Ania Terrero, Dixie Edith, Amanda Terrero - Letras de Género / Cubadebate.- El pasado domingo, cuando pusimos nuestra boleta en la urna, votamos por una Asamblea Nacional que se parece bastante al país que somos. Si algo no ha faltado en las últimas semanas, son datos acerca de esa candidatura que conducirá los destinos de Cuba en los próximos cinco años. Justo entre las estadísticas más comentadas se posiciona la participación mayoritaria de mujeres.


Y es que este Parlamento repetirá como segundo en el mundo por su número de diputadas, con un 55,3 por ciento, puesto al que escaló en 2018, según cálculos de la Unión Interparlamentaria (UIP). Quizás lo más interesante del dato, más que el monto en sí mismo, es que ya se ha hecho tendencia. Entre la VII Legislatura (2008-2013) y la IX, que cesa sus funciones este 2023, el incremento de ese indicador ha sido sostenido. La nueva candidatura confirma ese comportamiento.

Pero, ¿cómo son esas mujeres?, ¿dónde viven?, ¿a qué se dedican? Una mirada por dentro a las estadísticas, en diálogo con los datos demográficos del país al cierre de 2021, aporta otras claves para el análisis.

Con 73 por ciento, el grupo de cubanas de entre 36 y 60 años es el más representado, seguido del más joven (18-35 años), que alcanza poco más del 23 por ciento. Aun cuando Cuba es un país altamente envejecido, donde cada vez más personas sobrepasan los 60, el hecho de que prácticamente una cuarta parte de las mujeres propuestas para diputadas sean jóvenes habla de continuidad, relevo y empoderamiento.

Existe, además, representación femenina de todas las provincias del país. Sin embargo, el municipio especial de la Isla de la Juventud solo tiene hombres en la boleta.

Y si bien a nivel de números absolutos hay más propuestas en aquellos territorios de mayor población, como La Habana y Holguín, cuando se calculan las tasas de candidatas por cada cien mil mujeres, la representatividad es mayor en provincias como Mayabeque (6,87), Guantánamo (6,75) y Sancti Spíritus (6,09).

En línea con la composición por color de la piel y la estructura educacional del país, el 46 por ciento de estas cubanas son blancas y una abrumadora mayoría tiene nivel universitario (94,68%).

Diversidad de saberes

Una revisión rápida a los datos oficiales de la participación de las mujeres en la vida económica y social cubana confirma que son el 66 por ciento de las profesionales y técnicos; el 82 por ciento de profesores, maestros y científicos; más del 70 por ciento de los fiscales, presidentes de tribunales provinciales y jueces profesionales y el 53,5 por ciento del sistema nacional de ciencia y tecnología.

Además, representan cerca del 40 por ciento de las personas ocupadas en empleos formales. La candidatura parlamentaria se parece a esa realidad y, en consecuencia, es diversa en cuanto a los sectores profesionales de las mujeres que integran: incluye a dirigentes, científicas, empresarias estatales, deportistas, periodistas…

De cara al próximo Parlamento, casi un 22 por ciento de las candidatas proviene de los propios órganos de base del Poder Popular; quiere decir que son delegadas de circunscripción o integran los consejos de administración en municipios y provincias. En tanto, con cerca del 15 y poco más del 8 por ciento, respectivamente, son la educación y la salud los sectores más representados, lo cual es consistente con la mayoría femenina que los caracteriza a nivel de país.

Sin embargo, en esa misma línea, la candidatura también nos confirma algunas brechas. Por solo poner unos pocos ejemplos, los sectores menos representados son precisamente el cooperativo agropecuario y el productivo, justamente aquellos de menor participación de mujeres a nivel nacional, por obra y gracia de esa tradición patriarcal que aún nos ronda.

En tanto no hay representación femenina de los llamados nuevos actores económicos. Solo hay uno y es hombre, lo que confirma esas necesidades -ya reconocidas en el país- de articular más ese sector emergente con el escenario nacional y de acciones afirmativas para favorecer la participación femenina en dicho espacio de la economía.

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