Zaida Fabars - Revista Muchacha.- Querido Diario:
Me cuesta mucho hablar de esto, me da pena, vergüenza, pero necesito hablarlo con alguien de una vez.
Hace unos meses inicié una relación, todo iba bien hasta que él me preguntó: ¿alguna vez te has masturbado? Yo le respondí que no. Siempre consideré la masturbación femenina como algo prohibido e indecente. Nunca he hablado de este tema con nadie, no me interesaba, o al menos eso creí. Preguntarle a mi familia es casi un pecado, van a comenzar los cuestionamientos de que si eso es una “cochinada”.
Desde que todo sucedió, estuve leyendo mucho… ¿hasta qué punto somos conscientes de que la masturbación es una oportunidad para conocer nuestro cuerpo y poder saber qué nos gusta y qué no?
Siempre pensamos en el placer que nos pueden proporcionar los demás, y nos concentramos en eso; pero… ¿y nosotras? ¿sabemos qué queremos, qué nos gusta?
Durante siglos la masturbación femenina se ha visto como “algo malo” e “impuro”. Crecemos con esa creencia, que nos hace muchísimo daño, sin percatarnos. No poder decidir sobre nuestro placer, por patrones de conductas anclados en el tiempo, es triste y limitante.
Necesito conocer mi cuerpo y lo voy a hacer, voy a experimentar, a fin de cuentas… ¿qué malo puede pasar? ¡es mi cuerpo y es mi decisión!