La tasa de embarazos adolescentes en Cuba resulta alarmante, en medio del complejo escenario sociodemográfico por el que atraviesa el país

Rosmery Pineda Mirabal, estudiante de Periodismo - Alma Mater.- Aquella noche prefirió confiar en las probabilidades. Durmió tranquila a causa de un 99 por ciento de exactitud, sin pensar en las consecuencias de ese mínimo número que se traduce en alerta. Para Alejandra* pudieron haber sido dos las líneas marcadas por el test de embarazo que tiró después a la basura. Sin embargo, fue solo una: el equivalente al resultado negativo.


Esta vez el ciclo menstrual de una adolescente había decidido trastocarse durante 68 días, a causa de un desajuste hormonal característico en estas edades. Y para ella no pasó de un susto, un sacudión de los que te ponen los pies en la tierra y advierten, con la misma fuerza, que la convertiría en madre.

Alejandra, con 16 años, no temía a los avisos, y menos a que la vida le jugara una mala pasada. Quizá, atraída por la adrenalina del momento, olvidó los riesgos y probó una y otra vez, y otras, tener relaciones sexuales sin protección, con apenas algunos consejos que, supuestamente, resultarían efectivos.

Así terminó por creer que era una cuestión de «buenos cálculos». Pero ni las matemáticas son tan exactas; más adelante, dos líneas le cambiarían la vida en cuestiones de minutos. Alejandra tuvo que decirse entre el ahora, con sus sueños al doblar de la esquina, y un hijo que, según los médicos, tal vez fuese el único intento acertado en busca de su descendencia.

¿Cifras o señales?

La Encuesta Nacional de Fecundidad (ENF) 2022, presentada el pasado mes de julio por la Oficina Nacional de Estadística e Información del Centro de Estudios de Población y Desarrollo, reconoce como adolescentes, a las mujeres y hombres con edades de 15 a 19 años.

Según datos de la investigación — que abarcó una muestra de 12 093 personas — , el 69,8% del total de mujeres y el 75,8% de los hombres se iniciaron sexualmente antes de los 18 años, una cifra que ciertamente incurre en las estadísticas de embarazos adolescentes.

Entonces, no resulta difícil entender que «la cúspide temprana de la maternidad está en parte condicionada por la proporción de aquellas que han tenido su descendencia en edades infanto juveniles», señala el texto.

La ENF expone que una de cada cuatro mujeres experimentó su primer nacimiento antes de cumplir 20 años, en tanto 12,5% lo hizo antes de los 18 y, al menos, una de cada cien, fue madre siendo una niña menor de 15 años. También asegura que alrededor de un 10% de las adolescentes ya ha tenido hijos en una edad que ronda los 16 años.

Tampoco sorprende tanto que esta realidad se mantenga, pues «de las mujeres que se incluyen en este grupo etario, el 15,6% ha experimentado al menos una vez un embarazo o está embarazada por primera vez en la actualidad».

Por otro lado, en cuanto a las interrupciones de embarazo, y en particular aquellos que ocurren en la adolescencia, el informe reveló insuficiencias a tener en cuenta en las políticas y programas de planificación familiar y de educación.

La encuesta insiste en que «el embarazo adolescente, al igual que el matrimonio infantil, pone en desventaja a las mujeres que lo experimentan y las enfrenta a graves situaciones de vulnerabilidad. Se asocia con problemas de salud de la madre y el hijo, con situaciones de abandono escolar y conflictos familiares».

Entre sus propósitos fundamentales, el estudio busca ofrecer evidencia científica e insumos informativos que actualicen la información sobre la toma de decisiones reproductivas de hombres y mujeres en Cuba — incluidos los adolescentes — y que, a su vez, estas sean útiles para el diseño de políticas públicas que promuevan y movilicen las reservas de nacimientos, para lograr se cumplan las expectativas de reproducción, además de que incidan en reducir los niveles de fecundidad adolescente.

La curva asciende

En el año 1983 se inició en Cuba el Programa de Atención Materno Infantil (PAMI), que, si bien ha tenido cambios en sus contenidos para lograr sistemas de salud multidisciplinarios, ha mantenido — y mantiene — como eje principal, el de mejorar la calidad de la salud reproductiva de la mujer o la pareja, y trabajar en las enfermedades asociadas al embarazo.

Atendiendo al comportamiento del PAMI, de acuerdo con los últimos chequeos, el embarazo en la adolescencia predomina en casi todas las provincias, principalmente en Las Tunas, Granma, Guantánamo, Camagüey, Santiago de Cuba y Ciego de Ávila.

Al terminar 2022, por cada mil mujeres entre 15 y 19 años, ocurrían 50,6 nacimientos, cifra preocupante en términos de fecundidad adolescente, mientras que el 18,9 por ciento de los nacidos de 2023 son el fruto de mujeres entre 12 y 19 años de edad.

