Para Zule Guerra el jazz es libertad creativa, expresión y espontaneidad; opina que el virtuosismo es importante pero más necesario es tener algo de valor que compartir. Foto: SEMlac Cuba

Red SEMlac. – Estudiantes de música, instrumentistas, cantantes, investigadoras y profesoras de la Universidad de las Artes tienen la convicción de que el jazz no distingue entre los géneros femenino y masculino.


«Estamos aquí para compartir sueños, estrategias y demandas de las mujeres en el sector», dijo la realizadora Lizette Vila al dar inicio a un encuentro entre mujeres jazzistas, celebrado el 22 de noviembre en la Universidad de las Artes.

La iniciativa reunió a una veintena de mujeres y nace del documental Todos los días son 8 de marzo, filme del Proyecto Palomas en proceso de realización.

«El Jazz tiene que ver mucho con la libertad, con la autonomía, con nosotras», agregó Vila al introducir el tema a debate.

El encuentro de mujeres artistas en la Universidad de las Artes estuvo apoyado por la embajada de Canadá en Cuba, Care Internacional, la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (Cosude), el ICAIC y el Centro Félix Varela. Foto: SEMlac Cuba

Conducida por Vila y la jazzista cubana Zule Guerra, la conversación siguió las siguientes interrogantes: ¿es el jazz un género solo para hombres? ¿Qué limita a las mujeres en este ámbito? ¿Cuáles herramientas pueden apoyar a su desempeño?

A la primera pregunta, todas respondieron que no: el jazz es un género musical sin marcas sexistas.

“El jazz es música y la música es para quien la sienta, mientras tengas qué compartir, seas sincera y realmente lo sientas”, opinó la joven saxofonista Gabriela Muriedas.

Las opiniones expuestas reconocieron que la sociedad patriarcal pone a las mujeres, también a las creadoras, en un lugar subalterno, con responsabilidades y cargas de cuidados extras, que no viven los hombres.

La pianista Alba Liria Shand Gálvez coincide con esos criterios: no es la música la que discrimina sino las “normas sociales tradicionales”.

“Al igual que en otros ámbitos, a las mujeres nos cuesta más ocupar un lugar, solo por ser mujer. Hay disciplinas, como la música, que demandan muchísimo tiempo y nosotras, además de estudiar, tenemos que hacer muchas laborales a la vez. Recuerdo que mis amigos me decían que dedicaban hasta ocho horas al estudio; yo no podía porque tenía otras labores sociales”, reflexionó Shand Gálvez.

En el encuentro fue evidente que las jóvenes artistas, a pesar de reconocer la igualdad de derechos que disfrutan, son más conscientes del patriarcado que las sigue limitando. Foto: SEMlac Cuba

La jazzista Zule Guerra también identificó el factor tiempo como un freno, por su distribución desigual para mujeres y hombres.

Nosotras no tenemos tiempo y lo dice una mujer que no tiene hijos. Además de los tiempos de la vida cotidiana y el trabajo en casa, tengo que dedicarle tiempo a la imagen, a verme bonita, estar delgada, agradable y ser simpática”, apuntó Guerra.

No obstante, aprovechando espacios, derrochando talento y trabajando mucho, ellas han ocupado un lugar. La historia del género musical, nacido en lo más profundo de la sociedad afronorteamericana, atesora nombres de mujeres, primero intérpretes y luego instrumentistas. Cuba ha aportado a esa historia nombres, sonoridades, espacios y eventos importantes.

Si bien han existido y persisten murallas y obstáculos, las jóvenes de hoy también reconocen entre sus aliados a colegas varones.

“Antes de escucharte, a veces te subvaloran; pero en mi caso muchos amigos y músicos me han aportado lecturas, herramientas y opiniones valiosísimas, más cuando una es casi autodidacta, pues no contamos con una academia o espacios donde podamos prepararnos”, agregó Shand Gálvez.

Apostar por la sororidad entre las mujeres, compartir conocimientos y estrategias contribuye a que ellas avancen en la industria de la música. Fotos: SEMlac Cuba

Como parte del encuentro, Zule Guerra compartió aprendizajes y experiencias propias. Comprometerse y ser constante en la música, prepararse, mostrar el trabajo propio, buscar espacios, proyectos y patrocinios son algunas claves que recomendó para avanzar en el mundo del jazz.

«Estos espacios son importantes porque compartimos herramientas para allanar el camino de las nuevas generaciones, que ellas tengan más recursos y oportunidades» dijo Guerra a SEMlac.

 

La conversación entre las artistas incluyó la descarga y la música como parte de un lenguaje común. Beatriz Márquez, Premio Nacional de Música, celebró el encuentro e interpretó Santa Cecilia de Manuel Corona.

En el día de Santa Cecilia, la patrona de la música, las asistentes recordaron al trovador Pablo Milanés, también Premio Nacional de Música, quién falleció en Madrid en la madrugada del 22 de noviembre.

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