Mariana Monteagudo Fonseca y Gabriela Orihuela - Revista Muchacha.- En el Día Internacional de la Higiene Menstrual, Muchacha quiso presentarte algunas alternativas para vivir la menstruación que, seguramente, no conocías o tenías poca información al respecto.


La menstruación debe comprenderse como una demanda que requiere atención y respuestas desde las políticas públicas y no aislarla como un problema íntimo o solo de las mujeres. La posibilidad de menstruar dignamente y contar con las condiciones y el acceso a los recursos necesarios para gestionarla es un derecho básico.

Cuba constituye uno de los pocos países en Latinoamérica que califica a los productos de higiene y gestión menstrual como subsidiados, lo cual representó un gran logro de la Revolución cubana y una reivindicación que se puede considerar feminista. El Estado cubano garantiza para todas las mujeres desde los diez hasta los cincuenta y cinco años un paquete de almohadillas sanitarias cada 28 días a un precio accesible y en moneda nacional.

Sí, sabemos que existen dificultades para el acceso a ellas. En un artículo de la sección «Especiales» del periódico Invasor, publicado el 25 de febrero de 2023, se identifica el retraso en la llegada de los productos a las farmacias y la escasez de los productos de gestión menstrual. Además, la posibilidad de acceder a su distribución o a los precios que establece el mercado informal no es la misma en zonas rurales que en zonas urbanas.

Por otro lado, las compresas de fabricación nacional, de la marca «Mathisa», carecen de calidad, lo cual afecta la comodidad de las personas menstruantes durante su período y un solo paquete no suele ser suficiente para las personas que tienen un período menstrual abundante.

Si bien es cierto que en el sector privado siempre es posible encontrar variedad de artículos de buena calidad, los precios son elevados y varían de acuerdo a la demanda, por lo cual en tiempos de mayor necesidad las cifras superan las posibilidades de gran parte de la población cubana. Entonces, tener la seguridad del acceso a los productos subsidiados resulta esencial.

Yo gestiono mi menstruación

Según la UNICEF (2020), la gestión menstrual representa «el uso de medios y materiales limpios de manejo menstrual por mujeres y adolescentes para absorber o recoger la sangre menstrual, que se pueden cambiar en privacidad cuantas veces sea necesario durante la menstruación, empleando agua y jabón para lavar el cuerpo si así lo requiere, y teniendo acceso a instalaciones para desechar los materiales usados de manejo menstrual. Las personas menstruantes comprenden los elementos básicos relacionados con el ciclo menstrual y cómo manejarlo de manera digna y sin miedo o molestias».

Debemos comprender que la gestión menstrual, más allá de las posibilidades de costear los productos de contención, implica el tener acceso a condiciones mínimas sanitarias, como es el agua potable, el acceso a información confiable y oportuna, que garanticen transitar este proceso en condiciones dignas.

Por otra parte, a lo largo de los años los productos de gestión menstrual se han basado fundamentalmente en dos: los tampones y las toallas higiénicas. Las personas menstruantes han estado arraigadas durante mucho tiempo al consumo de este tipo de productos higiénicos y sanitarios sin tener conocimiento sobre las consecuencias negativas que estos elementos representan, al estar destinados para un solo uso y ser fabricados con materiales y químicos, se convierten en agentes altamente contaminantes para el ambiente y, a largo plazo, también pueden afectar la salud de quien los utiliza.

Si se comprende la gestión como el ejercicio de asumir y ejecutar las responsabilidades relacionadas a un proceso, particularmente el proceso de menstruación, es fundamental que las personas menstruantes cuenten con la información necesaria y adecuada para dicho ejercicio, que no únicamente se entiende como un ejercicio de responsabilidades individuales, sino también de responsabilidades educativas y sociales del contexto del cuidado ambiental y de la salud.

Con el propósito de disminuir los efectos negativos del empleo de estos artículos,

se han implementado por décadas prácticas de gestión menstrual alternativas que cada vez cobran más auge, como son la ropa interior menstrual, las compresas de tela, la menstruación libre y la copa menstrual. Dichas prácticas pretenden crear una solución a las problemáticas ambiental, económica y de salud.

Pero ¿los productos que usamos en nuestro ciclo menstrual contaminan realmente al medio ambiente?

Hagamos un ejercicio para definir la existencia de la contaminación provocada por las prácticas de gestión menstrual hegemónicas:

En un día, una persona menstruante puede usar entre 5 y 6 tampones o compresas sanitarias; en el mes, entre 25 y 30; y por año entre 300 y 360. Esto indica que durante toda su vida fértil una mujer deberá utilizar entre 12.600 y 14.400 de estos artículos. Dicha implementación ejerce un impacto ambiental representativo en consecuencia, que estos productos tardarán en degradarse entre 600 y 800 años. Por otro lado, debe considerarse que el peso individual de cada producto de higiene menstrual oscila entre 5 y 10 gramos, evidenciando que por año una persona menstruante puede llegar a desechar entre 63 y 144 kilogramos de basura, aproximadamente.

Definitivamente, afectan al medio ambiente. El problema no se limita únicamente a la acumulación de desechos. Los residuos sanitarios son patógenos y al no poder eliminarse adecuadamente, al ser arrojados al océano o la playa, el cloro y dioxinas pueden infiltrarse y contaminar las aguas subterráneas, los arroyos y los lagos, lo cual acabará causando afectaciones a la salud de quienes hacen uso de ellos.

