Dixie Edith - Bohemia.- Hace 50 años las mujeres de esta Isla se unieron para conquistar espacios hasta entonces vedados y defender un proyecto social inédito en el continente
Inocencia Cardet Olivares tenía apenas 18 años en la Navidad de 1958, cuando su vida cambió radicalmente en apenas unos días. Santiaguera de cuna y vecina de la populosa calle San Francisco, bordaba su ajuar de novia humilde mientras la ciudad hervía con la noticia, divulgada cual secreto a voces, de que los rebeldes de Fidel Castro estaban prácticamente a sus puertas. La tiranía batistiana daba sus últimos estertores y Santiago lo sabía. La ciudad irredenta había sufrido la saña; ahora esperaba con alegría mal contenida el triunfo.
La muchacha, en tanto, se debatía en un mar de contradicciones. Loca por salir a la calle en busca de acción y novedades, no veía la forma de escaparse del padre… y del novio. La disciplina de “niña de su casa”, bien aprendida desde tiempos inmemoriales, le impedía provocar enfrentamientos con sus mayores. Pero años atrás, cuando apenas era una chiquilla, se había apasionado con una rara leyenda que circulaba por el barrio y no podía desprenderse de sus efectos.