Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación.- Al esquema ideológico imperante en Washington no le interesan nuevos modelos políticos, porque el proceso evolutivo que abrió el camino del más flexible de los Estados concebidos por el ser humano, con el nacimiento en 1787 de una nueva nación, ha sido interrumpido por el excesivo y malentendido uso de las llamadas  “libertades individuales”, lo cual ha permitido a unos cuantos pícaros forzar la involución de la sociedad.


Los sectores financieros, los capitales de servicio y la conversión de la atención médica, la elaboración de las medicinas, las viviendas y la propia educación en elementos del mercado, han favorecido que personajes sin más banderas que el usufructo personal y sin más herramientas que su picardía, se adueñen de la economía.

Este fenómeno no es patrimonio único de Estados Unidos o del resto de los países. Los procesos evolutivos pueden interferirse de variadas maneras.

También en Cuba, donde se viene desarrollando un debate sobre cómo instrumentar un Estado que impida a los intereses individuales interponerse a los sociales y que permita al mismo tiempo desarrollarse un estilo de vida donde la igualdad de oportunidades no obstruya la atención de las personas desvalidas y de los sectores étnicos rezagados, aparecen personas que, con intención o sin ella, favorecen la involución e interfieren con las labores políticas que procuran impulsar la nación hacia el progreso. La diferencia entre esta interferencia y la ocurrida en el mundo capitalista, es que la primera, o sea la que presenciamos dentro de algunos grupos en Cuba, se ejerce desde fuera del Poder, por parte de personas ajenas a los intereses más generales de la sociedad y la última o sea en los Estados capitalistas, se realiza por individuos que en el transcurso del tiempo se han adueñado de ese Poder.

En Cuba este fenómeno crece como la espuma y aunque sus actividades no contribuyen al desarrollo de una sociedad más abierta, sin embargo, los participantes son objeto de grandes coberturas internacionales, distorsionadas por esquemas ideológicos y por intereses de Estado.

Durante décadas, personas de buenas intenciones, especialmente los lectores que se conforman con la primera plana de los periódicos, pensaron que dichos sujetos eran abusados por el gobierno cuando en realidad, la misma propaganda ocasionó que muchos de ellos se envalentonaran hasta el punto de traspasar la línea de lo permisible en cualquier nación e incurrieron en el grave delito de negociar con Estados Unidos de Norteamérica, cuyo Departamento del Tesoro declara que Cuba es un país enemigo.

Naturalmente, dado que negociar con el enemigo es penado severamente en todas las naciones, sobre todo en Estados Unidos de Norteamérica, algunas de esas personas fueron juzgadas y condenadas a penas que oscilaron entre la severidad y lo benigno.

Durante mucho tiempo, dicha prensa recrudeció el uso de las consignas que condenaban con pasión la “Dictadura de los Castro”, y mantuvieron vigentes ese estilo desde los comienzos del gobierno provisional surgido al momento del derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista, hasta hace a penas unos pocos años.

No obstante la existencia y proliferación de dichos lemas sobre la dictadura y las represiones, lo cual no era del todo incierto, el gobierno cubano, durante esos últimos años, continuó practicando una política de flexibilización que parece sostenible a la luz de un leve relajamiento de la agresividad militar estadounidense impuesta por Washington durante más de cuarenta años, pero que en las últimas dos décadas parece dispuesto a abandonar.

Poco a poco, los supuestamente abusados opositores, que en realidad no quieren alternancia de gobierno sino desmantelar el incipiente Estado que comienza a perfilarse,  aparecieron muy bien vestidos, rozagantes y sin magulladuras visibles excepto las contadas por algunos de ellos, en los programas de televisión de Miami y también los hemos visto en distintos puntos de la ciudad, ofreciendo conferencias como expertos cubanólogos y apasionados defensores de una libertad, cuya definición parece ser difícil de plasmar con claridad en el papel.

Dada esta nueva modalidad, ahora resulta más conveniente para la prensa oficialista enemiga del gobierno cubano, presentar a estas personas como opositoras políticas de un régimen represivo, aunque en Cuba ningún órgano de la seguridad los moleste o los llame a contar, por expresar sus criterios.

Por supuesto este nuevo estilo presenta inconvenientes para esa prensa, especialmente para sostener indefinidamente la propaganda de que en Cuba existe una represión feroz en contra de la libre expresión. Muchos, especialmente latinoamericanos acostumbrados a gobiernos duros y represivos, comienzan a preguntarse de qué represión y de qué dictadura hablan, si estas personas entran y salen de la isla a su antojo luego de hacer acerbas críticas del gobierno.

Será una enorme tarea para esa prensa desenredar el entuerto que han ido creando con la puesta en práctica de este nuevo estilo, sobre todo porque mientras más tiempo pase y más se produzcan situaciones semejantes, más personas preguntarán si realmente están cambiando las cosas en Cuba a favor de mayores flexibilizaciones sociales y aun políticas. Algunos además se preguntarán si realmente ese estado de cosas no conducirá a la formación de un país donde lo individual se realizará cada vez más a través de lo social y donde las libertades llegarán a ser más seguras y reales que aquellas que la gente conoce en el convulso mundo de hoy.

Desde este ángulo, la prensa de Miami ha entrado en una gran contradicción.

Por un lado, su labor le resulta conveniente al gobierno de La Habana, a quien la presencia de esta gente, compareciendo en público en Miami para desbarrar en contra del gobierno y luego regresar tranquilamente a la Isla, le lava la cara represora que hasta hoy han dibujado del Estado cubano y le otorga el beneficio de la duda al discurso oficial de cambio que se pronuncia desde hace un tiempo.

Por otro lado esa prensa se hace cómplice de una solución que no es la planteada por la Fundación Nacional Cubanoamericana, el Consejo por la Libertad de Cuba, el Directorio Democrático Cubano y mucho menos por grupos como Alfa 66, Plantados por la Libertad y la Democracia, Unidad Cubana, Brigada 2506 y grupos de algunos que fueron presos políticos por atentar contra la seguridad del Estado.

La prensa de Miami confundida con esta nueva modalidad, le hace el juego a una posición que desmiente y anula la vigencia del discurso batistiano (defensores de la dictadura de Batista) y deja sin piso al llamado exilio histórico, cuyas raíces también se extienden a los sobrevivientes de aquella dictadura que anuló las libertades civiles y conculcó el proceso de alternancia política vigente en 1952.

El tiempo dirá. Por lo pronto así lo veo y así lo digo.

Hay muchos que seguramente también lo ven de este modo y no quieren decirlo o no pueden o no se atreven.

*Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU., Subdirector de Radio Miami.

Enviado por el autor a: Martianos-Hermes-Cubainformación

Estos textos pueden ser reproducidos libremente siempre que sea con fines no comerciales y cite la fuente.

 

La Columna
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- La ciudad de Mérida, la ciudad blanca de Yucatán está de luto.El día 15 de abril a las 5:00 pm falleció un grande de la...
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- Varias generaciones de cubanos han tenido un complicado destino desde el golpe de estado del general Fulgencio Batista y Zaldívar en 1952....
Por Lorenzo Gonzalo*/Foto Virgilio Ponce -Martianos-Hermes-Cubainformación-Radio Miami.- El último domingo de cada mes, en la ciudad de Miami, se realiza una caravana de autos, pequeña, pero consistente, para protestar en contra ...
Lo último
La Columna
La Revista