En PDF: Resultados de la Encuesta Nacional de Fecundidad 20

A corto y mediano plazo

El trabajo realizado recientemente por las comisiones de Salud y Deporte y de Atención a la Juventud, la Niñez e Igualdad de Derechos de la Mujer durante el Primer Período Ordinario de Sesiones de la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), el embarazo adolescente constituye una preocupación que urge de acciones multisectoriales para prevenirlo.

Al respecto, Danhiz Díaz Pereira, vicepresidente de esta última comisión, aclaró — para evitar confusiones — que, aunque el país insiste en reducir los problemas asociados a sus índices demográficos, específicamente al envejecimiento poblacional, que al cierre de 2022 representaba el 22,3 por ciento de los habitantes en la isla; y aumentar el número de nacimientos, nunca el embarazo en la adolescencia constituye una oportunidad o vía para elevar esos nacimientos. Todo lo contrario.

El joven diputado, en entrevista para Alma Mater, se refirió a ello como «un problema que necesita atacarse a tiempo». En primer lugar, por el estado de salud de la madre y del niño que está por nacer. Y además, por el comportamiento social de los padres, en particular de la madre embarazada, quien está en edad de seguir estudiando para incorporarse después a la sociedad, lo cual no siempre ocurre así y termina en el abandono escolar.

La responsabilidad no es solo de una parte. La familia y la escuela también ejercen una influencia substancial en la formación de nuestros pequeños. Por ello, recalcó la importancia de seguir trabajando este y otros temas relacionados con la sexualidad en los centros de educación para enseñar a las niñas y los niños — que por supuesto también tienen obligación en el asunto — cómo se planifica un embarazo, qué condiciones son necesarias para ello y cuándo es el momento adecuado para tener un hijo y construir una familia.

A la par, Díaz Pereira explicó sobre la necesidad de desarrollar programas de salud que tiendan a diferenciar, en los hogares maternos y hospitales, a estas muchachas embarazadas, para que tengan un mejor cuidado, así como incidir más en el uso de los métodos anticonceptivos y en la promoción, por todos los medios, de los beneficios y daños de cada uno de ellos.

De manera más inmediata, la Comisión de Atención a la Juventud, la Niñez e Igualdad de Derechos de la Mujer está chequeando cuáles son las políticas de los ministerios de Salud Pública, de Educación, y de Trabajo y Seguridad Social que influyen directamente en estas proyecciones, sin perder de vista a los gobiernos locales, quienes deberán aplicar dichos principios, con más fuerza, afirmó el miembro del Parlamento.

Pasos firmes

Si bien el Código de las Familias ha marcado pautas importantes en lo que respecta a la seguridad de los adolescentes y jóvenes cubanos y tiene en cuenta una mayor cobertura de derechos para todos, es necesario revisar, como expresara hace algunos días el director del Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de La Habana, Antonio Aja Díaz, cuántas niñas se ausentan hoy a clases porque están embarazadas.

En tal sentido, subrayó que esta ley prohíbe el matrimonio antes de los 18 años, conocido como matrimonio infantil, sin embargo, no garantiza, a ciencia cierta, la inexistencia de uniones de este tipo.

Durante el último trabajo en comisiones de la ANPP, la diputada Mariela Castro Espín, directora del Centro Nacional de Educación Sexual, hizo uso de la palabra en favor de aprobar, cuanto antes, la actualización de la política de la educación integral de la sexualidad, actualmente está paralizada.

Vale destacar que en el ya mencionado Primer Período Ordinario de Sesiones fue presentada y aprobada por la Asamblea Nacional, una nueva propuesta de política de Atención Integral a la Niñez, Adolescencia y Juventudes que busca transformar la legislación vigente, en correspondencia con la Constitución de la República de 2019 y las características del contexto demográfico y socioeconómico actual.

Esta norma recoge en su texto, como una de las problemáticas específicas a atender, el inicio precoz de las relaciones sexuales, las elevadas tasas de embarazos y de interrupciones voluntarias en la adolescencia, así como la poca disponibilidad y diversidad de medios anticonceptivos (inciso e).

Ahora, cuando las cifras representan señales y activan las alarmas sobre un tema tan delicado como el embarazo adolescente en Cuba, habrá que seguir muy de cerca la puesta en marcha de estas acciones que, desde las políticas públicas, demandan intervenciones multisectoriales para comprobar entonces, ¿hacia dónde se dirige la pendiente?

Alejandra*: A petición de la entrevistada, el nombre fue cambiado para no revelar su verdadera identidad.

Nota:

El 11 de agosto de 2023 la Gaceta Oficial de la República publicaba el acuerdo X-17 correspondiente a la actual legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde por conducto del Primer Ministro de Cuba, el Ministerio de Educación deberá precisar el cronograma y las acciones para implementar en su totalidad el III Perfeccionamiento de la educación, y las tareas y actividades que permitan incrementar las vinculadas a la educación de la sexualidad a niños, niñas, adolescentes y jóvenes.

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