Nota: Lo típicos atrasados medios anticubanos de siempre, están difundiendo una Carta abierta a Barack Obama escrita por un repugnante grupo de llamados disidentes quienes parecen apoyar las sanciones contra Cuba y el aislamiento diplomatico de su propia Patria.

Estas personas, al referirse a las declaraciones de Raúl acerca de una propuesta para entablar unas conversaciones en igualdad de condiciones entre los gobiernos de Cuba y de Estados Unidos, han aconsejado al presidente norteamericano la adopción de medidas internas represivas para que los dos países estén al mismo nivel.


 

Carta para Raúl Castro

12 de febrero de 2013

General del Ejército Raúl Castro Ruz, Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de la República de Cuba

Compañero Presidente,

Las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos son siempre un tema mediático muy presente. Cada día, desde la caída del campo socialista, se puede asistir a una interminable sucesión de listas de cuales serían los cambios que su gobierno debería efectuar para poder esperar una real reconciliación con el poderoso y vengativo vecino de arriba, siempre siguiendo -claramente- la más fascista e imperial lógica de que es el gobierno norteamericano el único que puede dictar los críterios universales para poder evaluar quien merece y quien no su propio derecho a la autodeterminación.

Siguiendo esta lógica, a cada declaración de apertura por parte de su gobierno para entablar una discusión en igualdad de condiciones, es decir, con respeto y mutua aceptación, la Casa Blanca responde con reclamaciones inaceptables para cualquier país soberano, que tienen el único objetivo de hacer fracasar cualquier acercamiento real y echarle la culpa a su intransigencia.

A pesar de la evidencia de todo eso, algo reconocido también por politólogos y analistas internacionales norteamericanos, el llamado mundo occidental pretende cambios en Cuba, aperturas y acercamientos a los estándares impuestos por los poderosos. Eso, finalmente, permitiría que Cuba participara en el concierto de las naciones y el consecuente fin del aislamiento político, económico, comercial y financiero.

Para que ese añorado día pueda finalmente llegar, usted debería tomar algunas  medidas específicas que permitan realizar efectivamente estas paridades de condiciones y abandonar definitivamente la rigidez ideológica de la Revolución. No es difícil.

En ámbito interno. Implante un sistema pluripartidario cuyos miembros se sometan a una pública y legal venta de votos hacia los mayores grupos de intereses privados, quienes finalmente serían los verdaderos titiriteros del país; permita la existencia de una prensa privada controlada por un estrecho grupo de poder y expresión de sus intereses económicos y políticos; abandone ese anacrónico sistema de salud pública y construya un sistema de onerosos seguros médicos que excluyan a la mayoría de la población de la Isla; el sector privado tiene que superar el público; permita finalmente la venda de armas a todos los que las desean y tolere las numerosas matanzas que se produzcan, de vez en cuando, a lo largo de la Isla; permita la conversión de La Habana en una típica ciudad global con una marcada segregación espacial (sobre el ejemplo de Miami o Los Angeles); y por último acepte la presencia de Estados Unidos en el territorio de Guantánamo y colabore a la tortura de los prisioneros en la cárcel

En ámbito internacional, sólo hacen falta unas pocas medidas para que las relaciones entre los dos países puedan normalizarse. Contribuya al aislamiento de los gobiernos progresistas de América Latina, ya basta de Chávez, Morales, Cristina, Correa, Dilma y todos esos amigos incómodos; respalde públicamente los recientes golpes de estado en Honduras y Paraguay; otorgue su apoyo incondicional al genocida gobierno de Israel; privilegie alianzas estratégicas con gobiernos monárquicos y corruptos de Oriente Medio para poder aislar a las únicas repúblicas de la región; rescinda la Convención sobre los Derechos del Niño de 1989 y abandone los Objetivos de Milenio; y por último envíe tropas cubanas para respaldar las acciones militares de corte neocolonial que de vez en cuando se producen por el mundo.

Pero, sobre todo, si realmente quiere elevar la posición internacional de Cuba, pase lo que pase, dos veces al mes haga declaraciones públicas contra los gobiernos (mejor si los llama regímenes) de Irán, Corea de Norte y Siria; rece por los desafortunados de África que no se sabe por qué razón (o maldición) viven en la miseria más extrema. Y ya está.

Con esas simples medidas, su país se abrirá al mundo y el mundo les dará la bienvenida. No se puede evitar el camino hacia la "civilización" y la "modernidad". Por favor, compañero Presidente, lleve a Cuba en el "siglo XXI".

Saludos respetuosos, revolucionarios y llenos de profunda admiración.

Vincenzo Basile y todos los que quieran sumarse.

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