Zaida Fabars - Revista Muchacha.- Querido Diario: ¡Qué difícil es no hacer lo que te gusta por complacer a los demás! Ay amigo, otra vez me refugio en ti, ¿dónde si no? Me cuesta hablar de este tema con mis padres, ¿para qué? ¡si total! no me van a entender. Hace unos días me debatía entre lo que quería hacer en un futuro, y lo que ellos querían que yo hiciera. Les hice saber que me gusta la mecánica, que sentía cierta atracción hacia los carros, que me gustaba estar embarrada de grasa, y disfrutaba mucho poder utilizar herramientas de todo tipo y tamaño.
¿Cuál fue su respuesta? Que las hembras no hacen trabajo de hombres, que me van a mirar mal, que estar embarrada de grasa me hace ver masculina y que siendo mecánica no iba a llegar a ningún lado. Durante varios días me sentía abrumada porque lo que yo quería no importaba, importaba más como me viera la sociedad y no cómo yo me sintiera. No tuve con quien hablar, me vi sola, incomprendida.
A día de hoy no ha cambiado nada, todo sigue igual, yo estudiando en un aula donde me siento extraña, donde me pierdo entre tantas materias. Regreso a casa en las tardes, y ahí están mamá y papá esperándome, siempre me hacen la misma pregunta: ¿cómo te fue hoy en clases?, esperan una respuesta, y casi siempre reciben la misma: un silencio ensordecedor y el sonido de una puerta que se cierra. Detrás de ella yo, quien tiene la esperanza de algún dia ser comprendida por ellos.