Encuentro de Mujeres Meliponicultoras de Cuba en Cienfuegos
Onelia Chaveco - Revista Mujeres.- Es imposible escuchar las historias de las abejas meliponas y no caer rendida ante un mundo fascinante, sobre todo si es contado por las propias mujeres que a lo largo de Cuba se dedican a esta noble labor, y embellecen con su ternura aún más, la magia de ese diminuto mundo de las colmenas.
No se sabe cuántas de ellas - desde Maisí a San Antonio- se dedican a la cría y desarrollo de la llamada abeja de la tierra, no obstante, ya una gran avanzada de 31 mujeres de varias provincias, integran el grupo de whatsapp denominado Mujeres Meliponicultoras de Cuba.
Matanzas es de esos territorios premiados, porque cuenta con un potencial de buenos emprendimientos en una actividad que se ha mantenido mayormente como algo para entretener, para curar padecimientos y las menos como una labor económica.
En Jagüey Grande, Mayda Martínez, profesora de Biología, junto a su esposo Ernesto León, levantó un emporio con unas 140 colmenas de la abeja melipona (Melipona Beecheii).

Colmena de abeja melipona
De 2017 a 2019, vinculados con un grupo de criadores de ese municipio, desarrollaron festivales de base, durante los cuales intercambiaron experiencias con el profesor Walberto Lóriga Peña, autor del Manual de Meliponicultora en Cuba, y conocieron de la tecnología creada por el Instituto Nacional de Pesquisas Amazónicas (INPA), un sistema de cajas para nidos, sobrenidos, y mieleras, ideal para el cuidado de esta especie.
Mayda explicó que: "Están enfrascados en la producción de miel, polen y preparados que combinan con otros productos naturales como la cúrcuma y el jengibre para mejorar la calidad de vida, y sobre todo, con una labor educativa y de entretenimiento entre los pobladores de la comunidad".
Del territorio yumurino también es Marianela Alfonso Aguirre, que en el municipio Unión de Reyes, vivió la odisea de salvar una colmena transportada en una caja de cartón; o la Doctora en Ciencias Leydi Fonte, investigadora especializada en meliponicultura por la estación experimental de Indio Hatuey, quien tuvo como tema de su tesis doctoral Base alimentaria y estado de salud en colmenas de dos meliponarios de Matanzas y Mayabeque.
Fonte tiene una sola colmena, a la cual dedica su poco tiempo libre. A finales del pasado año ella mereció el Premio Internacional Ruta Meli como científica, mientras que Mayda lo obtuvo como productora.
Déborah Souza Alonso, matancera también, cuenta que: Incorporamos a nuestras vidas la Meliponicultura como forma de cumplir un deseo de conocer a las abejas, de poder tener otro tema afín en la pareja que conformamos hace 23 años mi esposo y yo, y para cuidar el medioambiente, pues tenemos plantas en nuestro patio y con el trabajo de polinización de estos insectos aumentan las producciones.
En Pinar del Río vive Elena Cordero Machado, quien confiesa que en principio no sabía qué hacer con las colmenas de sus hijas, pero en las redes encontró un grupo vinculado con estos pequeños insectos.
Allí aprendió a usar las cajas INPA, y junto a su cónyuge, las construyeron para crecer en la actividad al punto de que hoy cuenta con 15.
Mi compañero en la vida y yo tenemos 69 años, somos profesores de Química de la Universidad, dirigimos proyectos de investigación I+D+I nacionales, alcanzamos premio de innovación del Citma, y además atendemos a las abejas.
En el grupo de Mujeres Meliponicultoras de Cuba hay algunas integrantes que no poseen colmenas, pero se vinculan a las abejas de la tierra por otras razones, como Odalis Haber Dager, del municipio Cumanayagua, donde forma parte de la Red de Educadores, la cual prepara a los escolares y su familia para la cría de meliponas con la tecnología INPA.
También Beatriz Pérez Rodríguez, de Santa Isabel de las Lajas, quien en su tesis de ingeniera agrónoma abordó el tema Caracterización de parámetros físico químico y organoléctico de las mieles de colmenas de Melipona Beecheii.
Mientras, Yanelis Vasallo Dávila, de San José de las Lajas, en Mayabeque, llegó a la cría de abejas meliponas en tanto acompañaba a su abuelo en esos quehaceres, y cuando él falleció, asumió el cuidado del meliponario, donde aprendió a hacer los trasiegos de colmena a colmena. Sus abejas tienen un valor sentimental y trata de mantener el local en memoria " del viejo", además para proteger el medio ambiente.
Eve Galano Real es estudiante de tercer año de Medicina, y considera esta actividad muy interesante, por lo laboriosas que son las meliponas y todos los beneficios medicinales de su miel y el polen.
En cuanto a los beneficios para la salud, nos permiten sustituir el azúcar por la miel y mejorar la calidad de vida, porque los productos de la colmena inciden en enfermedades como la anemia, cataratas, úlceras y las enfermedades respiratorias entre otras, explicó.

