El elenco de la serie Gatos, máscaras y sombras incluye a consagrados y noveles intérpretes de las artes escénicas cubanas.

Gatos, máscaras y sombras presenta historias sobre abuso sexual, rechazo a la mujer transgénero, entre otros hechos de violencias basadas en género.

Redacción IPS Cuba 27 enero, 2025

La Habana, 27 ene.- Visibilizar, desmitificar conceptos preestablecidos y provocar la reflexión en torno a las violencias basadas en género es la finalidad de Gatos, máscaras y sombras, la más reciente serie escrita y dirigida por la directora Elena Palacios, que transmite el canal Cubavisión, de la estatal televisión cubana.

“Este es un tema necesario que merece permanencia en la pantalla, a través de diferentes formas, programas, historias y amplitud de ángulos, porque las violencias son tan complejas como diversas”, valora la reconocida creadora audiovisual.

Para ella, “volver a poner este problema en el centro del ojo del espectador, mover reflexiones, ideas y preocupaciones, mostrarlas, ayudar a reconocerlas es un compromiso y una responsabilidad” que, en  su experiencia, va más allá de sus intereses como directora y guionista.

Con esta serie se propone romper los esquemas de conceptos como las buenas víctimas, la víctima de bajo nivel cultural, las violencias vinculadas con el noviazgo, la violencia simbólica, los secretos transgeneracionales.

“Existen muchos aspectos interesantes por abordar, por tanto, si logro a través de la ficción mover pensamientos, debates, hacer que se cuestionen estos fenómenos y acciones, aun cuando la gente no comparta mi percepción creativa, entonces, valió el esfuerzo de la creación”, apunta.

La serie por dentro

Esta propuesta de Palacios se adentra en las diferencias culturales, los derechos de personas adultas mayores, el abuso sexual, el celo profesional en la pareja, el rechazo intrafamiliar a una mujer transgénero, el miedo a denunciar los comportamientos violentos.

Al respecto, la creadora explica que la serie incluye seis historias diferentes, pero entrelazadas en 12 capítulos. El personaje central es una mujer que es una especie de argamasa de otras, por ser la psiquiatra que labora en una consejería donde imparte talleres de autocuidado.

Según Palacios, especialistas y profesionales que trabajan con las violencias “muchas veces son muy afectados tanto física como emocionalmente”.

A partir de esa realidad, poco abordada por los medios, se conforma una dramaturgia compleja basada en la interrelación generacional de intérpretes como Daysi Quintana (la siquiatra), la joven Rosalí Suen (su hija).

También actúan Luis Alberto García, Ary Fonseca, Sailin Carbonell, Yudexy De La Torre, Giselle Sobrino, Jorge Luis de Cabo, Laura Moras, Roque Moreno, quien además asume la dirección de actores, entre otros.

Más allá de lo reconocible

Destaca Palacios que las violencias basadas en género, “tal y como se deben llamar correctamente, gravitan en criterios relacionados que afectan tanto a mujeres como a hombres, y justo por los balances de poder siempre se inclinan hacia ellos, en término de dominación”.

Asimismo resalta: “por mucho que se quiera desconocer, ocultar o decir que los tiempos han cambiado, las mujeres y las niñas siempre resultan más afectadas desde todas las aristas posibles. Eso lo expreso desde mi perspectiva como mujer-realizadora, pues he tenido que enfrentar diferentes conflictos en el orden personal y profesional”.

Respecto a su interés creativo señala: “prefiero comenzar poniendo la mirada en la violencia hacia las mujeres y las niñas, y luego hacia grupos considerados de mayor riesgo”.

No obstante, aclara que le interesan mucho las masculinidades “porque me siento comprometida con el tema”.

Desafíos ante la realidad

La experiencia de Palacios en la conformación de la revista especializada Miradas sin excusas (2021), que acompañara la serie televisiva de Rolando Chiong, Rompiendo el silencio, también enfocada al tema de la violencia de género, resulta un referente inexorable para Gatos, máscaras y  sombras.

De igual modo, la directora considera esencial para su nueva obra la cercanía de trabajo con la psiquiatra Ivón Ernand, con amplia experiencia en instituciones como el Centro Nacional de Educación Sexual, la Federación de Mujeres Cubanas y la consultoría del Centro Oscar Arnulfo  Romero.

“Sus saberes fueron elementos indispensables en el momento de formular la ficción de Gatos, máscaras y  sombras, a partir de los términos y enfoques precisos”, reconoce Palacios.

Entre los desafíos de la propuesta advierte: “no queremos dejar un tono aleccionador a la audiencia; la pretensión está en llegar a la gente, “sacudirla” sin ser obvios o didácticos, tratar de lograr la belleza, a pesar de lo fuerte y desgarrador que pueda resultar el tema (de las violencias basadas en género”.

Con perspectiva futura

Gatos, máscaras y sombras se suma a otras producciones transmitidas por la televisión cubana como la telenovela Bajo el mismo sol y las series Calendario, De amores y esperanzas y Rompiendo el silencio.

Con sus particularidades, devienen obras bien apreciadas en general por la crítica y las audiencias, por su capacidad de conectar con el televidente, al abordar de manera más o menos explícita la violencia basada en género.

Las plataformas digitales Alas Tensas y Yo sí Te Creo contabilizan 55 feminicidios o muertes de mujeres víctimas de la violencia machista en Cuba al cierre de 2024. Señalan investigaciones que la violencia psicológica es la más experimentada por el sexo femenino en estos momentos. (2025)