida. Foto tomada de Efecto Prevención.

Secuelas de un acto deplorable

La psicóloga de la consulta de abuso sexual infantil del CENESEX explica que las consecuencias son disímiles. «Lo que más me impacta es la forma en que cambia la esfera de la sexualidad en la persona sobreviviente. Se generan trastornos y disfunciones sexuales. Suelen considerarse invadidas o invadidos, incapaces de sentir placer y reviven el hecho con cada acto sexual».

Asimismo, puede existir estrés postraumático, depresión, ansiedad, malestar con el propio cuerpo —existe una tendencia a percibirlo como el enemigo y causante de lo acontecido—, problemas en las relaciones interpersonales y la persistencia de sentimientos negativos, como ya habíamos aclarado. 

«Cada persona tiene reacciones diversas ante un mismo hecho y presenta recursos personológicos distintos. Esto quiere decir que no hace falta que el abuso sexual infantil sea prolongado para dejar secuelas. Basta un día para quedar marcada o marcado», señala Padrón Suárez.

Protección legal: más allá de lo subjetivo

El Artículo 19 de la Convención de los Derechos del Niño (CDN) establece:

Los Estados Partes adoptarán todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras el niño se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.

Cuba es uno de esos Estados Partes desde el año 1991. Por ese y otros motivos más cercanos a la cultura, nuestro país tiene entre sus objetivos principales, velar por niñas, niños y adolescentes.

En el texto El derecho a los derechos. Infancias y adolescencias en Cuba, coordinado por la profesora de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales Ana Isabel Peñate Leiva, se reconoce que existe «un incremento del fenómeno (abuso sexual infantil), aun cuando está muy lejos de la envergadura macrosocial de otras regiones del mundo».

Una publicación del CENESEX, en sus redes sociales, muestra que en el primer semestre de 2022 sus servicios científicos asistenciales recibieron 541 personas. Específicamente en la Atención al Abuso Sexual Infantil y otras manifestaciones de maltrato, predominaron como motivos de consulta las agresiones sexuales, entre las cuales se encuentran la violación y el abuso lascivo; con un aumento inusual de los casos atendidos con respecto a años anteriores.

El Título XI del vigente Código Penal de Cuba — Ley 62 de 1987—, nombrado “Delitos contra el normal desarrollo de las relaciones sexuales y contra la familia, la infancia y la juventud”, recoge un grupo de infracciones que califican dentro de esa categoría. Entre ellas, el Capítulo I alude a la violación, la pederastia con violencia, los abusos lascivos, el proxenetismo, la trata de personas y el ultraje sexual. Mientras, en el Capítulo II aborda el incesto y el estupro. Asimismo, el Capítulo III expone la corrupción de menores.

Conocer la leyes que amparan a infantes y adolescentes cubanos resulta una vía segura para enfrentar la violencia que viven.Tomada de BBMundo

Rachel Fraga Corcho, asesora jurídica del CENESEX, aclara que la figura de abuso sexual infantil no encuentra denominación expresa ni en el Código Penal de 1987 ni en el recién aprobado, que entrará en vigor en diciembre del presente año. «Esto significa que, aunque la penalidad sea mayor por tratarse de niños, niñas y adolescentes, no se referencia el abuso sexual infantil, sino el abuso sexual en sentido general». 

No obstante, el nuevo Código Penal —Ley 151 de 2022 aprobado por los diputados en la Quinta Sesión Extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) en su IX Legislatura— en el Título XVI, llamado “Delitos contra la libertad e indemnidad sexual, las familias y el desarrollo integral de las personas menores de edad”, alega, en su artículo 408.1: «en los delitos de agresión sexual, abusos sexuales e incesto se exige, para proceder, la denuncia de la persona agraviada, su representante legal, su cónyuge o pareja de hecho —el actual Código de las Familias eliminó el carácter excepcional del matrimonio infantil—, ascendientes, hermanos, o persona que la tenga sujeta a su guarda y cuidado».

A su vez, la jurista del CENESEX asevera que «otro de los preceptos acota que si ese hecho ha transcendido públicamente como consecuencia de la violencia de género o la violencia intrafamiliar o existe una comprobación que quienes están facultados para formular esta denuncia tienen la voluntad constreñida por las relaciones ilegítimas de poder con el victimario, cualquiera puede formular la denuncia».

