Patricia Grogg - IPS.- Mercedes Toyo volvió a sonreír solo después de muchos años de llanto y violencia, aunque aún la persiguen los malos recuerdos. "Ahora me está enamorando un hombre de 50 años, que me dice que soy muy arisca, que no me dejo llevar", contó en la sala de su casa.
Su historia no es diferente a la de otras mujeres golpeadas por sus parejas. La Constitución cubana y numerosas leyes aseguran la igualdad de la mujer y protegen a la familia, pero el maltrato que transcurre en la intimidad del hogar no siempre traspasa miedos y prejuicios, ni se denuncia, ni figura en las estadísticas.