A menudo, las denuncias se demoran y las respuestas no son efectivas, lo que desanima a las víctimas a buscar ayuda, alerta la jurista entrevistada por SEMLac

Dixie Edith - Red Semlac / Foto: Tomada de Radio Universidad de Chile.- Denunciar es el primer paso para que las víctimas de cualquier forma de maltrato, y de la violencia machista en particular, puedan acceder a protección legal y seguridad.


En opinión de la jurista Arlín Pérez Duharte, la violencia de género constituye un problema de complejo análisis que parte, en muchos casos, justo del acto de denunciar, pues “el silencio es un aliado de quien maltrata”.

Al denunciar, además, las víctimas también contribuyen a concienciar a la sociedad sobre la gravedad del problema y su impacto, considera la doctora en Ciencias Jurídicas y profesora de la Universidad de La Habana.

Sin embargo, esta experta penalista asevera que la denuncia no solo es responsabilidad de la víctima, sino también de la sociedad en general y hay un camino por andar en ese sentido.

A juicio de Pérez Duharte denunciar la violencia machista no solo es responsabilidad de la víctima, sino también de la sociedad en general. Foto: Cortesía de la entrevistada

¿Cómo se puede denunciar la violencia de género en Cuba?

Las víctimas de violencia de género en Cuba pueden denunciar estos actos en las estaciones de policía y fiscalías, según lo establecido en el Código Penal. Además, la Ley del Proceso Penal ofrece a las víctimas la posibilidad de contar con la intervención de un abogado que represente sus intereses y las acompañe en el proceso legal, desde el inicio hasta la conclusión del juicio, e incluso una vez concluido el proceso, si quiere impugnar el resultado.

Este acompañamiento es crucial para asegurar que la víctima comprenda sus derechos y tenga el apoyo necesario durante un proceso que puede ser revictimizante.

¿Qué otras alternativas brindan las leyes vigentes?

Una primera y muy importante es contar con representación legal. O sea, las víctimas pueden contar con un abogado que las guíe y represente. Segundo, las sanciones accesorias, como las órdenes de alejamiento, pueden extenderse incluso después de que el agresor cumpla su pena de privación de libertad, protegiendo a la víctima a largo plazo.

Estas órdenes de alejamiento pueden también abarcar a familiares de la víctima. Además, existen sanciones relacionadas con cuestiones familiares, como la responsabilidad parental y la tutela, para proteger a los integrantes más vulnerables de la familia.

¿Hay trabas para que todo esto se cumpla? ¿Cuáles son las más importantes y por qué?

Sí, existen varias trabas importantes. Una de ellas es la falta de celeridad y eficiencia en la respuesta de las autoridades. A menudo, las denuncias se demoran y las respuestas no son efectivas, lo que desanima a las víctimas a buscar ayuda. Esta demora puede deberse a la falta de especialización de los funcionarios encargados de atender estos casos.

Otra traba importante es la falta de credibilidad hacia las víctimas y la tendencia a minimizar las consecuencias de la violencia machista, perpetuando mitos y estereotipos sobre la familia y las relaciones de pareja, como la idea de que «entre parejas nadie se debe meter».

Además, cuando se decreta una orden de alejamiento y la víctima vive en la misma casa que el agresor, la aplicación de la ley puede resultar problemática y generar dudas sobre cómo proteger efectivamente a la víctima.

También se ha observado una tendencia a etiquetar cualquier acto en el que esté afectada una mujer como violencia de género, lo cual diluye la gravedad de los casos reales de violencia de género y dificulta la identificación y atención adecuada de las verdaderas víctimas.

¿Cómo eliminarlas?

Para eliminar estas trabas, es fundamental mejorar la formación y sensibilización de las personas encargadas de atender estos casos, garantizando una respuesta rápida, eficiente y especializada.

Esto implica capacitar a los funcionarios en perspectiva de género y en la comprensión de la complejidad de la violencia machista. También es necesario combatir los mitos y estereotipos que minimizan la violencia machista, promoviendo una cultura de respeto e igualdad.

Por otra parte, se debe asegurar que las víctimas tengan acceso a representación legal y apoyo psicosocial durante todo el proceso. Además, es crucial abordar la situación de las víctimas que comparten vivienda con el agresor, buscando alternativas de alojamiento seguro y garantizando el cumplimiento efectivo de las órdenes de alejamiento.

Finalmente, es importante tener una visión clara de lo que constituye la violencia de género, enfocándose en que se trata de una violación de derechos basada en un desequilibrio de poder, y evitar etiquetar incorrectamente ciertos actos para no diluir la gravedad de la violencia de género real.

En cualquier caso, mi mensaje para las víctimas es que no están solas. Existen leyes y recursos disponibles para protegerlas y apoyarlas. Es fundamental que denuncien estos actos y busquen ayuda.

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