Productos derivados de la colmena de abejas meliponas
Cienfuegos siempre fue considerada una provincia fuerte en la actividad, con gran potencial de productores en Horquitas, del municipio Abreus.
Ahora varias oriundas de la Perla del Sur desarrollan esa producción de abejas de la tierra en plena ciudad: Nereida Estepa, junto a su esposo Eriberto, cuenta con 50 colmenas en su casa, en un punto muy próximo al parque José Martí, en tanto que Sady Triana Martín posee 22 e Imilla Fajardo Serpa, 12.
Hay que leer o escuchar en la red virtual las opiniones de ese grupo femenino, en el cual las más experimentadas como Mayda, Déborah y Nereida, disertan sobre medidas de las cajas INPA, cómo hacer las divisiones de las colmenas, o acerca de plantas melíferas, y otros detalles.
A ello se une el entusiasmo de mujeres empoderadas, al estilo de Sady e Imilla, quienes planificaron y organizaron el Primer Encuentro entre las Mujeres Meliponicultoras de Cuba, y atrajeron a expertos que aportaron sus sapiencias en esa reunión.

Souleen Dell'Amico Ciruta, durante labores en el meliponario desde su casa en La Habana
Déborah Souza Alonso se vincula a las abejas para conocerlas, y ayudar a polinizar plantas
Incluso de quienes, pese a la distancia, suman entusiasmo como Arai Cruz, desde la Isla de la Juventud; Natalia Fajardo Chaves, la colombiana; o Souleen Dell'Amico Ciruta, que disfruta de las abejas reinas, princesas, polen y mieles desde su casa, en Plaza de la Revolución, en La Habana.
En este grupo hay mujeres con diferentes calificaciones profesionales; ingeniera agrónoma o en mecanización, licenciada en farmacia, profesora de Biología, fotógrafa, estomatóloga, periodista, cuentapropistas, ama de casa, educadora, estudiante de Medicina, maestra, entre tantas profesiones u oficios, que no impiden dedicar una parte del apretado tiempo a los pequeños seres que integran la colmena de meliponas.

Odalys Haber Dager, del municipio Cumanayagua, en Cienfuegos, donde forma parte de la Red de Educadores y apoya sobre los temas de meliponicultura.
Yanelis Vasallo Dávila, de San José de las Lajas en Mayabeque, heredó las colmenas de su abuelo.
Los saberes tecno-productivos de estas cubanas meliponicultoras llaman a repensar el enfoque, casi invisible, que se da en Cuba a la cría de la abeja de la tierra, sin embargo, de esos procederes se obtiene una de las mieles de mejor calidad y propiedades curativas del país, y es un renglón capaz de proporcionar grandes dividendos a la economía nacional.
Además, resulta una actividad con un manejo bien simple, tanto que se puede combinar, con otras tareas laborales, y así convertirse en fuente de ingreso alternativa para cualquier persona, incluso aquellas mujeres que están dedicadas al cuidado de personas enfermas o de menores.