Para la joven jurista, esta pauta es muy abarcadora, ya que permite al personal de la salud y/o profesionales de la educación realizar la acusación cuando conocen un caso de esta índole.

Del mismo modo, se refuerza la figura del o la fiscal en el apartado tercero del propio artículo: «El fiscal puede formular la denuncia cuando se afecte el interés social o estatal, la víctima o perjudicado se halle incapacitado para ejercer su derecho, o se trate de un menor de dieciocho años que carezca de representante legal, o los intereses de estos sean contrapuestos».

«Posterior a la denuncia, se procede a la investigación del hecho. A partir de la nueva legislación, la víctima —o su representante legal— es considera parte del proceso, lo cual trae consigo algunas ventajas. Por ejemplo, desde el primer momento puede ser acompañado o acompañada por su representación letrada y, asimismo, existe la posibilidad de solicitar medida cautelar, las cuales son tomadas para garantizar el resultado procesal», explica Fraga Corcho.

El Código Penal más novedoso esclarece el actuar de la policía en el instante de la denuncia; en estos casos de violencia de género y/o intrafamiliar debe primar, evitando la revictimización, la sensibilidad y la urgencia.

La Coronela Idays Borges, jefa de la Dirección de Atención de Menores del Ministerio del Interior, comenta, según expone Prensa Latina, que «Cuba cuenta hoy con un sistema integral de normas y procedimientos para la atención integral de niños y adolescentes víctimas de delitos, a partir del apoyo de equipos multidisciplinarios y de instituciones creadas para ese fin».

Uno de los grandes retos, en materia legal y psicológica, es poder impartir justicia garantizando el cuidado de los menores. Para cumplir tales demandas, en mayo de 2003, el Consejo de Gobierno del Tribunal Supremo Popular dictó la Instrucción No. 173. El cuerpo legal es el encargado de regular la presentación de infantes y adolescentes en los tribunales. El documento deja claro que las y los sobrevivientes solo asistirán a una sede judicial si su presencia resulta indispensable.

De igual modo, la Instrucción recoge otras premisas a tomar en cuenta en caso de que la entrevista o declaración ante el tribunal fuese inevitable. En ese escenario, el niño o la niña no irá al tribunal y los jueces conocerán sus respuestas a través de un circuito cerrado de video. Las preguntas las realizará un especialista de la Unidad de Protección al Menor.

Carolina Roca Castillo, jurista y profesora en el Departamento de Derecho Civil y Familia de la Facultad de Derecho en la Universidad de La Habana, considera que la labor de cada CPNNA es indispensable. Sin embargo, afirma que «no hay que esperar la remisión de estas instituciones para que niños, niñas y adolescentes sean atendidos por especialistas. Todos los niños y todas las niñas que han sido víctimas de abusos de cualquier índole necesitan atención psicológica».

*El texto fue finalista en el concurso internacional de cuentos Premio Literario “Fénix” 2021.

Género
Aime Sosa Pompa - Revista Mujeres.- La Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) está celebrando, durante todo este año, su aniversario 50, con la voluntad de empoderar a las mujeres en los ámbitos agropecuarios...
La economía del cuidado visibiliza y revaloriza las labores domésticas cotidianas, pues todo ese trabajo que no se paga y a menudo no se ve sustenta a las familias y apoya a las sociedades Dixie Edith - Red Semlac / Foto: SEMlac Cuba.- ...
“Tuvimos un encuentro en el que abordamos cómo IRIS puede apoyar a los emprendimientos liderados por mujeres, con enfoque medioambiental y de sostenibilidad”, contó Katia Pérez Díaz, coordinadora de ese grupo d...
Lo último
La Columna
Cuba, el idioma de la Revolución
Se disponían a asaltar la Isla Soberana y, para finalizar su instrucción como criminales asistieron, de pie en filas de cuchillo, con ropajes de falsarios soldados, cargando armas de mano, cañones, bombas, para sangrar, pisar y e...
Más sobre "Operación Pluto"
Gerardo Moyá Noguera*.-  Hoy se  rememora en toda Cuba la gran batalla  en defensa  del  socialismo, que fue respuesta  a la invasión del imperio/EEUU de más de mil personas-antirrevolucionarias y co...
La Revista