Productos de higiene menstrual reutilizables

El mercado de productos para la gestión menstrual se encuentra dominado fundamentalmente por artículos desechables, como son las compresas y los tampones. Desafortunadamente, estos productos tienen un terrible impacto sobre el medio ambiente, ya que no pueden reciclarse y tardan cientos de años en degradarse, y en varias ocasiones, se queman, lo que también da lugar a la emisión de gases nocivos como el dióxido de carbono.

No obstante, se han implementado alternativas de productos que absorban el período menstrual y sean más gentiles con la naturaleza y el cuerpo humano, como son las compresas de tela y la ropa interior menstrual.

Las compresas

Las compresas, son fabricadas con algodón, dos capas de toalla de microfibra absorbente, una capa impermeable, tela con fricción y broches o botones inoxidables, así mismo no contiene químicos ni fragancias que puedan afectar el pH vaginal. Se estima una vida útil de uno a cinco años, en dependencia de la marca, aunque la capa de algodón debe cambiarse en un período más corto.

El sitio web oficial de CYCLO, marca española especializada en menstruación sostenible fundada en el 2016, explica que la ropa interior menstrual está elaborada con una capa de tejido técnico en su interior que es el encargado de absorber el flujo. El nivel de absorción puede variar de acuerdo al modelo seleccionado, pero el funcionamiento se mantiene igual.

La copa menstrual

Es un recipiente que se introduce en el interior de la vagina que recoge el sangrado por un período estimado de tres a doce horas, dependiendo del flujo. Puede ser fabricado con silicona médica hipoalergénica, látex o plástico quirúrgico y se prolonga una vida de uso con buenos cuidados de higiene y esterilización de alrededor de diez años. Al ser fabricada con materiales hipoalergénicos, disminuye el riesgo de contraer infecciones si este es insertado y esterilizado.

El aumento en la visibilización de este método de gestión menstrual en los últimos años, en gran medida gracias a las redes sociales, la hace ver como un tema reciente. Sin embargo, los orígenes de la copa menstrual se remontan a finales del siglo XIX, cuando iniciaron los experimentos para la fabricación de objetos para recoger el sangrado durante el período menstrual.

Alrededor de los años 2000 varias empresas se lanzaron al mercado de las copas menstruales, en gran medida gracias al cambio de perspectiva frente al ciclo menstrual y la sexualidad femenina.

Definitivamente, la copa menstrual llama la atención por el hecho de respetar la naturalidad del ciclo menstrual y del cuerpo menstruante. De igual forma, permite conocer más de cerca los fluidos corporales de manera consciente durante los distintos momentos del período.

La menstruación libre

La menstruación libre, también conocida como sangrado libre, consiste en no utilizar ningún medio que contenga la sangre y crear una conciencia de las señales del cuerpo. En el estudio titulado «El ciclo menstrual en el siglo XXI. Entre el mercado, la ecología y el poder femenino. Sexualidad, salud y sociedad» (2016) se expone: «lo que se aprende con el sangrado libre es a escuchar el bajo vientre y a mover voluntariamente la musculatura para expulsar la menstruación del útero (…) tonifica la musculatura genital y nos hace aprender a moverla a conciencia, lo cual tiene muchos beneficios a nivel de salud: disminución del dolor menstrual, aumento del placer sexual y los orgasmos, y mejora el parto.

Vale aclarar que esta práctica no consiste en reprimir la menstruación, sino en percibir el momento en que es necesario evacuarla, de la misma manera que se siente la necesidad de orinar o defecar.

Contrariamente a lo que se imagina la mayoría, cuando se tiene la regla no se sangra de forma continuada. El útero está cerrado y solo se abre de vez en cuando para evacuar la menstruación. Es como una señal que llega al cerebro, pero también se nota en el vientre bajo con sensaciones de hinchazón, peso, tensión y necesidad de vaciar el útero.

***

La educación sexual sobre la menstruación y su gestión en Cuba proviene, mayormente, de aprendizajes heredados del núcleo familiar, los cuales vienen con rezagos resultantes de malas prácticas y desconocimiento.

Solo una parte de la sociedad cubana conoce sobre estas opciones que te hemos presentado y tiene la oportunidad de probarlas, en lo cual también influyen factores como el nivel académico, zona de residencia, ingresos económicos, entre otros. Así mismo, la introducción del diálogo sobre los ya mencionados métodos de gestión alternativos, vienen de la acción de pequeños grupos, como los proyectos Tercer Paraíso, La Mina y Uve Copas. Si bien han empezado a proyectar sus actividades (talleres, conferencias, eventos) a otras regiones del país, tanto urbanas como rurales, su mayor concentración sigue siendo en algunas zonas de la capital.

Las copas menstruales, ropa interior absorbente y compresas de tela, no se comercializan en el mercado estatal del país y en el sector privado solo es posible adquirirlos a precios muy elevados. En este sentido, también resulta gran responsable el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto sobre Cuba y la crisis económica interna.

Entonces, si no proviene de donaciones por parte de alguno de los proyectos mencionados anteriormente, considerar la gestión menstrual alternativa, o simplemente explorar distintos métodos hasta encontrar el más cómodo, no es una oportunidad que tienen todas las personas menstruantes en Cuba.

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