A través de entrevistas a mujeres de fe, el audiovisual muestra 10 de las muchas expresiones religiosas que se practican en Cuba
Sara Más - Red Semlac / Foto: Cortesía de Palomas.- “Generalmente, las personas nos acercamos a Dios cuando estamos en un problema puntual”, asegura la espiritista Magaly Quesada, una cubana a quien un diagnóstico de cáncer de tiroides y una operación difícil la hicieron abrazar la fe.
En cambio, a la católica Raquel Núñez y la presbiteriana Dora Esther Arce Valentín ese llamado les llegó por otro camino, el de la tradición familiar; mientras la joven educadora María Valle, muy crítica al principio en su papel de investigadora, terminó rendida ante la religión ortodoxa griega y el templo bizantino.
Otra historia es la que cuenta la profesora y Doctora en Ciencias de las Artes Lázara Menéndez, mujer santera. “Yo vengo a creer ya vieja y no porque algo me iluminó, sino porque los propios religiosos me fueron demostrando y fui viendo cosas que no podían pasar por mi racionalidad”, asegura.
Esas vivencias y más las cuentan ante cámara, en el documental Mujeres de fe…señales de lealtad, la última entrega del proyecto Palomas, Casa Productora Audiovisual para el Activismo Social, que será estrenada en la capital cubana el próximo 31 de agosto.
Mujeres de fe…señales de lealtad, última entrega del proyecto Palomas, se estrenará en La Habana el próximo 31 de agosto. Foto: SEMlac Cuba
Los relatos de Magaly, Raquel, Dora, María y Lázara se entrelazan en el audiovisual con los de la budista Vivian Contreras, la hija de Acacia Dileydis López, la musulmana Carmen María Valdés, la judía Yamilet Rojas y la ortodoxa rusa Liubov Fenina. Todo un abanico de variantes religiosas que es mucho más amplio en la nación caribeña.
Son 10 mujeres de diferentes expresiones religiosas que, desde los ámbitos privado y público, contribuyen a la arquitectura social cubana, dijo Lizette Vila, directora de Palomas, quien realizó el documental junto a Sergio Cabrera e Ingrid León.
Durante la presentación a la prensa el jueves 20 de junio, Vila agregó que se trata de expresiones religiosas casi todas lideradas por hombres, aun cuando las conforman en mayoría mujeres que oran por sus familias, comunidades, trabajos y por toda la nación.
“La iglesia cubana es sostenida por las mujeres”, se le escucha decir desde el celuloide a Raquel. “Las mujeres de fe son capaces de hacer crecer la humanidad”, añade Liubov. “Las mujeres siempre tenemos que caminar por senderos doblemente complejos y en la Iglesia no es diferente”, sostiene Dora.
Son su acercamiento a la fe, crecimiento personal, amor por Cuba, sus visiones como mujeres creyentes y sus deseos para la nación cubana lo que las une en empeños comunes, en medio de su diversidad.
Miradas múltiples
“Mujeres de fe…señales de lealtad es un documental que se adapta a las concepciones de la nueva estética audiovisual”, comentó la periodista y profesora Ana Teresa Badía durante la presentación a la prensa.
“Impecable, imagen técnicamente insuperable, edición perfecta, la música justa; pero además, la música como protagonista de ese discurso audiovisual novedoso”, detalló la comunicadora, quien elogió igualmente el guion y la dirección, así como “el uso de La Habana real, las imágenes de un contexto que, de no mostrarse aquí, le haría perder valor al producto, las historias de nuestras calles, las plazas su gente”.
En el documental, las historias de vida se mezclan con imágenes de La Habana, sus casas, calles, plazas y gente, en permanente interlocución. Cortesía de Palomas
Entre los valores de la pieza audiovisual destacó la humildad con que las protagonistas cuentan sus historias de vida, sin imponer lo que piensan; el valor de las iglesias en la espiritualidad del país y la confirmación del respeto a la diversidad religiosa e ideológica. “Ellas han tenido que derribar los prejuicios de género y muchísimos más, pero no han desistido”, apuntó.
Para la socióloga e investigadora Geydis Fundora Nevot, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), el documental invita a la empatía, a repensar los sujetos de cambio y a desdibujar las imágenes prejuiciosas que se tiene de las personas en determinadas religiones.
Un panel de especialistas valoró los aportes del documental. De izquierda a derecha: la periodista Ana Teresa Badía, la socióloga Geydis Fundora y el jurista Yuri Pérez acompañan a Lizette Vila. Foto: SEMlac Cuba
También es un llamado a no subestimar la espiritualidad en el proyecto social de la nación y a valorizar el trabajo comunitario, sostuvo.
Igualmente, comentó que la obra en sí es un ejercicio de despatriarcalización, pues rescata la dimensión extraordinaria del espacio cotidiano; sus protagonistas desbordan el encasillamiento de las mujeres para el trabajo doméstico y de cuidado, mientras valoran el trabajo de reproducción de la vida como el sostén de la nación y ejercen un liderazgo desde patrones y cambios positivos.
“Hay que descolonizar las comunidades, en el sentido de que están acostumbradas al ministerio de los hombres y a una tradición de los esquemas de la familia pastoral”, sostiene la pastora Dora Esther Arce, en la cual se suele ver mejor a la figura de la esposa del pastor y no tanto al esposo de la pastora.
Aunque se trata de historias y puntos de vista diferentes desde la fe religiosa, en todas las voces se encuentra un hilo conductor y un lenguaje común, consideró por su parte el jurista Yuri Pérez, quien identificó como valor la intención de la obra en enaltecer los derechos humanos: “dignificar a los seres humanos en su espacio de pensamiento y de fe, lo que constantemente nos convoca a la acción”, señaló.
“Nos invitan, desde la diversidad, a una teología de la armonía, para lo cual es fundamental la acogida, la escucha y el acompañamiento”, asegura Sergio Cabrera, coordinador general de Palomas y uno de los realizadores del documental. Foto: SEMlac Cuba
Desde el equipo de Palomas, Sergio Cabrera expresó que las entrevistadas en el documental “nos invitan, desde la diversidad, a una teología de la armonía, para lo cual es fundamental la acogida, la escucha y el acompañamiento”.
“Ellas nos aportan, no solo a las teólogas o a los teólogos, sino a cubanas y cubanos, un nuevo lugar teológico que es la casa Cuba, que necesita urgente y necesariamente esa reconciliación, que será en definitiva lo que nos salvará de no vivir en la desidia y de construir o seguir construyendo un proyecto social en el que todas y todos tengamos los mismos derechos”, sostuvo.
La producción y realización de este documental de Palomas contó con el apoyo del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, la Embajada del Reino de los Países Bajos y el Fondo de Población de las Naciones Unidas.